El Centro Educativo Jerárquicos lleva adelante un proyecto que suma herramientas tecnológicas para desarrollar los contenidos pedagógicos.
Descubrimiento. La primera instancia con los alumnos es la exploración libre de los dispositivos. Foto: Juan Baialardo / UNO Santa Fe
La tecnología avanza constantemente y encuentra en las aulas un ámbito más que fértil para potenciar los aprendizajes. Los Bee-bot son una herramienta que llegó al Centro Educativo Jerárquicos y se incorporó como una estrategia más para motivar y desarrollar habilidades en el nivel inicial y los primeros años de la primaria.
Se trata de pequeños robots con forma de abeja que son utilizados para una gran variedad de cosas, desde aprender a jugar al ajedrez hasta conocer el barrio o resolver problemas matemáticos. Pero Alejandra Turtula, directora de nivel inicial del establecimiento educativo, alertó que se trata solo de una herramienta y que es necesario contar con un enfoque pedagógico que le dé sentido.
En ese marco aclaró: “A los chicos les encanta y les atrae. Es un aprendizaje que les genera curiosidad. Pero ni la robótica ni los recursos digitales, si no hay una buena propuesta educativa, una intencionalidad pedagógica y un aprendizaje significativo, cobran sentido en la educación”.
“Los Bee-bot son robots que vienen para aplicar en educación. En 2015, el jardín fue invitado desde España a participar de un proyecto colaborativo sobre la experiencia de la aplicación de la robótica”, detalló Turtula, quien viajó recientemente junto a su par de primaria, Claudia Eve Bosio, a Zaragoza (España) para dar a conocer la experiencia que realizaron en Santa Fe e interiorizarse sobre las propuestas que se desarrollan en ese país en la temática.
El proyecto colaborativo de llama El Viaje de Bee-bot y el año pasado llegó a la institución con uno de los pequeños robots para que definieran qué actividades podían desarrollarse en relación a los planes de estudio. El dispositivo con forma de abeja tiene en el lomo controles que permiten que el usuario programe cómo quiere que se mueva: adelante, atrás, a la derecha y a la izquierda, siempre en intervalos de 15 centímetros. Se desplaza sobre alfombras que tienen diferentes diseños pensados para abordar cada tema.
“Tuvimos que hacer una propuesta educativa para aplicar la robótica. Y lo hicimos en ajedrez con la sección de cinco años”, contó la directora y detalló que la docente Mariela Humofe utilizó los robots para que los chicos conocieran los movimientos de cada una de las piezas y, así, vayan adentrándose en los secretos del juego.
Turtula contó que a la experiencia se sumaron estudiantes del profesorado Nº 8 Almirante Brown. “Hicimos un taller donde las chicas, a partir de un contenido, armar una alfombra para trabajarlo. Hubo propuestas interesantísimas sobre literatura, derechos del niño, figuras geométricas y matemática”, evaluó la directora de nivel inicial.
Más posibilidades
La robótica trabaja, esencialmente, el lenguaje de programación, es decir lo que permite el funcionamiento de cualquier equipo electrónico. Entonces, contar con elementos de robótica en la escuela permite que los estudiantes tengan una iniciación en ese lenguaje que es, cada vez más, parte de la vida cotidiana.
“En nuestro caso, además de trabajar sobre el lenguaje de programación, los chicos abordan los contenidos que la docente está abordando en el aula”, resaltó Turtula y ejemplificó: “Si están trabajando el barrio, se puede armar una alfombra con los comercios del barrio y el niño programa al robot para que vaya al lugar que la docente está describiendo o sobre el que está planteando una situación problemática”.
Para la educadora es central que se valore el robot como un aporte al trabajo pedagógico. “En primer lugar dejamos que los chicos experimenten con el Bee-bot, que vean cómo funciona y lo prueben. Después, la docente plantea una problemática y el niño tiene que dar su respuesta programando los movimientos del robot”, manifestó.
Y continuó: “Lo más importante es el desarrollo de habilidades que esto implica. El niño trabaja sobre el conteo, la direccionalidad, la relación espacio-tiempo, la tolerancia, la espera, el ser solidario, el trabajo a partir de los errores y la colaboración con el compañero, entre otras”.
De todas maneras, Bee-bot es el principio y la expectativa es que, a medida que se vaya ampliando el trabajo, se sigan incorporando las otras instancias previstas para la robótica en las escuelas. “Las posibilidades son infinitas”, dijo y contó que, a medida que van aprendiendo y creciendo, los chicos pueden construir sus propios robots con mecanismos de Lego hasta llegar a la utilización de arduinos, que permiten armar placas base de la programación. “En todo el proceso intervienen contenidos educativos, curriculares y de lenguaje de programación”, resaltó y concluyó: “La idea es que ellos tengan una amplia gama de posibilidades para el desarrollo de sus habilidades”.
Actividades. Las docentes los pueden utilizar para enseñar ajedrez, para resolver problemas matemáticos y hasta para ciencias sociales. Foto: Juan Baialardo / UNO Santa Fe
Experiencia internacional
Las directoras del nivel inicial y de la escuela primaria del Centro Educativo Jerárquicos participaron en febrero de las primeras Jornadas Educativas sobre Robótica y Programación, realizado en La Muela, Zaragoza, España.
El viaje tuvo dos ejes centrales de capacitación. Por un lado, la participación en las jornadas y, por el otro, la visita a escuelas en Madrid, Barcelona y Zaragoza. Alejandra Turtula calificó la experiencia como muy positiva y enriquecedora.
Foto: Juan Baialardo / UNO anta Fe
Foto: Juan Baialardo / UNO Santa Fe
Foto: Juan Baialardo / UNO Santa Fe
Foto: Juan Baialardo / UNO Santa Fe
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