miércoles, 24 de agosto de 2016

Joven baleada en Alto Verde "Sólo quería estudiar por mi hija y me pasa esto".

Lo dice Erica Quinteros (18) la joven que fue baleada anoche cuando salía de la escuela Nº 95, Simón de Iriondo.

La bala quedó alojada en el cuerpo de Erica, detrás del pulmón junto a un hueso. “Los médicos me dijeron que no convenía operarme”, dijo. Foto: Danilo Chiapello

Danilo Chiapello
dchiapello@ellitoral.com

Erica Quinteros tiene 18 años y sus ojos brillan de emoción cada vez que habla de si hijita, Emily, de apenas 2 años. La pequeña Emily es el centro de su vida y el motor que empuja cada uno de los sueños de Erica.

Siguiendo esos sueños, Erica decidió hace un tiempo completar sus estudios. Para ello se anotó en la escuela Nº 95 Simón de Iriondo, de Alto Verde, distrito donde nació y reside junto a su esposo. En dicho establecimiento educativo, cursa el secundario en horario nocturno.

Pero anoche, Erica y sus ilusiones estuvieron al borde del abismo por culpa de la violencia. Todo ocurrió minutos antes de las 21 cuando la joven se retiraba de la escuela.

Un dolor fuerte
 “Yo iba caminando por un pasillo en dirección a la calle cuando sentí un dolor muy fuerte en el hombro, que me hizo caer al suelo. Entonces me asusté y me puse a gritar”, cuenta Erica en diálogo con El Litoral y todavía con el susto a flor de piel.

“No sé si fue una bala perdida... tampoco si hubo un tiroteo. Yo sólo escuché un disparo y después ese dolor enorme”.

“Me puse a gritar y los que escucharon fueron los del almacén de la esquina que enseguida vinieron a ayudarme. Me sentía mareada. Al ratito, me sentí un poco mejor y me fui hasta la verdulería de mi papá, que está a una cuadra. Una vez que llegué ahí me desvanecí.

Después me contaron que me iban a llevar al hospital en un auto particular. Pero justo en ese momento apareció una camioneta de la policía y entonces me llevaron ellos.

La bala cerca del pulmón
 Respecto a su estado de salud, Erica narró que “en el hospital me hicieron radiografías y me dijeron que la bala me la iban a dejar. El proyectil entró a la altura del hombro izquierdo y quedó alojado detrás del pulmón contra un hueso. 

Los médicos también me dijeron que la bala podría ser calibre 22 y que era muy peligroso sacarla. Por eso, ahora estoy con medicamentos y tengo que estar tranquila.

—¿Qué pensaste en esos momentos?

—En lo único que pensé fue en mi hija. Todo el esfuerzo que hacemos en esta familia es por ella. Por mi hija, me puse a estudiar y justo me pasa esto. Además, ella está tomando el pecho para dormir y eso era lo que más me preocupaba -culminó.

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