Emanuel Sandoval, quien cumple prisión domiciliaria como autor intelectual del tiroteo contra la casa del mandatario santafesino Antonio Bonfatti. Rogó que no le arruinen la vida.
/La Capital |
Emanuel Sandoval tiene 24 años, vive en pareja desde hace siete y es padre de un nene de 15 meses. Con su familia reside en una humilde casa de la zona noroeste de la ciudad en la cual recibió a La Capital para pedir “investigación y justicia”. Es que Emanuel debe permanecer dentro de su vivienda y bajo la garantía de su madre porque cumple con la prisión domiciliaria que le otorgó la jueza de Instrucción Alejandra Rodenas en el marco de la causa que lo tiene procesado como autor intelectual del atentado a balazos contra la casa del gobernador Antonio Bonfatti, ocurrido la noche del 10 de octubre de 2013. El otro inculpado en el expediente es el policía Pablo Marcelo Espíndola, quien también recibió la morigeración de prisión y cumple arresto en su casa. Sin embargo, el fiscal Enrique Paz solicitó días atrás que se habilite la feria judicial para que se revea ese beneficio y el juez Luis María Caterina aceptó el pedido, cuya revocatoria ya solicitaron los abogados de ambos imputados.
“Yo sólo le pido al gobernador Bonfatti y a la Justicia que investiguen todo lo que tengan que investigar pero que no metan preso a cualquiera como me tienen preso a mí porque me están arruinando la vida”, dijo Sandoval bajo la atenta mirada de su madre y su abogado, Marcos Cella, en la pequeña cocina comedor de su casa, frente a la cual se apilan centenares de ladrillos.
“Yo hice de todo en mi vida, pero hace unos tres años que estoy metido con un horno ladrillero y me traen las cosas acá para que venda”, explica. Y cuenta que abandonó la secundaria en 2º año porque el papá los abandonó y “tuve que salir a trabajar para ayudar a mi mamá. Somos 7 hermanos y había que sacar la familia adelante. Uno de mis hermanos (Lucas, quien estuvo preso y sufrió graves quemaduras en el incendio intencional de la alcaidía de Jefatura que se cobró la vida de tres reclusos en abril de 2014) anduvo desviado y yo me tuve que hacer cargo de todo. Fui verdulero, albañil y ahora esto de los ladrillos”.
Sandoval sostiene que “nunca” estuvo vinculado al tema drogas “y mucho menos en el atentado al gobernador”. Y asegura que lo inculparon “por cuestiones políticas, porque yo antecedentes no tengo”. Sin embargo, en su haber hubo seis expedientes y en todos recibió falta de mérito. “Todas esas causas me las inventó en un año el comisario Roland Cuñé, quien estaba en la comisaría 10ª. Yo con él tuve muchos roces porque era de armarle causas a todos los pibes. A mí nunca me secuestraron nada, nunca me agarraron robando, nunca me encontraron armado y sin embargo me armaban las causas”, dijo el muchacho.
Bajo control. Y por eso, cuenta, su mamá “tuvo que poner una cámara de seguridad en la puerta de mi casa porque la policía llegaba, se metía y nos golpeaba a todos. A mi mujer que estaba embarazada y estuvo a punto de perder el bebé, a mis hermanitos, a todos”. Y recuerda que “la única vez que encontraron un arma en mi casa fue una 9 milímetros que dijeron era de mi hermano Lucas. Pero los testigos declararon que un policía de la 10ª entró a mi casa con el arma en la mano y al rato salió con esa arma y gritando pico, pico, que es lo que dicen cuando encuentran algo”.
Cuando se lo consulta por qué el comisario Cuñé le armaba causas, Emanuel dice que “juntaba a los pibes para que salgan a delinquir y pagarle a él. Hay una chatarrería acá cerca y ese policía agarraba a todo el que pasaba y le sacaba plata o le armaba causas”. Y remarca: “Yo nunca estuve metido con la droga, mire como vivo. ¿Quiere que le muestre el baño?”, ofrece. “Si yo vendería droga viviría mucho mejor, aparte tendría que tener escuchas que me vinculen y no tengo nada”.
— ¿En la causa de Los Monos que investiga el juez Juan Carlos Vienna hay una escucha de un tal Chuky y un tal Ema y su relación con la banda de Las Flores?
— Pero ese no soy yo. Yo no estoy vinculado a la droga. A mi en casa me llaman “Manu”, no “Ema pimpi” como dicen en los diarios. “Pimpi” le decían a mi papá, que ya hace rato nos abandonó.
— ¿Por qué el comisario Cuñé te involucró en la causa Bonfatti?
— Por cuestiones políticas. El tenía que quedar bien resolviendo todo rápido porque la víctima fue el gobernador. A mí en 24 horas ya me estaban acusando y no habían investigado nada. Hay tantos hechos sin escalrecer y a mí en un día ya me decían que era el autor intelectual del hecho. ¿Por qué yo iría a tirarle al gobernador?
— ¿Vos conocés al policía Pablo Espíndola, el otro imputado en la causa?
— Lo conozco de vista porque trabajaba con Cuñé y siempre pasaban por el barrio. Nos tenían locos a todos los pibes y vos de tanto verlos pasar ya los conocés. Además, una vez se metió en mi casa con Cuñé a chequear que mi hermano Lucas estuviera cumpliendo la prisión domiciliaria.
En los buzones. Sandoval recuerda que desde que fue detenido estuvo “dos meses en los buzones de castigo de la cárcel de Coronda sin recibir visitas ni comida, sin luz y saliendo dos minutos por día para hablar por teléfono. Estuve 15 días con la misma ropa puesta hasta que me llevaron a Tribunales y mi familia me pasó ropa y velas. Me pegaron palazos, no me dieron derecho a nada”.
Tiempo después fue derivado al penal de Piñero y allí, dice, “me tuve que coser la boca con alambre para que me atendieran. Yo nunca tuve problemas con nadie, no me peleaba con nadie pero era el que había atacado al gobernador y me maltrataban. No agunataba mas el trato que me daban y ahora duermo con miedo, tengo pesadillas, no apago la luz, me levanto a la madrugada. Todas las cosas que he visto en la carcel me marcaron fuerte”.
— A pesar de la humildad con la que vivís, una vez te persiguieron en un BMW.
— Nunca me imputaron esa causa. Yo siempre tuve autos baratos, motos chicas. He manejado BMW porque tengo amigos con autos caros o tienen agencias.
Mientras la Justicia decide si Sandoval sigue en su casa hasta el juicio o debe volver a prisión, agentes de la comisaría 10ª, Asuntos Internos y la Tropa de Operaciones Especiales controlan que no viole su salida. En presencia de La Capital una oficial de Asuntos Internos llegó, constató la presencia del joven y le hizo firmar una planilla a él y a su mamá. “El 1º de enero a las 3 de la mañana vinieron los de la 10ª a ver si estaba”, recordó Sandoval.
“Yo no soy santo pero nunca estuve en nada raro. Nunca vendí drogas ni me drogué y si estoy metido en esta causa es porque la armó la policía. Está todo muy bien armado y sin embargo no tienen nada para involucrarme”, aseguró el joven. “La misma jueza dijo que no hay elementos para inculparme la autoría intelectual del hecho, que podía haber algo material pero que la querella y la fiscalía no habían aportado nada nuevo para sostenerlo. Yo quiero que se resuelva todo rápido, quiero seguir trabajando tranquilo par darle una buena vida a mi bebé. Quiero que me dejen de molestar y busquen al verdadero culpable. Realmente tengo miedo porque el gobernador y la policía tienen todo el poder y a mí me quieren dejar preso sin pruebas o armarme otra causa para volver a meterme en la cárcel”, concluyó.
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