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sábado, 15 de agosto de 2015

Scioli en problemas: Se conoció e hizo público un encuentro secreto y en la Rosada se enojaron



El agua lo tiene a maltraer. Encima viajó a Italia para, presuntamente, tratarse por dolores en el área de su brazo amputado y él mismo terminó desmintiendo a sus propios allegados. También trascendió un encuentro secreto con brokers de los EEUU, donde mandó a decir que va a negociar con los fondos buitres. Como si esto fuera poco, debe hacer campaña con Aníbal Fernández y ver cómo las tapas de los diarios muestran a la hija de un ministro (Agustín Rossi) radicada en España y que fuera candidata a eurodiputada por la Izquierda Unida Cataluña, aparezca como Directora del Banco Central sin ninguna experiencia laboral bancaria o financiera conocida.

Es como si todos los hechos conspiraran contra su campaña. Nada le está saliendo bien. Desde el Gobierno nacional resienten la reunión “secreta” con los brokers norteamericanos y cada día desconfían más de los mensajes de kirchnerismo de Scioli. Tan así ha sido que la propia Presidente, Cristina Fernández, no lo recibió, mientras que sí recibió a Aníbal Fernández. Tan complicada se está poniendo la situación de Scioli que hasta los periodistas más militantes quedaron desubicados a la hora de defender el viaje de Scioli a Europa mientras la Provincia está bajo el agua. Algunos, con mucha mayor dignidad y sin abjurar de sus legítimas convicciones kirchneristas, han empezado a cuestionar este viaje de manera pública en sus programas.

Así las cosas, desde el mismo peronismo no son pocos los gobernadores que ya empiezan a pensar -algunos por sus propias aspiraciones a futuro- que, sin Cristina y sin Scioli, se les abrirá un nuevo destino político a sus aspiraciones sublimadas por la mano de hierro de la Presidente. En esa sintonía se encuentran aquellos gobernadores y/o dirigentes peronistas más ortodoxos como De la Sota, los Rodríguez Saa, Das Neves, Gioja y Urtubey, entre otros, que quieren recuperar la esencia del Partido Justicialista y que el movimientismo sea un instrumento de poder y no una estructura trasversal que destruya el partido. Perciben quizás que Daniel Scioli puede llegar a tener complicaciones electorales y que deben pensar más hacia el futuro que hacia un presente que, ingrato o no, dibuja escenarios de un balotaje que bien les puede ser adverso.

Mientras esto sucede, los errores no pasan desapercibidos. El martes, con los papeles oficiales en la mano, el periodista del programa Intratables de Santiago del Moro, Jonathan Viale, puso en serios aprietos a los periodistas oficialistas y a los funcionarios bonaerenses invitados para hablar de las inundaciones, cuando probó, sin lugar a duda alguna, que en los dos últimos años los dineros presupuestados y aprobados para las obras hídricas orientadas a paliar las inundaciones estaban brutalmente subejecutados. El dato era impresionante: había dinero y no se había invertido. El dato del 2015 era el peor. Se presupuestaron más de 300 millones y al mes de julio sólo se habían usado 13. Los funcionarios intentaron zafar señalando que seguramente se dispusieron dineros de otras partidas. La explicación fue peor que la denuncia de Viale. A la subejecución se le sumaba ahora el desvío de fondos. Era como que nada se acertaba.

El propio Intendente kirchnerista de San Antonio de Areco, Francisco “Paco” Durañona, se quejó públicamente porque su gobernador se fue a Italia mientras la intendencia está bajo el agua. Curiosamente, este mismo intendente se había hecho conocer días atrás cuando les pidió a sus vecinos que no les dieran imágenes grabadas de las inundaciones con sus celulares a los canales nacionales “porque después pagamos nosotros las consecuencias”. En tiempo de redes sociales y drones, claramente el intendente atrasa. Parecía el intendente de Amitie (el de la película Tiburón) pidiendo que nadie hable del tiburón para salvar la temporada de playa. Ahora, Durañona quiere salvar su propio desaguisado cargando sobre el gobernador. Claro que a poca gente de la política le pasa desapercibido que este dirigente kirchnerista provincial es prohijado por el Ministro de Planificación, Julio de Vido. A nivel regional, no faltaron algunos comentarios sobre que Durañona habló así para cumplir con un requerimiento del Ejecutivo Nacional que también estaría molesto por la ausencia italiana de Scioli, su acuerdo de debatir por TN y la reunión con los brokers de los EEUU encomendada a su Presidente del BAPRO.

Mientras todo esto sucede, Aníbal Fernández trata de disciplinar las molestias crecientes dentro del peronismo bonaerense buscando mostrar que “con Domínguez somos amigos y haremos cosas juntos”. A esta altura nadie se lo cree y no son pocos los intendentes que temen perder sus funciones si María Eugenia Vidal accede a la gobernación por los errores de la incontinencia verbal de Aníbal Fernández, las sospechas del narcotráfico y de un eventual vicegobernador transversal, Martín Sabbatella, al que no pocos intendentes peronistas ven como un vaciador de sus capitales políticos creándoles, con su partido Nuevo Encuentro, una pérdida de votos esenciales para sostenerse en sus intendencias del conurbano bonaerense.

Mientras tanto, Domínguez no la tiene fácil. Él era el supuesto candidato del Papa. Por supuesto, nadie en la Iglesia lo había afirmado. Pero tampoco lo habían negado. De hecho, si el Papa negara cada afirmación de hechos incomprobables, se la pasaría frente a un micrófono en lugar de conducir los destinos de toda la cristiandad. El problema es que, dentro de ese comentario beatificante, detrás de la afirmación, estaba el rechazo papal al tráfico de drogas. Por eso el enojo de Fernández con Domínguez y Espinoza. Es ahora difícil remar contra el resultado de las propias acciones y mostrarle una cara amistosa a Aníbal.

Y, como si esto fuera poco para complicarle la vida electoral a Scioli, un muy prestigioso diario digital especializado en economía nacional e internacional publicó una detallada nota sobre la reunión “secreta” a la que el Presidente del Banco Provincia y hombre de confianza de Daniel Scioli había convocado a inversores y banqueros de los EEUU para decirles que Scioli era “market friendly” y que “no deben prestar demasiada atención a las cosas que Scioli afirma en las tribunas partidarias ni en las entrevistas televisivas sino “a lo que hace”. O sea, casi una remake de Carlos Menem cuando dijo… “si decía antes de las elecciones lo que iba a hacer no me votaba nadie”.
El encuentro “secreto”

La reunión empezó muy dura y directa. El capital no viaja para eufemismos, quiere respuestas y respuestas que lo satisfagan. La primera pregunta llegó de inmediato y sin anestesia: ¿van a devaluar? El encuentro secreto sucedió poco antes del viaje a Italia de Scioli y de que se conociera que desde hace 11 años -leyó bien, 11 AÑOS- se está recaudando dinero por el decreto 1381, que estableció la creación de una Tasa de Infraestructura Hídrica que se cobra a los automovilistas cada vez que cargan nafta. 10 mil millones de pesos recaudados. El Gobierno dice que usó el dinero, pero las obras por esa suma no están.

Nadie sabía, ingenuidad quizás, que tantos brokers/banqueros se reunirían en Argentina con el Presidente del Banco Central, que los convocó citando un pedido de Scioli, para hablarles de sus ideas económicas para un eventual gobierno propio y que alguno de esos invitados, con contactos con la prensa especializada, no iban a dejar traslucir parte de la reunión, sobre todo si consideraron que había sido virtualmente inútil. Algunos de ellos creyeron que el Presidente del Banco Provincia (Gustavo Marangoni) y hombre de estrechísima confianza de Scioli les iba a decir la verdad, no a pedirles -entre otras cosas- que se sumaran a la ficción electoral, que no le crean a Scioli sino que esperen o vean sus actos y no sus dichos. La reunión fue tensa, educada pero tensa. En estos niveles de inversionistas multimillonarios no son muy afectos a eufemismos cuando se supone que una reunión es “secreta”. El estilo Scioli de responder generalidades ante preguntas concretas y directas no es apto para estos auditorios. Son banqueros, no una ONG; no buscan solidaridades políticas, buscan dinero y ganancias. No compiten por el favor popular ni una visión cristiana de la vida. Pueden comer en el mejor restaurante sin problemas ni atragantarse mientras un pobre los mira desde el otro lado de la ventana.

La reunión se realizó en la calle Bartolomé Mitre 137, primer piso, sede capitalina del BAPRO (cuyo detalle puede ser leído en http://www.iprofesional.com/notas/217487-No-escuchen-lo-que-Scioli-dice-observen-lo-que-hace-crnica-de-la-reunin-secreta-con-banqueros-de-Wall-Street?page_y=0). La reunión empezó con una pregunta directa esperando una respuesta directa.

“¿Van a devaluar?”

Instruido por Daniel Scioli para entablar un canal de diálogo discreto con el sistema financiero internacional, el dueño de casa intentó convencer a sus interlocutores de que el candidato del Frente Para la Victoria pretende ser un presidente “market friendly” y no una continuación de la agresividad kirchnerista.

Marangoni se maneja con la autoridad de quien no solamente ha sido designado para hablar en nombre de Scioli sino que, además, está en la lista de los funcionarios destinados a ocupar lugares clave de un eventual gobierno. Los banqueros lo saben, por eso hicieron las doce horas de viaje aéreo.

iProfesional pudo reconstruir lo conversado en esta reunión secreta, a partir de la cual Scioli, siempre remiso a hacer definiciones en público, comenzó a dar pistas concretas sobre sus eventuales medidas económicas.

Dólar, cepo cambiario, inflación, ajuste de tarifas, diálogo con los “fondos buitre”, endeudamiento externo, todo estuvo en la agenda.

Les aclaró a los banqueros que no deben prestar demasiada atención a las cosas que Scioli afirma en las tribunas partidarias ni en las entrevistas televisivas.

Pero ante la pregunta directa, Marangoni respondió:

– No. La Argentina no necesita una devaluación. Ésa no es la salida para crecer. Por otro lado, sabemos que ahora hay retenciones que complican a las economías regionales y eso va a resolverse. El país precisa inversiones y, para atraerlas, no hay que caer en los ajustes tan clásicos de la historia argentina.

Los inversores no recibieron la respuesta que esperaban. Luego llegarían las tres devaluaciones chinas y aquella respuesta puso más en duda aún las expectativas de inversión.

A continuación, se abocó a dejar en claro que todo lo que se ha escuchado en público sobre la pelea con los “fondos buitre” debe ser tomado con pinzas. En otras palabras, que detrás de las declaraciones altisonantes (destinadas a satisfacer al “núcleo duro” del kirchnerismo) Scioli está ansioso por negociar y encontrar una solución al litigio.

Pero, sobre todo, Marangoni enfatizó ante los banqueros que si algo tiene bien en claro el candidato del FPV es la necesidad de buscar financiamiento externo para lo cual se hace imprescindible cerrar el capítulo de los holdouts.
Tarifazo selectivo

Los interlocutores quisieron conocer más detalles sobre “cuestiones filosas”, como el tipo de cambio, la realidad fiscal y la política tarifaria.

Otra pregunta directa llegó: “¿Qué van a hacer con el déficit de las cuentas públicas? Se habla para este año de unos $ 380.000 millones.

-”Tendrá que haber una adecuación de la política tarifaria. Habrá que reducir subsidios. La adecuación será en la franja de la sociedad con niveles más altos”.

Ya fuera de las oficinas del Banco Provincia, los banqueros se fueron con la sensación de que Marangoni está entrenado para transmitir una visión “optimista y esperanzada”, incluso en un entorno donde la economía no da buenas noticias. El sentimiento predominante fue el de “wait and see” (esperar y ver) y así se lo insinuaron a Marangoni.

En resumen, nadie quedó satisfecho y hacia el interior del Gobierno Nacional hubo molestias porque no se les habría informado sobre la “secreta” reunión. Algunos kirchneristas de “paladar negro” creen que, de haberlo sabido, habría tenido que ir algún funcionario del Ejecutivo, porque ellos todavía tienen que gobernar hasta diciembre y todo se puede complicar en los próximos dos meses si se crea la sensación de un doble comando.

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