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domingo, 15 de junio de 2014

Por el factor de la inflación, los rosarinos ya cambiaron sus hábitos de consumo

En la búsqueda de precios más bajos, regresó el trueque y crecieron las proveedurías sindicales junto a los camiones "para todos". Y también recurren a las ferias informales. Con los changuitos y los bolsos. Para ahorrar, la gente ya concurre a los grandes predios de venta al por mayor y divide la compra.
La Capital | 
Por el factor de la inflación, los rosarinos ya cambiaron sus hábitos de consumo

 En una economía inflacionaria, los rosarinos han comenzado a cambiar hábitos de consumo. Cada vez son más quienes optan por comprar alimentos directamente en los mercados de productores, forman filas en las verdulerías barriales, transitan la informalidad en saladitas y hasta retornan al trueque en ferias espontáneas, y no tanto, de plazas o por Facebook. Incluso hay sindicatos que avanzan en el armado o ampliación de proveedurías para afiliados, en sintonía con el éxito que están teniendo los camiones de la economía popular en su recorrida por las barriadas.
Así, parecen acentuar diversas tácticas para administrar mejor sus ingresos, que cosechan cada menos vez después del feroz ajuste lanzado desde octubre del año pasado.
No es 2008 ni tampoco 2001. Pero sí coincidieron los distintos actores de la cadena de alimentos y almacenes en que, junto con la caída de las ventas de entre un 3 por ciento y 5 por ciento en los primeros cinco meses de 2014 respecto a igual período del año pasado, se nota una mayor racionalidad en la decisión de los consumidores, que buscan mantener el costo de cargar el changuito lo más a raya posible. Y esto con recetas en su mayoría conocidas: compras por cantidad, más adopción de productos con "precios cuidados" por parte de las clases medias —una especie de vuelta a las segundas marcas sin que lo sean— y de los derivados de las harinas en economías de subsistencia.
Meseta. El director de la consultora especializada CCR, José Amodei, consideró días atrás, durante la presentación de un trabajo sobre el sector, que existe un descalce entre los tiempos y el tenor de los aumentos de precios y la recuperación de salarios reales, que hace que la meseta en que ingresó el consumo se consolide.
"Se ven de a dos o tres madres comprando juntas cajones de verduras y frutas para después dividirlos", reconoció un veterano puestero del Mercado de Concentración de Fisherton, que sostiene su asombro de que estas mujeres lleguen en costosos vehículos para optimizar sus gastos, y receloso de dar los valores de los productos, porque entiende que su cliente es el verdulero. Esta semana, una bolsa de cebollas de 20 kilos costó en torno a los $35/40 ($1,75 o $2 el kilo), la de 12/13 kilos de calabaza $45 ($3,50 aproximadamente por kilo) y entre 60 y 70 pesos la de 18 kilos de naranjas.
Justo pasaba por ahí un conocido fotógrafo de la ciudad que recién llegaba para hacer su compra para las próximas dos o tres semanas, dijo, y señaló hacia el centro de uno de los galpones. Allí, junto a los huerteros, se consigue también mercadería por fracciones más pequeñas, que si bien no tiene el mismo valor que la caja, la diferencia para sus compradores sigue siendo conveniente. Con la llegada del frío predominan en esta época la papa, la cebolla, la calabaza y el pimiento. Antes de irse, una señora acotó que entre los costos a la hora de calcular el precio final se deben tener en cuenta los 15 pesos que cobran a quienes utilizan el estacionamiento para dejar sus vehículos.
   Juan Sugastti, del Mercado de Productores, ubicado sobre 27 de Febrero, reconoció que creció la cantidad de personas que compra directo al puestero.
   También hay quienes encontraron en esas compras de cajas y bolsas de frutas y verduras una variante para ganarse unos pesos, al subdividir en menores cantidades bolsones que venden a sus redes sociales, ya sea vía el trato directo con sus vecinos y amigos o por Facebook.
   Los profesionales que se desempeñan en el área de Agricultura Urbana municipal intentan que los ciudadanos conozcan más sobre el productor, incluso generan visitan a huertas, para que se valorice que detrás de esa puja de precios hay una persona que trabaja la tierra todos los días.
   Los directivos de firmas mayoristas locales ven más demanda de las clases medias de los productos con “precios cuidados”, que ofician en esta oportunidad como una especie de “segunda marca” o las denominadas “blancas” o “propias” de los supermercados, que prosperan en las adversidades. Otros aseguran que todavía no ven estos cambios de hábitos como una tendencia definida que haya modificado la composición de cada jugador. Uno de ellos apoya su opinión en una cartera de 3.000 productos.
  
Pero almaceneros y otras cadenas de supermercados locales y de origen chino reconocieron que algunas marcas de capitales nacionales parecen ganar terreno en rubros como productos de limpieza (Querubín), lácteos (Tregar), galletitas (La Cumbre), aparte de las recuperadas, como la cooperativa Milhojas, respecto a otras marcas líderes que participan en sus segmentos.
   Los lácteos, en particular los quesos cremosos, perdieron más terreno que los fiambres, admitieron los empresarios. Es que las “segundas marcas” aceleraron su remarcación de precios y se pusieron a tono con dos principales jugadores del mercado (La Serenísima y Sancor), con precios más controlados por el gobierno, y esto generó que menos gente convalide estos valores.
   El consumo de carne también bajó. Sobre todo los productos menos indispensables para las dietas.
   Juan Milito, del Centro Unión Almaceneros, agregó que en los barrios más periféricos notan un leve crecimiento de las compras de productos derivados de las harinas, como fideos. Las dificultades de muchas familias está en los tiempos para poder dedicarle a la cocina, lo que limita las estrategias de ahorro.
   Por lo pronto, en los comedores escolares no se registra un salto en la demanda de personas, aseguró la ministra de Educación provincial, Claudia Balagué, sí de los costos para sostenerlos. La mayoría perdura desde el estallido social de 2001. En el último tiempo, sólo se agregaron comedores a unas diez escuelas, que pasaron a formar parte del programa de educación con jornada extendida, y que se encuentran en zonas socialmente vulnerables.
   Las fuentes consultadas de mercado y de gobierno creen que esta incipiente modificación de los cambios en los hábitos de consumo podría amesetarse entre junio y septiembre, en parte, y como consecuencia de la recomposición de sueldos y subsidios, derivados del cierre de las paritarias 2014 y del aumento que entra en vigencia este mes de la asignación universal por hijo (AUH).
   Y, en las próximas semanas, con el anuncio del incremento para los perciben por la tarjeta única de ciudadanía, una vez que se selle el acuerdo sobre cuánto aporta la provincia y cuánto la Nación. Entre ambos programas suman 430.000 los santafesinos beneficiados.
Aguinaldo. Además, se debe tener en cuenta la llegada del medio aguinaldo para los trabajadores formales, entre fin de mes y julio.
   Los empresarios del sector también creen que se sumarán políticas más agresivas de descuentos y promociones por parte de supermercadistas para morigerar la caída. La limitación y reducción de las tasas de interés para las tarjetas de crédito anunciada por el Banco Central, también debería colaborar.

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