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sábado, 5 de diciembre de 2015

ROSARIO Lo siguen en un auto y lo acribillan a tiros tras comer un asado en Newell's

La víctima había salido del club con su novia. Aunque no era socio leproso lo vinculan al ex líder de la barra Diego "Panadero" Ochoa. Un crimen con acento mafioso.
La Capital | 
Lo siguen en un auto y lo acribillan a tiros tras comer un asado en Newell's
 "Me lo mataron, me lo mataron". Los alaridos de una mujer ahogada por el llanto sobresaltaron, a la 1.40 de ayer, el sueño de los vecinos que residen sobre avenida Ovidio Lagos, frente al parque Independencia. Unos segundos antes, media docena de balazos habían terminado con la vida de Leonardo David Cesáreo, de 28 años, en el cruce de la avenida y la cortada Civit. Un auto blanco persiguió 200 metros al hombre, que conducía una moto en compañía de su pareja. Entonces, uno de sus ocupantes lo hirió al parar en el semáforo de Ovidio Lagos y Presidente Perón. Cuando el motociclista quiso huir perdió la vertical y cayó al pavimento. Ahí lo remataron en una ejecución de claro tinte mafioso. La mujer, en tanto, resultó ilesa. La pareja había salido dos minutos antes de las instalaciones del club Newell\'s Old Boys, donde habían compartido un asado con amigos.
Leonardo Césareo era un hombre con "prontuario penal abierto", según describió el fiscal Rafael Coria. Entre sus antecedentes tenía denuncias tanto en el viejo como en el nuevo sistema penal de la provincia: violencia doméstica, lesiones, abuso de arma y encubrimiento figuraban en su legajo. Sin embargo nunca había sido juzgado o condenado.
En el plano federal, el pasado 12 de marzo había sido detenido por efectivos de la Brigada Operativa Departamental (BOD II) de la ex Drogas Peligrosas en una humilde construcción de Padre Giaccone y las vías. Allí le incautaron 154 gramos de cocaína y 128 gramos de marihuana además de dinero en efectivo, seis balas calibre 32 y una Motomel de 110 centímetros cúbicos utilizada para hacer delivery de drogas. Por esa causa estaba a disposición del fiscal Marcelo Di Giovanni y el juez Carlos Vera Barros.
Un simpatizante. "El club nos informó que el muchacho no era socio de la entidad. Sólo era un simpatizante de Newell\'s con llegada a la facción de la barra brava que dirige Diego «Panadero» Ochoa (detenido y procesado como autor intelectual del homicidio de Roberto «Pimpi» Caminos). Pero en principio no hay ningún indicio de que el móvil del asesinato provenga de los problemas de la barra", explicó Coria.
El fiscal también tiene en sus manos la investigación de una serie de encontronazos con varios heridos (cinco o seis ataques que empezaron a fines de marzo pasado y se proyectaron hasta mayo) por la disputa abierta por el liderazgo del paravalanchas leproso. "He investigado a muchos integrantes de esa barra brava, pero en ningún momento me saltó el nombre de la víctima del crimen", explicó el fiscal.
Discusión con barras. "Yo estuve con el loco y todo bien. Acá nos juntamos todos los martes y los jueves a comer asado y lo que venga. Fue una noche tranquila. Estuvimos hablando de un puterío que nos armó uno con la gente de la barra. El tipo le estaba pegando a la mujer y nos metimos. ¿Cómo le vas a pegar a una mina?, le dijimos. Y el tipo fue y le dijo a los de la barra que nosotros lo habíamos querido picotear (pegar en grupo). Fui, hablé con los muchachos y le expliqué que nada que ver. Que no hubo ningún quilombo", explicó uno de los asistentes al último asado de Cesáreo en los parrilleros de El Coloso.
El hombre había llegado hasta allí cerca de las 22 y en compañía de su novia, de 20 años. Iban en una moto Guerrero Magic 110. Con otros amigos se instalaron en la zona de los parrilleros ubicados en el codo de avenida Morcillo y Lassaga. Y poco antes de la 1.40 se fueron del club.
"Estuvimos mirando las cámaras de videovigilancia de la puerta 6 de Newell\'s, que es la más cercana a la zona de parrilleros, y a Cesáreo se lo ve retirarse con total normalidad. No se lo ve alterado ni preocupado porque lo estuvieran siguiendo. Sacó la moto y tomó por Morcillo hacia Ovidio Lagos, rumbo al barrio Parque Casado donde reside su novia. Al llegar al semáforo de Presidente Perón (ex Godoy) y Ovidio Lagos, en la esquina del cementerio La Piedad, se detuvieron a esperar que el semáforo les habilitara el giro a la izquierda. Entonces, por la derecha se estacionó un auto con vidrios polarizados. En ese lugar funcionan cinco cámaras de videovigilancia, una de ellas un domo. Pero ninguna de las cuatro cámaras están orientadas para tomar lo que suceda por Ovidio Lagos al sur del semáforo. Por eso el domo captó el auto pero no la acción homicida", indicó Coria.
Persecución. "Según pudimos constatar mirando las cámaras, el ataque comenzó en el semáforo. Ahí se produce al menos un disparo y se desató una persecución corta que terminó en la bocacalle de Lagos y la cortada Emilio Civit", explicó Coria. Allí se escribió el capítulo final en la vida de Cesáreo. Al recibir un impacto, presumiblemente en uno de sus brazos, el hombre aceleró la moto para tratar de salir de la línea de fuego. Pero perdió el control de la moto y rodó a la altura de la bocacalle de Lagos y la cortada. "Yo escuché entre cuatro y cinco balazos. Primero uno y a los dos segundos el resto. Así, de corrido. No se va a pensar que pasó mucho tiempo. Y después los gritos de la piba: «Me lo mataron, me lo mataron»", indicó un vecino de la cortada.
A esos gritos, el hombre le agregó en la información a los pesquisas la marca y el color del auto del que partieron los disparos. También dijo que el ejecutor fue el acompañante y no el conductor del auto. El cuadro lo completó el apenado maullido de un gato atascado sobre una de las ramas de un añoso árbol. El cuerpo de Cesáreo quedó tirado cortando el tránsito de Ovidio Lagos, entre un contenedor de basura y una garita de la EPE, a 100 metros del hipódromo y a 200 metros de El Coloso. Recibió seis impactos de bala: en la nuca, el cuello, el tórax y los brazos. Un enorme charco de sangre marcaba ayer a la mañana el lugar exacto de la caída.
Los antecedentes prontuariales de Cesáreo hacen que el móvil del ataque, una venganza, tenga múltiples disparadores. El fiscal Coria comisionó a efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI) para que trabajaran sobre el terreno. Por la dinámica de los hechos este crimen llevó a recordar el homicidio de Pablo Martín Gómez, el hincha de Newell?s Old Boys baleado la noche del viernes 9 de octubre de 2009 en la esquina de Ovidio Lagos y pasaje Monroe. Gómez murió doce días más tarde, el martes 20 de octubre, en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez.
Un crimen similar hace 6 años y a 4 cuadras
El crimen de Leonardo David Cesáreo, por cómo se desarrolló, lleva a recordar el homicidio de Pablo Martín Gómez, el hincha de Newell’s baleado la noche del viernes 9 de octubre de 2009 mientras esperaba en el semáforo de Ovidio Lagos y pasaje Monroe (entre 9 de Julio y Zeballos), a sólo cuatro cuadras de donde se produjo el homicidio de ayer. Gómez murió doce días después del ataque, el martes 20 de octubre, en el Heca.
  El muchacho tenía 29 años y había recibido cuatro balazos de una pistola calibre 9 milímetros en un hecho que para la policía tuvo una mecánica mafiosa.
  Lo atacaron cuando detuvo su auto en un semáforo. Entonces, un motociclista se le acercó a la ventanilla y le gatilló a quemarropa. La principal hipótesis para los investigadores, en aquel momento, fue la de “un ajuste de cuentas entre barrabravas” leprosos. Gómez había integrado la barra rojinegra denominada “La hinchada que nunca abandona”, la que supo liderar Roberto “Pimpi” Camino, colaborando en el cancionero de la hinchada.
Tiroteo fatal en la zona sur
Un hombre de 58 años identificado como José Eduardo Fernández fue asesinado a balazos la noche de ayer en Lamadrid y Presidente Roca, donde se levanta la villa que bordea la vía junto a calle Flammarión. Según fuentes policiales que al cierre de esta edición trabajaban en el lugar, sobre la vereda se hallaron cerca de veinte varias vainas servidas de pistolas calibre 9 y 45 milímetros. Aunque no estaba claro el motivo del homicidio, algunas fuentes aventuraban que la víctima sería familiar de un joven de 22 años cuyo cuerpo sin vida y en estado de descomposición apareció el miércoles en las afueras del barrio Rucci.

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