lunes, 14 de diciembre de 2015

AÑO SANTO José María Arancedo abrió la Puerta Santa y exhortó a la acción caritativa

Cientos de peregrinos atravesaron la “puerta del perdón” en la Catedral Metropolitana de Santa Fe, que se abrió para iniciar el Jubileo de la Misericordia.
Diario UNO | 
 Cientos de fieles santafesinos peregrinaron este domingo para acompañar la apertura de la Puerta Santa de la Catedral Metropolitana como símbolo de perdón, luego de que el Papa Francisco inauguró el pasado 8 de diciembre el año del jubileo extraordinario de la misericordia. 
José María Arancedo abrió la Puerta Santa y exhortó a la acción caritativa
La ceremonia presidida por José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe, se inició en el Santuario de los Milagros. Desde allí, los fieles salieron en peregrinación y rodearon la Plaza de Mayo hasta llegar a la Catedral, donde el obispo ofició la apertura de las Puerta Santa. 
“Abran las puertas de la justicia. Entraremos a dar gracias al Señor”, proclamó y los presentes irrumpieron en aplausos. Luego los fieles atravesaron la Puerta Santa que estaba rodeada por una guirnalda de flores y frutos, como símbolo del inicio en el camino hacia la salvación. 
 Con este gesto, que se repitió en todas las Diócesis del mundo, en la Arquidiócesis de Santa Fe quedó inaugurado el Año Jubilar, que para la tradición Cristiana es un año de perdón por los pecados de cada uno y conversión. “Vamos a iniciar un tiempo de gracia, de renovación y de santidad en la vida de la Iglesia y en cada cristiano”, afirmó Arancedo durante su homilía en el tercer domingo de Adviento. 
“Desde aquí, la imagen que uno tiene es de un pueblo de Dios unido, que quiere caminar”, señaló Arancedo al dirigirse a los fieles.
Misericordia y caridad
Aclaró que la misericordia, lejos de ser una “actitud de lástima, es una expresión mayor de amor que se hace cercanía y servicio ante el dolor del otro” y la definió también como “la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia”. 
“Lo importante es no quedarnos como espectadores de algo admirable pero inalcanzable, sino descubrirnos como destinatarios de una palabra que busca mi corazón para transformarlo”, manifestó Arancedo y exhortó a los presentes a la acción en la caridad. Recordó así el llamado del Papa Francisco en este Año Santo a la reflexión del pueblo cristiano sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. “¡Qué triste la imagen de una fe que no se la puede ver en el testimonio de la caridad!”, dijo. 
 Asimismo explicó que las obras espirituales son “instruir, aconsejar, consolar, confortar” y señaló que las corporales, son “tal vez las más fáciles de ver, como dar de comer o vestir al que no tienen techo o está desnudo, visitar a los presos, los enfermos”, ejemplificó. 
“Hablaba recién con un sacerdote de la Pastoral de la Salud y se lamentaba por la dificultad de conseguir voluntarios, para dar una hora de su tiempo para visitar un geriátrico, un hospital. La fe no alcanza, si no se traduce en obras, algo está faltando”, sentenció Arancedo. 
El prelado insistió en que las “obras de la misericordia sean no solamente una actitud individual, sino que los vivan también eclesialmente”, de modo que se transformen en acciones grupales de la Iglesia. Y pidió a los presentes que se acerquen a “sus capillas y se interioricen de todo lo que este año” van a vivir en comunidad. 
Cómo ganar la indulgencia
Para obtener la indulgencia se debe cumplir primeramente con las siguientes condiciones: confesión sacramental, comunión eucarística, rezo de la profesión de fe y oración por las intenciones del Santo Padre.
En esta ocasión el don de la indulgencia va unido a la peregrinación a los lugares de las diferentes diócesis del mundo donde se abrieron las Puertas Santas, como así también a la práctica de las obras de misericordia, a la oración por los difuntos, el ofrecimiento de los sufrimientos de enfermos y encarcelados. En la Arquidiócesis de Santa Fe los lugares dispuestos para el tal fin son:
- Iglesia Catedral Metropolitana de Santa Fe de la Vera Cruz.
- Basílica y Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe (Ciudad Sede).
- Basílica Nuestra Señora del Carmen (Ciudad Sede).
- Basílica Natividad de la Santísima Virgen (Esperanza).
Asimismo en su discurso de apertura del jubileo extraordinario de la misericordia, el Papa Francisco dispuso que igualmente “se pueda ganar la indulgencia en los santuarios donde se abra la puerta de la misericordia y en las iglesias que tradicionalmente se identifican como jubilares. De esta manera, en la Arquidiócesis se designaron los siguientes lugares:
- Santuario de Nuestra Señora de los Milagros (Jesuitas);
- Santuario de Nuestra Señora de los Dolores (San Martín Norte);
- Santuario de San Cayetano (Ciudad Sede);
- Parroquia y Santuario San Francisco Javier (San Javier);
- Parroquia Nuestra Señora de la Merced (San Justo);
- Parroquia San Agustín y Santa Mónica (Carlos Pellegrini);
- Parroquia Santa Margarita de Escocia (Gálvez)
- Capilla Jesús de la Divina Misericordia (Bº Las Flores II, Ciudad Sede).
En todas estas iglesias elegidas como lugares de peregrinación se ha de celebrar el sacramento de la reconciliación para los fieles. Cabe aclarar que las convocatorias de fieles en forma grupal, deberán ser acordadas previamente con los respectivos párrocos y/o responsables de las basílicas, santuarios, parroquias y de la Catedral, el día, la hora y el modo de realizarlas.
Además, el Papa señala también que cada vez que un fiel realice personalmente una o más obras de misericordia corporales y espirituales “obtendrá ciertamente la indulgencia jubilar”.
Casos especiales
Los enfermos y las personas ancianas que no pueden salir de casa, podrán obtener la indulgencia recibiendo la comunión o participando en la santa misa y en la oración comunitaria, lo que también podrá ser a través de los diversos medios de comunicación.
Respecto de los presos, el Papa Francisco indica que “en las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia”. Y en el caso de los difuntos, a través del “misterio de la comunión de los santos” los fieles podrán “rezar por ellos, para que el rostro misericordioso del Padre los libere de todo residuo de culpa”, señaló el pontífice.

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