lunes, 20 de octubre de 2014

ROSARIO: Guerra en la intimidad familiar por atentados a hijos de un empresario

La segunda mujer de Elio Wainberg responde judicialmente a los hijos de éste, que la asumen ideóloga de los ataques sufridos. Cruzan expedientes por ataques a tiros concretados por sicarios contra dos hermanos.
La Capital | 
Guerra en la intimidad familiar por atentados a hijos de un empresario

 En los últimos cinco años los hermanos Gabriel y Diego Wainberg, hijos de un empresario rosarino de gran pasar económico, se salvaron por milagro de criminales atentados a balazos. Los ataques fueron de una resolución temible: les dispararon a quemarropa, desde cerca, estando indefensos y en acciones aparentemente por encargo dado que nunca les robaron nada. Estos episodios fueron el punto culminante de una secuencia de delitos violentos que incluyeron amenazas, extorsiones y varias arremetidas a tiro limpio.
  Aunque pese a las denuncias judiciales ninguno de esos hechos pudo ser esclarecido, los hermanos alguna vez interpretaron que este encadenamiento de incidentes estaba ligado a los avatares de la vida sentimental de su padre, Elio Wainberg, dueño de Salinera Austral, una comercializadora mayorista de sal con la que construyó una próspera posición. Elio se había divorciado de la madre de sus hijos y convivía con una mujer llamada Mirta Peralta en el country Kentucky de Funes. La valoración era que esta mujer se proponía amedrentar a los hermanos, o eliminarlos, para avanzar sobre las posesiones de su pareja.
  Elio murió el 9 de julio en un hospital de Cancún, días después de haberse descompuesto mientras estaba con Peralta en la pileta de un hotel. Era conocido en Rosario por su inclinación por la canción romántica: con el nombre artístico “Marco Antonio Denis”, llegó a cantar en recitales junto al bolerista mexicano Armando Manzanero. También le era familiar a los cronistas de economía de los medios locales ya que pertenecía a la Fundación Mediterránea y en la década del 90 fue enlace de prensa de Domingo Cavallo.

Investigada. El viernes Mirta compareció ante la fiscal de Flagrancia Marisol Fabbro que investiga la balacera contra Gabriel Wainberg el 12 de agosto pasado frente a la salinera de Mitre y Lamadrid, que obligó a la internación de la víctima. Como la fiscal había pedido el entrecruzamiento de los expedientes —más de una decena— en los que los Wainberg aparecen como víctimas, Peralta se presentó para cuestionar, según planteó de forma explícita, cualquier idea de que se estaba sustrayendo a la acción de la Justicia.
  Uno de los hechos a cruzar fue la emboscada en la que el 30 de octubre de 2009 Diego Wainberg recibió cuatro balazos en Mitre y Cerrito, ataque por el cual estuvo un mes internado y fue operado. A partir de la última acometida a tiros contra su hermano Diego se radicó en Estados Unidos con su familia.
  Es una historia que parecería una bufonada si no fuera una guerra abierta en la que nada queda claro. Salvo que hay personas que terminan baleadas en un hospital en base a una enemistad que está insinuada pero que aún no está contada en ningún expediente.

40 años. Según la presentación por escrito a la fiscal que hizo Peralta, de 59 años, ella se considera afectada por el contenido de una nota publicada el 6 de octubre pasado en este diario, en la que no fue nombrada. Afirmó que los hermanos Wainberg la presuponen ideóloga de los atentados contra ellos y que tal cosa es un agravio intolerable. En ese escrito que patrocinaron los abogados Guillermo Muratti y Claudio Tavella brinda su versión.
  Mirta subraya en un inicio que su relación con Elio no fue ocasional ni reciente: “Fue mi pareja durante los últimos 40 años”, asegura. Identifica como responsables a los hijos de Wainberg de que se la haya señalado como instigadora de los ataques que éstos sufrieron y dice que tiene en curso acciones legales contra ellos. Afirma que Gabriel denunció en el Juzgado de Instrucción Nº 5 que ella era la ideóloga del atentado contra Diego en 2009 pero que la jueza María Luisa Pérez Vara no sospechó nunca de ella, al punto que no la citó a dar explicaciones siquiera en una declaración informativa.
  Por estas sospechas, afirma, denunció por calumnias a Gabriel Wainberg quien terminó retractándose de su acusación en el juzgado correccional Nº 10. Pero eso no evitó que ella lo demandara en el Tribunal Extracontractual Nº 2 por daño moral, acción que está en trámite. Peralta señala también que por las mismas sospechas ella denunció penalmente a la ex esposa de Elio y a la esposa de Diego quienes, al igual que Gabriel, se retractaron en los Tribunales de acusarla de ser el cerebro de los atentados. Esa causa también terminó pero no el fuero civil donde Mirta exige de ambas mujeres una reparación económica por daños y perjuicios.
  Ante la muerte de Elio, cuando estaba en compañía de Mirta, también afloraron suspicacias. Ella dice que es falso que hubiera muerto ahogado. Sostiene que estaban en la pileta del hotel Royal Caribbean cuando él se descompuso por un multiinfarto que le provocó la muerte ocho días después en el Hospital Amerimed de Cancún. Pero Mirta remarca que Gabriel llegó el 8 de julio para ver a su padre y que estaba presente cuando, un día después, falleció.
  Los abogados de Mirta plantean que el cuerpo de Wainberg fue cremado —contra lo que prescriben los rituales de la religión judía que profesaba— por el alto costo de trasladar el cuerpo en avión hasta Rosario. Y que la decisión de la cremación fue autorizada conjuntamente por Peralta, Gabriel y Arturo García Aranda quien, según los allegados a Mirta, es el principal asistente de Armando Manzanero, quien acompañó en el hospital de Cancún a su amigo hasta su deceso.
  Mirta afirma también que es falso que Elio haya retenido para sí el usufructo vitalicio de la onerosa casa del Kentucky donde convivían sino que el usufructo está a su favor. Cuando este diario le requirió constancias para corroborarlo afirmó que se los reserva por el momento.

La tía. La mujer reconoce ser la tía de Pablo Andrés Peralta, un presunto sicario procesado por haber intentado matar al abogado Alberto Tortajada en septiembre de 2012 y por ejecutar de un balazo en la cabeza al policía Carlos Dolce en pleno centro de Rosario el 5 de febrero de 2013. Pero ella afirma que no tiene relación regular ni contacto con él en los últimos cinco años.
  En el entorno de los Wainberg dicen que esto es falso: afirman que Pablo era invitado usual a comer en la casa del Kentucky donde Gabriel lo encontró varias veces. El abogado querellante Froilán Ravenna, que representa a los hermanos, pidió incorporar los datos de los expedientes del atentado a Tortajada y del asesinato de Dolce a la pesquisa del último ataque a Gabriel. Estima que allí puede probarse un contacto reciente entre Pablo Peralta y su tía.
  “El hecho que la relación familiar entre Elio y sus dos hijos no fuera buena y que nunca me aceptaran como la pareja de su padre no implica seguir soportando y tolerando todo tipo de embates, amenazas calumnias e injurias a las cuales siempre he respondido judicialmente”, dijo Mirta a la fiscal Fabbro.
  La mujer también señala que ella ha sido hostigada y perseguida. Afirma que la prueba es que un hombre llamado Carlos Mazzurco acaba de ser condenado en juicio abreviado por intentar extorsionarla. El fiscal Fernando Dalmau confirmó a este diario que eso es cierto: la condena se impuso el 23 de junio pasado a Mazzurco por dos años y medio y la víctima fue Mirta Peralta. El fiscal dijo también que no se evidencia ninguna conexión entre esto y los hermanos Wainberg.
  Menos los atentados, de dramatismo concreto, esta historia viene recubierta con un halo de caricatura. Los hermanos Wainberg acusan a Mirta pero luego se desdicen ante a los riesgos penales de no poder probar sus dichos. Ella tiene razón en que la Justicia no halló elementos para las acusaciones en su contra que, asegura, la tienen bajo tratamiento psicológico. Lo que es cierto es que desde hace cinco años esta es una situación de enredos en la que se entrelazan pasiones, misterios y tiros. Y salvo esta que está esbozada no se conoce ninguna otra hipótesis que explique un conflicto tan desaforado.

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