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domingo, 26 de octubre de 2014

ROSARIO: Salió el decreto municipal para regular los bares y espacios culturales

Mientras se suman voces que lamentan el cierre del espacio Bienvenida Cassandra, y convocan a un Festival No Autorizado para el próximo domingo, la intendencia firmó la norma que "autoriza" programación artística sin modificar otros aspectos.
Rosario 12 | 
Salió el decreto municipal para regular los bares y espacios culturales

 Al de por sí convulsionado conflicto entre el Ejecutivo y los bares y espacios culturales rosarinos, en estos últimos días el debate sumó nuevos capítulos. Porque mientras desde las redes sociales se le daba notoriedad al anuncio del cese de actividades del espacio Bienvenida Cassandra y a la convocatoria abierta al Festival No Autorizado que para el próximo domingo impulsa el Colectivo El Avispero (www.facebook.com/colectivoavispero), sin mayores estridencias el pasado martes se firmó el decreto 2474 que, tras numerosas reuniones y discusiones varias con distintos actores involucrados, pretende configurar un marco de contención para el desarrollo de las actividades en ese tipo de espacios.
Mientras desde el Concejo Deliberante se busca confeccionar una nueva normativa que actualice a la obsoleta e intrincada Ordenanza de Espectáculos Públicos 7.218 (sancionada en 2001), este decreto "pone un parche" al conflicto de fondo, según el análisis de los miembros de Espacios Culturales Unidos de Rosario (Ecur), que desde mediados de este año intensificaron sus reclamos ante una serie de clausuras que dificultaban su actividad (conflicto desarrollado en Rosario/12 en su edición del pasado 27 de julio).
Sancionado con la firma de Mónica Fein, del subsecretario de Gobierno Claudio Díaz, del secretario de Cultura Horacio Ríos y del secretario de Control y Convivencia Pablo Seghezzo, en su artículo 1º el decreto 2474 reglamenta a los artículos 9 de la Ordenanza 1.732 (que establece que "no se permitirá, bajo ningún concepto, anexar a estos locales pistas de baile") y los artículos 12 y 13 de la Ordenanza 7.218, que regulan la actividad en los rubros "Restaurantes y bares con difusión musical y/o números en vivo" y "Café cultural".
En ese marco, el flamante decreto establece las condiciones en que debe desarrollarse la actividad "autorizando la `programación artística` a aquellos establecimientos que desarrollan actividades culturales con una periodicidad establecida en forma permanente", aunque no modifica las condiciones regulatorias preexistentes en lo que a habilitaciones refiere.
Tras las críticas realizadas desde Espacios Culturales Unidos de Rosario (Ecur) al boceto delineado por el Ejecutivo (al que se llegó luego de diversas reuniones y de la mesa de discusión abierta realizada a principio de septiembre, de la que se dio cuenta en este diario el martes 2 de ese mismo mes), el decreto 2474 establece algún margen de acción para algunos espacios. "Todos los lugares que tienen menos de 100 metros cuadrados, como algunos centros o bares culturales, no podían tener música en vivo. Ahora este decreto permite que sea legal tener algún tipo de música. Para los espacios más chicos significó acomodar algo, poder hacer algo con la norma hasta que lo tratara el Concejo", indicó Tomás Monteverde, integrante de Giros y del Ecur, en representación de Distrito 7.
En ese sentido, el conflicto de fondo seguirá latente hasta tanto los ediles elaboren una normativa que ponga claridad a las citadas ordenanzas (en un paquete que debería sumar además una revisión de la normativa de ruidos molestos, contemplando los aportes y estudios realizados por el ingeniero Federico Miyara). "Desde el Ejecutivo, tanto desde la Secretaría de Cultura pero sobre todo desde la Secretaría de Control, explican que ellos no hacen ordenanzas, sino que están para hacer cumplir las ordenanzas existentes. Aunque estén mal, como ellos mismos han reconocido ﷓consideró Monteverde﷓﷓. Entonces hay que poner en situación al Concejo Deliberante, que viene dando vueltas con una nueva ordenanza, pero no se vislumbra a corto plazo que se logre. El año próximo hay elecciones, y difícilmente el Concejo elabore una ordenanza de este tipo, entonces es fundamental que se ponga en sintonía y de una vez elabore una ordenanza de espectáculos públicos y, en este caso, contemple lo que venimos planteando sobre los espacios cuya actividad principal tiene que ver con la cultura".
Para el integrante de Giros y representante del Ecur, la labor de los ediles resulta esencial: "La ordenanza tiene que ser superadora. El núcleo central no se termina de discutir. Y es una discusión que es errada, discutir sobre si se baila o no es absurdo. El criterio debería estar relacionado con la capacidad de los espacios, porque no es lo mismo un lugar para cincuenta o cien personas que uno para 1500. La ordenanza tiene que ser muchísimo más superadora que este nuevo decreto".
Al margen de los motivos particulares y puntuales que derivaron en el cierre de diversos espacios en los últimos meses, la rigurosidad en el control a partir de las normativas aún vigentes ha sumado dificultades a la de por sí compleja gestión cultural independiente. Por lo pronto, desde el pasado martes los representantes de cada espacio deberán programar sus actividades e informarlas con antelación a la Secretaría de Cultura, que incluirá en su agenda las actividades y (según el artículo 5to del decreto 2474) extenderá a los establecimientos una "constancia de registración como comercios con programación artística autorizada", que tendrá vigencia de un año y deberá ser exhibida al momento de una inspección.
Sosteniendo las reglamentaciones inherentes al factor ocupacional, ruidos molestos y horarios límite para el desarrollo de las actividades (hasta la 1 de lunes a jueves, y una hora más de jueves a domingo y vísperas de feriado), el decreto permite "adaptar el espacio físico y las condiciones mobiliarias de manera excepcional y con el exclusivo fin del desarrollo de los espectáculos musicales, teatrales, de danza, u otras expresiones artísticas, clases y talleres".
Con mesas o sin ellas, los espacios culturales de la ciudad deberían encontrar algo de aire en medio de las discutidas normativas vigentes. Mientras tanto, es el Concejo Deliberante el que deberá encontrar las claves para elaborar un marco adecuado, claro, que permita la convivencia de diversas expresiones.

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