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sábado, 16 de abril de 2016

Europa debe solucionar sus problemas de seguridad de manera urgente

Por EL COMITÉ EDITORIAL 14 abril 2016

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Después de los devastadores ataques en Bruselas, les llevó dos semanas a las autoridades descubrir que la idea original era atacar París de nuevo o que una sola célula llevó a cabo los dos ataques. Incluso todavía no se sabe a ciencia cierta cuál es el alcance real de las operaciones del Estado Islámico en Europa, desarrolladas por criminales y terroristas.

Miembros del Estado Islámico se han movido libremente a través de las fronteras y, según lo que los investigadores suponen ahora, podría haber células terroristas en países donde aún no se han registrado atentados; se cree que Inglaterra, Alemania e Italia son blancos probables. Todo esto refuerza la necesidad urgente de solucionar los problemas de seguridad y las deficiencias de las policías europeas.

La policía belga, que no pasa por su mejor momento, arrestó a Mohamed Abrini, que confesó ser el tercer hombre involucrado en el atentado contra el aeropuerto de Bruselas. Su detención también ha servido como recordatorio de la naturaleza transnacional de las operaciones del Estado Islámico en Europa. Se dice que Abrini desempeñó un papel logístico en los ataques de París en noviembre y que ese detalle había pasado desapercibido hasta ahora.

Desde los ataques de Bruselas, se han detectado señales de que Europa se toma la amenaza terrorista con más seriedad. Sin embargo, muchos gobiernos aún parecen renuentes o incapaces de aplicar las reformas legislativas necesarias para proteger a su población.

Hay dos grietas evidentes en el sistema de seguridad europeo. Con la excepción de Inglaterra, Alemania y los Países Bajos, las naciones europeas a menudo no comparten inteligencia básica entre sí y, en algunos casos, dentro de diferentes agencias de cada gobierno. (Tan solo Bruselas tiene más de una docena de fuerzas policiales distintas). Eso hace que sea mucho más difícil atar cabos entre los sucesos y los individuos, así como averiguar cuándo podrían atacar los terroristas.

La cooperación también se ve obstaculizada por las diferencias linguísticas, de presupuestos, capacidad de inteligencia e incluso juicios divergentes acerca de la severidad de la amenaza terrorista. Desde su concepción, la Unión Europea ha consistido más en la integración económica que en la política, lo cual significa entre otras cosas que no hay un servicio central de inteligencia. De hecho, la mayoría de los gobiernos europeos dependen en gran medida de los Estados Unidos en materia de inteligencia y comparten información con la C.I.A. o el F.B.I. que no compartirían con otros europeos.

La necesidad de que el trabajo en equipo sea cada vez más efectivo es mucho más apremiante debido a la porosidad de las fronteras, que alguna vez fueron ejemplo de libertad de movimiento y ahora presentan un gran reto ya que el Estado Islámico está reclutando a miles de europeos y cientos de miles de refugiados están escapando de la guerra en Siria.

Europa podría aprender de la experiencia de Estados Unidos. Después del 11 de septiembre, el congreso creó una comisión independiente para investigar cómo Al Qaeda llevó a cabo los ataques, y ese esfuerzo provocó muchas reformas en la estructura gubernamental. El sistema no es perfecto, pero ha habido mejoras sustanciales y una inversión de 650 mil millones de dólares en seguridad nacional. Sin duda, Europa es más vulnerable que los Estados Unidos, que solo tiene dos fronteras internacionales, pero merece la pena señalar que los ataques terroristas en Estados Unidos desde el 11 de septiembre se han cobrado 45 vidas, mientras que en Europa los cuatro ataques más grandes ⎯en Madrid, Londres, París y Bruselas⎯ además de otros ataques más pequeños han terminado con la vida de casi 10 veces ese número de personas.

Un mes antes de atentando en Bruselas, la administración de Obama envió un equipo de expertos para trabajar con los belgas en el fortalecimiento de su defensa. Desde entonces, los aeropuertos de Europa han reforzado los sistemas de contratación y otros procedimientos de seguridad. Pero una vez más, el éxito depende del compromiso de las naciones. Después del 11 de septiembre, la Unión Europea adoptó reglas para proteger los espacios aeroportuarios pero el cumplimiento de las mismas depende de cada país. El ataque contra el aeropuerto de Bruselas se aprovechó de una falta de seguridad inequívoca.

Lisa Monaco, la asesora principal en materia antiterrorista de la Casa Blanca, expresó muy bien la situación en un discurso reciente. Europa, dijo, debe hacer más “para desbaratar conspiraciones al derribar las barreras, aumentar la cooperación y compartir inteligencia entre agencias… además de hacerlo conforme al estado de derecho”. Las democracias siempre deben encontrar un equilibrio entre la seguridad y las libertades, pero la necesidad que tiene Europa de eliminar actitudes y estructuras que impiden la cooperación contraterrorista no podría ser más crítica.

Nytimes.com

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