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sábado, 8 de agosto de 2015

ROSARIO Maestros y vecinos de Las Flores se unieron para decirle basta a la violencia

Todos se sumaron a la movilización convocada por la escuela Nuestra Señora de Itatí para exigir "vivir, enseñar y aprender en paz". Los tiroteos en la puerta del colegio suelen ser frecuentes.
La Capital | 
Maestros y vecinos de Las Flores se unieron para decirle basta a la violencia
 “Nuestra Señora de Itatí sigue abierta” dijo casi en un grito Ariel Sarasiba, maestro de primaria, en medio de la plaza de Las Flores Sur y parado frente al resto de sus compañeros, padres, vecinos, alumnos, dirigentes del Sindicato de Docentes de Escuelas Particulares (Sadop) e integrantes de otras organizaciones y escuelas. Todos cruzaron ayer la Circunvalación, esa avenida que los vecinos remarcan como si fuera una frontera, y se sumaron a la movilización convocada por los docentes de la Escuela Nº 193 Nuestra Señora de Itatí para exigir “vivir, enseñar y aprender en paz”, un reclamo que llevaron estampado en una bandera por las cuadras del barrio.
   La marcha partió de la puerta de la escuela, en Flor de Nácar al 7000, en el corazón de Las Flores, y se llevó adelante a una semana de que se produjo un tiroteo frente al establecimiento que dejó 14 vainas servidas en la vereda.
   Meses atrás, otro violento episodio en la puerta del ingreso al nivel inicial, había puesto en alerta a la comunidad educativa, que remarcó que la escuela está ubicada en el centro de un territorio que se disputan dos grupos enfrentados que dirimen el conflicto a los tiros.
   El reclamo por más seguridad para alumnos y docentes fue llevado al Ministerio de Seguridad de la provincia, donde se acordó la presencia de una custodia. Sin embargo, ayer maestros, no docentes, padres, alumnos y vecinos dejaron en claro que quieren más que un patrullero en la puerta de la escuela. Por eso se propusieron sacudir las calles de su propio barrio, ese de cuadras y cuadras de zanjas tapadas y basura acumulada; y sobre todo hacerse escuchar más allá de la Circunvalación, marcando presencia y exigiendo “acciones que apunten a prevenir los hechos violentos”.
Pocos recursos. “No dejamos de bregar por políticas inclusivas”, remarcaron en el documento que se leyó en medio de la plaza, así como también afirmaron la necesidad de “fortalecer las instituciones que trabajan en el barrio, enriquecer sus recursos, potenciarlos y abrir nuevos espacios para chicos, adolescentes, jóvenes y adultos”.
   Paralelamente a eso, los recursos con los que cuentan las fuerzas de seguridad en la zona son hoy cuanto menos escasos. “La subcomisaría 19ª tiene apenas tres personas por turno y entre 15 y 20 presos que cuidar; y cuando pedimos patrullaje, nos dicen que tienen un solo auto. Entonces decimos: que lo hagan a pie”, reiteró ayer Graciela Cantoni, directora del establecimiento, con más de 700 alumnos entre el nivel inicial, primaria y secundaria.
   Y agregó que la Policía Comunitaria “al barrio no entra porque sólo está prevista para Las Flores Este, del otro lado de la Circunvalación”. La docente insistió en que el reclamo “es de toda la comunidad, porque a las cinco y media los docentes nos vamos y la gente se queda acá”.
Temor. Dos ex alumnas de la escuela que tienen dos y tres hijos, ayer acompañaron la movilización como vecinas del barrio y prefirieron no dar sus nombres. “Sin palabras”, respondieron cuando se les preguntó sobre las situaciones de violencia en el barrio y se lamentaron que sus hijos “tengan que crecer de golpe, quedarse casi sin infancia y sin posibilidad de estar y jugar en la calle, como sí pudimos hacer nosotras”.
   “Que te digan que a un pibe tuyo le pusieron un tiro, es fuerte”, afirmó Nerina, docente de Informática de la secundaria y delegada gremial, y recordó que hace ya dos años habían teniendo situaciones similares de enfrentamientos en la calle.
   En ese sentido, su compañero, Sebastián, también docente del secundario, planteó con enojo: “Es un barrio complicado, con distribución de drogas, no puede ser que acá no estén las autoridades de Seguridad de la provincia”.
   Los chicos no están ajenos. “El problema es después del mediodía”, contó Agustina, alumna de cuarto año y agregó: “Tenemos miedo, y si no es por uno, es por los hermanos, por un amigo”.
   Al paso de la movilización, los vecinos no dejaron de salir a la puerta de sus casas. Las maestras del Jardín de Infantes Nº 80 Río Paraná salieron a apoyar la movida, al igual que los que estaban en la Escuela Nocturna Nº 64.
   La marcha marcó presencia, recorrió las cuadras de los alrededores de la escuela, se hizo escuchar con redoblantes, sirenas y también tapas de cacerolas. Volvió otra vez al centro de la plaza Itatí e insistió en el reclamo del legítimo derecho a “vivir, enseñar y aprender en paz”.

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