domingo, 24 de enero de 2016

Implante coclear, una operación que cambia vidas

Esta es la historia de Leonardo, uno de loos más de 30 chicos que recibieron su prótesis auditiva en el hospital de Niños de Santa Fe.
Encendido. A un mes de la operación, el pequeño pudo escuchar las voces de sus familiares.
Leonardo Mosqueda tiene 9 años y vive en barrio Yapeyú. Cuando tenía dos, sus papás notaron que no hablaba y solo hacía señas. Con el tiempo recurrieron a los especialistas, quienes constataron una hipoacusia severa. Hace más de dos meses le colocaron un implante coclear en el Hospital de Niños Orlando Alassia y hoy ya puede escuchar.

“Al principio para nosotros parecía normal, porque mi segundo hijo, Nazareno, tiene pérdida auditiva en uno de sus oídos y pensamos que él estaba celoso y le copiaba. Con el tiempo nos dimos cuenta de que algo más pasaba, hasta que las mismas maestras del jardín nos dijeron que en realidad Leo tenía una pérdida auditiva más importante. Y comenzó entonces en una escuela especial”, contó a Diario UNO la mamá de Leonardo, Janina Mosqueda.

A partir de ese momento, la familia inició las consultas en el Alassia, donde fue atendida por el equipo del Servicio de Otorrinolaringología. Allí el grupo interdisciplinario abordó el diagnóstico y determinó finalmente que el pequeño era candidato al implante coclear.

“Los médicos nos venían explicando hace rato, y adaptándonos a lo que iba a pasar más adelante. Para nosotros era muy importante saber que Leo iba a tener esta oportunidad”, dijo la mamá emocionada.

Varios meses después de iniciar los trámites para conseguir el implante, recibieron la noticia tan esperada: había llegado la prótesis auditiva y a la semana Leo iba a ser operado.

Finalmente el pequeño ingresó al quirófano el 9 de noviembre de 2015 y un mes después, en uno de los consultorios del Servicio de Otorrinolaringología del nosocomio, los especialistas realizaron el encendido del implante permitiendo así a Leo escuchar. “Estaba enojado, pero me daba cuenta que escuchaba porque él movía los ojos aunque no contestaba. Después se largó a llorar y se enojó mucho porque no quería que lo vieran así”, relató Janina sobre ese momento (se puede ver el video en www.unosantafe.com.ar).

“Me emociona escucharlo y que pueda él escuchar la voz de sus hermanos, su papá, sus compañeros; y las reconozca”, dijo Janina. Hoy su hijo ya puede escuchar y responde a su nombre cuando sus amigos lo llaman para jugar un partido de fútbol en el barrio, algo que a Leo “lo apasiona”.

Seguir adelante

“Hemos pasado tantas cosas como familia que nos fortalecimos mucho y cada cosa no la pasamos poniéndonos nerviosos ni llorando, todo lo vivimos como un paso adelante. La operación nos cambió porque ahora tenemos una nueva prueba, la de acompañarlo y seguir enseñándole”, comentó Janina y recordó que hace tres años atrás sufrieron un incendio en la vivienda familiar, la cual lograron reconstruir.

Rehabilitación

Emocionado, pero con miedo, el pequeño comenzó un largo proceso de aprendizaje para dar sentido a esos sonidos que ahora percibe, incorporando al lenguaje de señas que él maneja, aspectos auditivos que antes no conocía.

“Con Leonardo estoy muy contenta y creo que la familia también. En este corto período de tratamiento pudimos ver que detecta todos los sonidos del habla a través de un test y ya comenzó a poder diferenciar si se trata de un sonido largo o corto; cuando él, con el equipo de audífono, no podía detectar más que el sonido de un bombo muy cercano y yo creo que era más por vibración que por audición”, comentó Cintia Beorlegui, estimuladora auditiva del nosocomio que se encuentra llevando adelante el proceso de rehabilitación. “Es muy importante porque en este poco tiempo logró mucho”, resaltó.

Además comentó que con Leonardo, “a partir del implante, se empezó a trabajar en la imitación de algunos sonidos” y destacó en este sentido que su voz “es agradable” y señaló que “esto también es importante, porque es regulada por el oído”.

Más desafíos

A Leonardo le espera un gran año por delante, con muchos cambios y logros, ya que iniciará sus estudios en una escuela común. “Este año va a ir 4 días a su escuela especial doble turno, y un día en la semana va a ir a la Drago, donde también va a haber una maestra de señas acompañándolo. Va a tener una experiencia nueva y la va a vivir con otros dos amigos más de la misma escuela que también fueron implantados; no va a tener que atravesar solo todo este cambio”, comentó su mamá.

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