miércoles, 31 de agosto de 2016

España vive una semana decisiva para acabar con la parálisis política

Por RAPHAEL MINDER 30 de agosto de 2016
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El presidente en funciones, Mariano Rajoy, durante una rueda de prensa en Madrid en agostoCreditMariscal/European Pressphoto Agency

El presidente en funciones del gobierno de España, Mariano Rajoy, está en el centro de una parálisis que mantiene a España sin la capacidad de elegir gobierno desde diciembre. Este martes, tras dos elecciones que no han permitido que ningún partido ni coalición forme una mayoría, Rajoy se presentó ante el congreso para intentar formar un nuevo gobierno ante la incapacidad de su principal rival para hacerlo.

Pocos en España creen que tenga posibilidades de lograrlo. En el mejor de los casos, parece que Rajoy podría terminar esta semana con un gobierno vulnerable y en minoría.

Si eso no sucede, para exasperación de muchos votantes, es probable que se celebren unas terceras elecciones en España en el día de Navidad. Este es el escenario que El País, el periódico español más importante, ya califica de “desastre sin paliativos para España”.

Rajoy ha dado un paso adelante después de que su agrupación de derecha, el Partido Popular, llegara a un acuerdo con un partido de centro más pequeño, Ciudadanos. Pero sus votos sumados no alcanzan para conseguir la mayoría absoluta del parlamento.

Rajoy ha puesto presión sobre el PSOE, el principal partido de la oposición, para que se abstenga durante la votación, dejando así el camino libre para su elección. Según Rajoy, la alternativa a ese comportamiento sería asumir la responsabilidad por obligar a España a celebrar nuevas elecciones en Navidad.

Como líder del partido que recibió mayor número de votos en las últimas elecciones, Rajoy ha rechazado la posibilidad de hacerse a un lado y así permitir nuevos pactos.

Jaime Pastor, profesor de Ciencia Política en la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Madrid, cree que “la táctica de Rajoy ha sido la del desgaste, presionar a los demás para que sus propios problemas aparezcan menores que los de sus adversarios”.

El lunes, Rajoy se reunió con el líder socialista, Pedro Sánchez. El encuentro duró menos de 30 minutos y no sirvió de nada. Sánchez dijo a la prensa que no podía confiar en Rajoy para darle un nuevo rumbo a la política española y lo llamó “líder de un partido imputado y atenazado por la corrupción”.

España se encuentra en un limbo político desde octubre de 2015, cuando Rajoy convocó unas elecciones a las que llegó con mayoría absoluta en el congreso. Esas elecciones confirmaron la fragmentación del sistema parlamentario con el crecimiento de dos partidos –Podemos y Ciudadanos– que buscaban desafiar al bipartidismo.

Ciudadanos se ha presentado como el motor del compromiso político reformista. Después del acuerdo al que llegó con Rajoy el 28 de agosto, Albert Rivera, el líder del partido, dijo en una rueda de prensa que las concesiones hechas por Rajoy mostraban que “el nuevo centro político arrastra a la vieja izquierda y a la vieja derecha a una etapa de regeneración y reformas”.

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Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista, durante una rueda de prensa en agosto en MadridCreditAndrea Comas/Reuters

Pero esta etapa aún no ha comenzado. De hecho, Ciudadanos se arriesga a ver cómo se debilita su identidad a medida que abandona propuestas que estaban en la base de su programa electoral a cambio de estrechar sus vínculos alternativamente con Rajoy y con Sánchez.

El pacto alcanzado entre Rajoy y Rivera no incluye la reducción de la estructura del Estado que Ciudadanos había prometido. Tampoco contiene su propuesta de aprobar un contrato de trabajo único que permitiera terminar con la temporalidad del mercado laboral español.

Y lo que es quizás más importante: Rivera también ha abandonado sus propuestas para regenerar el Partido Popular, comenzando por el propio Rajoy.

Después de su pacto, tanto Rajoy como Rivera se dirigieron al PSOE y le pidieron que pusieran al país por delante de los intereses partidistas para salir del estancamiento.

Si Rajoy es capaz de formar gobierno esta semana podría durar poco y ser demasiado débil para aprobar presupuestos o implementar reformas. Probablemente tampoco sería capaz de desactivar el impulso separatista catalán, donde los principales partidos quieren escindirse del resto de España.

“España ha tenido un periodo relativamente largo de gobiernos estables, pero creo que entramos en un periodo de crisis de gobernabilidad permanente”, dijo Pastor. Para él, el único elemento positivo es que con un gobierno que no tiene mayoría, el congreso volverá al centro del escenario político “y esto tendría que devolver vida al debate parlamentario”.

Después de la presentación de Rajoy ante el parlamento, el miércoles habrá una primera votación en la que necesita la mayoría absoluta del congreso para ser elegido.

Si no la consigue, el congreso votará de nuevo el viernes y en esa ocasión necesitará más votos a favor que en contra, sin importar el número de abstenciones.

Xavier García Albiol, líder del Partido Popular en Cataluña, se sumó a los esfuerzos para tratar de arrinconar a los socialistas y retó a Sánchez en Twitter: “A ver si tiene ‘narices’ de enviar a 36.000.000 de españoles a repetir elecciones el día de Navidad”.

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El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, durante una reunión con el presidente Mariano Rajoy en agosto en Madrid CreditJ.P. Gandul/European Pressphoto Agency

Rajoy espera que la tensión al interior del PSOE lo ayude a lograr su investidura. Sánchez, de 44 años, fue elegido líder de los socialistas hace dos años, pero ha sido el candidato en dos derrotas electorales consecutivas. En junio, el partido consiguió apenas 85 diputados, la cifra más baja de su historia.

Sánchez ha logrado sobrevivir al embate de Podemos, que esperaba convertirse en el principal partido de izquierda pero se estancó en las elecciones de junio pese a contar con el apoyo de otro partido de izquierda más pequeño, Izquierda Unida.

Podemos tratará de despegar durante las elecciones en Galicia y el País Vasco, que se celebran en septiembre. Esas próximas citas con las urnas son quizás las que frenan a los socialistas, que creen que si facilitan la investidura de Rajoy esta semana, dejarían vía libre a Podemos para presentarse como el único partido de oposición de España. Una vez que pasen las elecciones autonómicas, se abre de nuevo la posibilidad de que se se forme un gobierno que evite ir a terceras elecciones.

Los intentos de Rajoy por formar gobierno suceden mientras se examina, otra vez, el pasado de corrupción de su partido: ya se acercan los juicios de varios casos importantes.

El domingo, Íñigo Errejón, uno de los líderes de Podemos, criticó el acuerdo entre Rajoy y Rivera, de Ciudadanos, y lo llamó el “acuerdo de la indignidad”, un pacto meramente simbólico para luchar contra la corrupción.

Rajoy afrontó hoy la misma situación a la que se opuso con vehemencia a principios de año, cuando Sánchez trató de formar un gobierno dirigido por los socialistas. Fracasó y hubo que convocar a nuevas elecciones.

En ese entonces, Rajoy acusó a Sánchez de vender humo, de generar falsas expectativas de que podría formar gobierno. Seis meses después, es Rajoy quien podría recibir la misma crítica. Y si no logra formar gobierno, lo único seguro es que la crisis continuará.

Nytimes.com

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