El zaguero canalla Tomás Berra habló de lo que fue su aparición en la primera canalla y consolidación en el equipo. Y aclaró: “Acá nadie tiene el puesto asegurado”.
.La Capital |
“Lo viví con mucha intensidad”. La alusión de Tomás Berra tiene que ver exclusivamente con lo que fue su irrupción en la primera división, pero lo más importante fue su afianzamiento. El período al que se hace referencia es el que va desde el partido contra Godoy Cruz, donde el Flaco ingresó tras las lesión de Lisandro Magallán (se lesionó), hasta el choque contra Argentinos Juniors, que marcó el final del torneo. Fueron 16 partidos y algo más para el defensor, quien lejos de sentirse aferrado al puesto esgrime la dura lucha que tendrá por delante. “Cuando aflojás un poquito te come cualquiera”, tiró en un mano a mano con Ovación, donde expuso un análisis mucho más masticado sobre las sensaciones de lo vivido.
“Este receso puedo tomarlo de una manera especial porque jugué y porque tuve mi primera experiencia en la primera, pero no me cambia nada. Tengo que hacer lo mismo de años anteriores”, destacó Berra, quien apuntó que “siempre tuve el pensamiento que el puesto nunca está ganado para nadie. En estos momentos sí disfruto lo que no puedo hacer durante el año, pero soy consciente de que esto sigue y que no se puede regalar absolutamente nada”.
Hace mucho tiempo que Russo tenía a Berra entre ceja y ceja, como uno de los posibles candidatos a pegar el salto. En ese sentido, el defensor apuntó: “Siempre tuve la esperanza de jugar y por eso intenté constantemente y nunca pretendí irme del club. Lamentablemente se dio por la lesión de un compañero, aunque son las circunstancias del juego. Después, todo lo que pasara dependía de mí. Hoy estoy contento y muy conforme”.
—¿Cuánto te sirvió de aprendizaje haber compartido durante mucho tiempo el plantel en la B Nacional, incluso jugando poco y nada?
—A todos mis amigos siempre les digo que más allá del partido, es muy importante la semana previa, donde compartís todo con gente de mucha experiencia, en este caso como Caranta, Ferrari y Abreu. Todos te dan consejos, aunque después depende de cada uno tomarlos o no. Tuve la suerte de concentrar con varios de ellos y a uno que está haciendo las primeras armas en el fútbol grande lo toma de la mejor manera.
—¿Con Russo hubo un diálogo más cercano desde tu debut o siempre fue el mismo?
—Hacia Russo sólo tengo palabras de agradecimiento porque me dio la posibilidad de estar en primera, que fue lo que siempre quise, pero siempre se manejó de la misma manera y con mucha frontalidad. Lógicamente cuando me tocó jugar tuve más responsabilidad y allí el técnico estuvo un poco más encima, apuntándome cómo saltar con uno, cómo marcar a otro, pero siempre se manejó muy bien, con mucho respeto ante todo.
—¿De lo futbolístico qué balance hiciste en lo personal?
—Estoy contento. Sé que fallé en algunas cosas porque me lo marcaron mucho mis compañeros y el técnico también lo sabe. Por supuesto que trataré de corregir con los entrenamientos y en cada partido. Lograr eso me llevará a ser un jugador cada vez más completo.
—¿Arrancaste arriba y después bajaste un poco el nivel?
—Creo que arranqué bien. En medio de eso tuvimos el clásico, que fue el pico de rendimiento del grupo, pero después de eso creo que bajamos todos un poco. Más allá de eso considero que el año fue bueno para todos, con un balance muy positivo porque logramos clasificar a la Copa Sudamericana después de tres años en la B Nacional. Me parece que fue un broche de oro.
—Y en lo colectivo, ¿cuánto le ayudó al equipo no haber penado con el tema del promedio?
—En lo que tiene que ver con el promedio sí, pero Central te mete presión siempre. Acá entrás a las cancha y sabés que tener que ganar, pero el grupo demostró que estuvo a la altura de las circunstancias. Por eso cuando se cumplió el primer objetivo fuimos en busca de otros.
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