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domingo, 12 de julio de 2015

Clonación animal, postal del futuro de interés económico

Daniel Salamone, docente e investigador de la cátedra de Fisiología Animal de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), es uno de los pioneros en el área

Experto. Daniel Salamone, investigador de fisiología animal de UBA.
El conocimiento no queda sólo en el laboratorio. La experiencias de clonación en bovinos, de las cuales se obtuvieron los primeros terneros clonados de células adultas, fetales y fetales transgénicas de Latinoamérica confirmó la importancia y evolución de las tecnologías reproductivas y de las posibilidades que brindan. Daniel Salamone, docente e investigador de la cátedra de Fisiología Animal de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), es uno de los pioneros en el área y estuvo en Rosario contando sus últimas experiencias en el área.

Desde algunas décadas, el advenimiento de la biología molecular permitió la introducción y eliminación de genes y, más recientemente, con la clonación también se logró propagar esta información genética mediante la realización de copias idénticas de un mismo ejemplar sin reproducción sexual. Las técnicas de trangénesis permitieron la creación de fenotipos totalmente novedosos, que confieren a las especies de interés zootécnico características beneficiosas para la producción animal como la resistencia a enfermedades, una mayor eficiencia en la obtención de energía, entre otras.

Salamone habló en el seminario de Bioeconomía Región Centro organizado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación sobre “Potencialidades de los animales clonados y genéticamente modificados” y tras su disertación charló con LA CAPITAL sobre “las cosas que son posibles”.

El investigador señaló que le gusta que los estudios que realiza “no terminen en un ejercicio de laboratorio sino en un animal nacido, algo que pueda llegar a la gente”. En ese sentido, remarcó que si bien en el país “hay conocimiento de máximo nivel” dijo que llevar y transformar ese conocimiento en un animal o en un producto “no se ha hecho de forma importante”.

“Nos fascinan los trabajos que se publican en las revistas científicas, pero no que quede todo eso en un ejercicio sino trasladarlo a las especies domésticas, a los animales”, subrayó y al mismo tiempo comenzó a hablar de las “fotos del futuro”.

Un hecho del presente. Salamone relató cómo fueron evolucionando esas investigaciones que años atrás parecerían ser parte de una película futurista. “Muchísimos años atrás en el laboratorio de Liño Barañao generamos un ternero de probeta, una vaca de fecundación in vitro. Eso se pensó que era un ejercicio hasta que en 2004 en Brasil se producen y se implantan más de 400 mil terneros de probeta. Paso a ser una industria que tiene que ver con el mejoramiento genético, la mejora de la calidad de la carne y de la leche en Brasil”, detalló.

En ese sentido, explicó porq ué esa investigación nacional tuvo éxito en el vecino país y no en Argentina. “Ellos tienen un tipo de vaca que son cebú, una especie diferente al bovino que tenemos acá que es europeo, y la respuesta a este tipo de tecnología es mejor. Sin embargo, en nuestro país por el auge de la soja hay una gran producción de cruzas con cebú, sobre todo en el norte, que responde muy bien. Creemos que nuestro país puede tomar ventaja de este tipo de tecnología que conocemos y desarrollamos hace más de 20 años. Hay que articular para que eso se traslade a un hecho de la producción”, puntualizó.

Además, habló de otra de las postales del futuro, aquella vinculada con las oportunidades que se abrieron a partir del primer animal clonado que fue generado en 2001/2002. Salamone traslado este conocimiento al caballo de polo argentino. “Un caballo de polo argentino puede valer entre 600 mil y 2 millones de dólares y tiene una industria equina de experiencia con reproducción equina importante. Esto nos pareció interesante y con el apoyo de un empresario argentino fanático del polo que es Marcelo Argüelles generamos en su campo para el Bicentenario el primer caballo clonado en la Argentina”, relató, aunque apuntó que en esta oportunidad se trabajó con un nuevo tipo de tecnología, con una diferencia respecto del método de clonación de la oveja Dolly.

Mientras que Dolly venía de una célula de la piel, lo que se hizo ahora es de muchos tipos más para que los clones sean más saludables. “Para hacer a Dolly hacían un embrión y nosotros hacemos muchos embriones y los ponemos juntos que forman una entidad, se corrige el tamaño y sale un animal más balanceado. Pensamos que este animal que se llamó Ñandubay Bicentenario es otra de las postales del futuro”, subrayó Salamone mientras contó que a partir de esto se desarrollaron tres empresas diferentes para clonar caballos.

Para el docente de la UBA “lo atractivo no es demostrar que uno puede hacer una cosa interesante, y sentarse, sino que la idea es tener varios eventos”.

“En la universidad de Buenos Aires la misión es formar gente. Surgieron 11 doctores, publicamos en revistas y vamos por más. Pero más allá de la ciencia básica hay varias situaciones que terminarono en empresas. Nuestro laboratorio trabaja con micromanipulación y muchas de estas tecnologías pueden tener una gran demanda del sector productivo”, destacó.

Tema de discusión. La clonación en animales continúa siendo un tema controvertido. Salamone recordó que Europa tiene una posición muy fuerte y destacó que “sorpresivamente” uno de los países que más información generó en el área es Japón y tiene una situación semejante. “Lo que está sucediendo tiene que ver con barreras paraancelarias. Trata de venderse como más saludable, pero no hay motivos científicos. Japón usualmente trabaja con Australia y Estados Unidos que clonan y ellos venden que no clonan, para de alguna manera tener algún tipo de ventaja”, dijo.

El especialista en clonación advirtió que “si uno tiene buenas razonas para prohibirlas hay que darle para adelante, pero todo debe debatirse y regularse basado en información científica y criterios éticos y ambientales”. Salamone consideró que “si no se fundamentan en información de este tipo existe el peligro de perder oportunidades”.

“Hago un paralelismo con la industria de la informática. Si hubiésemos prohibido las computadoras porque eran muy lentas o se colgaban no hubiéramos llegado a tener el tipo de computadoras que tenemos hoy. Si regulamos sin ningún tipo de base, por capricho, se corre el riesgo de que una tecnología no evolucione. El académico consideró que “en la preservación de especies la clonación tiene un rol” y por eso trabajan en clonación de tigres para tratar algunas enfermedades o reproducir poblaciones de animales envejecidas que no tuvieron crías y podrían ser especies en peligro de extinción.

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