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domingo, 22 de noviembre de 2015

Scioli y Macri definen la Presidencia de la Nación en el primer ballottage de la historia Argentina

Más de 32 millones de argentinos están habilitados para elegir al sucesor de Cristina Fernández de Kirchner, que será el 53º jefe del Estado. Unos 933 mil menores de 18 podrán participar con su voto.
La Capital | 

 Daniel Scioli y Mauricio Macri definirán hoy al sucesor de Cristina Fernández de Kirchner en el primer ballottage presidencial de la historia política argentina, para el que están habilitados a sufragar más de 32 millones de ciudadanos.
Scioli y Macri definen la Presidencia de la Nación en el primer ballottage de la historia Argentina
Según la Cámara Nacional Electoral, un total de 32.037.323 de argentinos podrá votar al 53er presidente de la República en 13.881 establecimientos destinados en todo el país, donde se ubicarán las 94.979 mesas electorales, que requerirán la labor de 189.958 autoridades.
Asimismo, unos 933.998 jóvenes de entre 16 y 17 años estarán habilitados para votar (un 2,92 por ciento del padrón), aunque sin obligatoriedad.
La provincia de Buenos Aires es el primer distrito electoral (11.883.699 electores, más del 37 por ciento del padrón). Le siguen Córdoba (2.781.805 electores), Santa Fe (2.677.432), la Capital Federal (2.550.604) y Mendoza (1.365.918).
Los candidatos del Frente para la Victoria y Cambiemos llegan a esta instancia luego de haber sido los dos más votados en las elecciones generales de octubre. Scioli sacó el 37,08 por ciento de los votos, contra el 34,15 de Macri. La victoria por escaso margen del candidato oficialista obligó a un replanteo de su estrategia, centrando su discurso en pegar a su rival con un ajuste económico, con la vuelta del neoliberalismo y las políticas de los noventa.
El líder del PRO, en cambio, dedicó buena parte de su campaña a mostrar un perfil "triunfador" pese a haber salido segundo en la primera vuelta. Es que antes del 25 de octubre se había instalado una victoria segura de Scioli, sin necesidad de ballottage. El resultado final fue interpretado por Cambiemos como clara señal del inicio de "la revolución de la alegría".
Scioli necesitará mejorar mucho el resultado en provincia de Buenos Aires para acrecentar sus chances de ganar. En primera vuelta triunfó en el distrito que gobierna, pero por un porcentaje inferior a lo que esperaba. Haber cerrado su campaña en La Matanza fue un intento de reafirmar el voto peronista que se le pudo haber escapado.
Como contracara, Macri eligió Jujuy para clausurar su campaña. Fue en el norte del país donde sacó el menor porcentaje de votos, por lo que en el tramo final decidió reforzar con su presencia esa región.
Una de las rarezas de este ballottage es que los candidatos que quedaron afuera de la compulsa final (Sergio Massa, Margarita Stolbizer, Adolfo Rodríguez Saá y Nicolás Del Caño) no se alinearon con ninguno de los dos candidatos. Salvo el postulante de la izquierda, que llamó a votar en blanco, los otros no dieron señales de hacia dónde direccionar el voto de quienes lo apoyaron en octubre y dejaron en libertad de acción a sus adherentes.
El 21 por ciento que sacó el ex candidato de UNA se volvió el tesoro más preciado a conquistar de cara al ballottage. Y es, en definitiva, el número que inclinará la balanza.
Scioli, rápidamente, fue el más explícito para salir en búsqueda del votante de Massa. Incorporó en este tramo varios de los puntos que había puesto en agenda el líder del Frente Renovador, como el 82 por ciento móvil para los jubilados, la lucha contra el narcotráfico y endurecer medidas para combatir el delito.
Massa, quien no hizo pública su preferencia, en cada intervención mediática le hizo un guiño al candidato de Cambiemos. El componente peronista del Frente Renovador abre, no obstante, un interrogante sobre el destino final de esos votos.
A diferencia de Scioli, Macri no "militó" en público para ganarse el favor del massismo. Sus estrategas (con Durán Barba a la cabeza) están convencidos de que ningún cacique puede direccionar los votos de su malón. Creen, además, que la mayoría de esos votantes es refractaria al kirchnerismo, por lo que no es necesario sobreactuar fidelidades.
Antes de la primera vuelta el discurso de Scioli pivoteaba sobre la continuidad y la profundización del modelo, corrigiendo lo que estaba mal. Una suerte de kirchnerismo con buenos modales. Tras el resultado de octubre, adquirió un perfil más agresivo hacia a su rival, sobre todo en temas donde Macri no pudo despejar dudas: el manejo de la economía en caso de llegar al poder.
Eso explicitó en el debate del domingo pasado, donde se desnudaron las estrategias de ambos candidatos. Scioli agitando el fantasma de los 90 y Macri pegando a su rival con las prácticas kirchneristas.
Tanto Scioli como Macri presentan un perfil que los iguala: no provienen de la política clásica. Hoy, uno de los dos clausurará una etapa intensa de la historia reciente de la Argentina: doce años en que, con sus luces y sombras, tuvo a un apellido Kirchner en lo más alto del poder de la República.

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