En noviembre de 2009, la madre de Susana debió realizarse una operación de columna, una fijación lumbar. Hubo que ponerle una especia de funda de metal que sostiene a la columna en su lugar.
"Realmente, mi madre estuvo dos meses postrada con dolores terribles que le repercutieron en la pierna. No tenía tolerancia a los analgésicos. Hubo que internarla con un shock alérgico por uno de ellos. Cuando nos dicen que la operación debía ser realizada por un neurocirujano, porque se toca la columna, nos comentan que el trámite por Pami demoraba mucho, que nos convenía comprar la prótesis. En ese momento, ni lo dudamos. Veíamos personas que demoraban entre ocho y nueve meses para operarse. Igualmente, nos decían que no era por la prótesis sino por el turno de operación. Pero bueno, nosotros decidimos comprarla y luego pedir el reintegro a Pami", explicó Broda.
"En el día de la operación, la primera cosa rara es que me hacen firmar, junto a la autorización de cirugía, un 'contrato'. Decía que si queríamos una habitación sola, teníamos que comprometernos a pagar honorarios de médicos de piso ($1200) y anestesista ($200). Nunca pude lograr que alguien del Pami me contestara si es correcto o no eso. Por supuesto, fuimos a una habitación común. Además decía que yo me comprometía a pagar semanalmente los honorarios si la internación era prolongada y a pagar todos lo que no reconociera la mutual; cuando todos sabemos que Pami reconoce todo. Esto ocurrió en una clínica de Rafaela y me parece gravísimo", narró Susana.
"Nosotros aceptamos y la operan a mi mamá. La intervención fue un éxito. Cuando vamos a pagar la prótesis, nos habían dicho $10.900, le pido al médico troqueles, certificados de implantes y la factura. 'No, factura no. Este precio es en negro'. 'Nosotros no vamos a pagar algo en negro, no nos habían dicho', le contestamos. Certificados de implantes y troqueles tampoco. Pasaban los días, mi mamá se estaba por ir y la factura no llegaba, por lo que nosotros no pagábamos. Le dieron el alta y me dijeron: 'Cuando venga a control la semana que viene, le vamos a dar la factura'. Yo digo: si usted debe $10.900, no lo dejan salir sin firmar nada", explicó.
La madre de Susana, un mujer de 84 años, fue al primer control y no hubo factura, la cual apareció recién cuando concurrieron a la segunda revisión post-operación, pero con numerosas irregularidades. "La factura era trucha. En la numeración, los tres primeros números eran de una casa de cirugías de Santa Fe, derechitos y bien impresos. El resto, con un sello torcido y numeración descendiente. Antes de devolverla para que la anulen, fui a la Afip e hice certificar la copia. Luego llamé a la clínica para que me hagan una factura original, porque si no, no me hacían el reintegro. Luego, sí, me mandaron una factura original, totalmente distinta a la primera", comentó.
"Otro detalle: tanto la primera como la segunda factura tienen fecha posterior a la cirugía. ¿Cómo justifico que le pusieron la prótesis a mi mamá luego de que la operaron? Además, entre las dos facturas, hay dos números de diferencia. O sea, si en 17 días vendió dos cosas, debe estar fundida ahora", contó Broda.
El monto de la factura también fue un inconveniente. "La factura era de $17.600, pero habíamos pactado $10.900. Como nosotros somos gente de palabra, la pagamos. Luego fui a la Afip con las dos facturas, hice la denuncia. Posteriormente, pedí que hicieran un expediente y presenté el pedido de reintegro en Pami. Allí expliqué todo mi caso y me puse a esperar. Pasaron seis meses y en julio del año pasado, llamo al Departamento de Legales y me dijeron que el expediente estaba allí y me invitaron a ir a Santa Fe".
Susana Broda se entrevistó con un abogado y con la directora de Legales de Pami. "Ninguno de los dos habían leído nada del expediente. Por eso, me hicieron hacer un acta, donde volví a repetir todo lo sucedido. A los dos meses volví a llamar y me dijeron que el doctor les explicó que nosotros estuvimos de acuerdo en comprar la prótesis y que por eso él hizo las cosas así. Y me dijeron que Pami no se iba hacer cargo del reintegro. Yo solicité que me lo hicieran por escrito y con los fundamentos. Y en caso de que esto sea así, ¿para qué me hicieron perder un año yendo y viniendo, cuando en la primera página de mi pedido cuento que nosotros aceptamos comprar la prótesis motivados por el estado en el que estaba mi mamá?", reclamó.
Actualmente, el expediente "duerme", explicó Susana. "Le mandé una carta al director de Pami, Marcelo Viola, reclamándole que dé una respuesta. Jamás me contestó. Ahora, mi indignación se da cuando vi hace 20 días la noticia donde, con bombos y platillos, Marcelo Viola anunciaba junto a la gente de la Afip que iban a perseguir a los profesionales que cobraran plus. Si ellos mismo dicen que es muy difícil comprobar, porque nadie aporta facturas. Pero yo las aporté y nadie les dio curso. Quiero que esto no se repita", concluyó Susana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario