En el módulo. A Oscar Morel le desvalijaron su casa. Ahora está en unos de los módulos. De fondo, el retrato de su madre. Espera por ayuda. Foto: Flavio Raina
Luciano Andreychuk
landreychuk@ellitoral.com
Twitter: @landreychuk
Desde un retrato antiguo carcomido por las manchas amarillas del tiempo, Adelina contemplaba la desolación de esa casilla hecha con cuatro placas de contrachapado. Había un catre rotoso, con una de sus patas sostenida por un martillo. Unas pocas ropas, una mesa prestada y la cocina, que alcanzó a recuperar todavía no sabe cómo.
“Sólo me quedó ese retrato de mi difunta madre”, relata al límite de la lágrima y del shock nervioso Oscar Morel, vecino de Colastiné Sur. El hombre temblaba de impotencia. Hace apenas un par de días que está en uno de los módulos habitacionales del ingreso al barrio. Llegó sin nada de lo poco que tenía. Los vecinos lo ayudan con algo de comida.
“Me robaron todo entre el viernes y el sábado (de la semana pasada). La garrafa, las ollas... Todas mis pertenencias. Sólo alcancé a recuperar la cocina”, cuenta el hombre a El Litoral. Su casa tenía el agua muy cerca. Fue a dormir a otro lado, por temor. Al dejar su vivienda sola, la saquearon.
“Me ayudan los otros evacuados que están aquí con algo de comida, y me dieron un catre para dormir. Hay solidaridad entre nosotros”. A la camita donde duerme —de a ratos, cuando la desazón lo deja pegar un ojo— la tuvo que desarmar porque se le llenó de hormigas. “Estoy jodido. Y más si llueve de nuevo”, se lamenta y no hay palabra de consuelo que sirva.
Su madre Adelina sigue mirando desde el viejo portarretratos. El hombre la mira con una tristeza lánguida que abruma. La compasión no alcanza. A Morel le robaron todo excepto la memoria del ser que más quiso en su vida.
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