viernes, 21 de marzo de 2014

ROSARIO: La Policía Comunitaria comenzó a caminar las calles de Las Flores Este

Los jóvenes agentes repartieron folletos por el barrio y sus tarjetas personales con número de celular y correo electrónico.
La Capital | 
La Policía Comunitaria comenzó a caminar las calles de Las Flores Este

 El debut de la Policía Comunitaria en Las Flores Este le cambió la fisonomía a un barrio castigado por los robos y arrebatos a toda hora. La presencia de los flamantes uniformados produjo la adhesión de muchos vecinos y transeúntes, pero también el reclamo de extender la seguridad al horario nocturno. En una primera aproximación al territorio que los tendrá en forma permanente desde el mes que viene, los "comunitarios" ubicaron al consumo de droga y la violencia como los principales problemas de convivencia.
Ayer fue el debut de la primera etapa de "sensibilización" de esta fuerza policial, capacitada para mediar en conflictos y acentuar la faz preventiva. Los agentes caminaron por Las Flores Este y está previsto que continúen estos días por La Granada y 17 de Agosto.
Cada agente tiene una manzana a su cargo y ayer le entregó a los vecinos su tarjeta personal con foto y número de celular para que lo llamen ante un caso de inseguridad, que no sea exclusivamente la emergencia.
Y si bien portan un arma reglamentaria, bastón y gas pimienta, el objetivo de los "comunitarios" apunta a lograr la integración barrial, prevención, intervención y mediación en conflictos interpersonales, el diseño de planes de seguridad y la recuperación de los espacios públicos.
Para abril, mes de la puesta en marcha, se inaugurarán tres "casas del policía comunitario", espacio diseñado para el diálogo entre vecinos y la policía. Contarán con un patrullero con identificación de color naranja y también tendrán motos.
Primeros pasos. La Capital encontró ayer al mediodía a dos grupos de policías repartiendo volantes en las cuadras de Entre Ríos al 6300 y Paraguay al 6300, en las intersecciones de Acoyte, barrio Las Flores Este.
"La gente tomó bien nuestra presencia, los vecinos están contentos, preguntan si estamos de noche, ya nos hicieron denuncias verbales de grupos que se drogan y extorsionan a los vecinos pidiéndoles plata, sino les arrojan piedras a las ventanas o les rompen el auto. También nos dicen que hay muchas motos sin patente. Pensamos que nuestra presencia, muchas cosas van a cambiar", indicó el agente Sergio con sus jóvenes 22 años.
"La gente está muy amable y agradecida. La mayoría nos da la bienvenida", dijo Carolina, otra uniformada. Estela, en tanto, una docente de 67 años que vive en Presidente Roca al 6500 lanzó: "Espero la Policía Comunitaria funcione, porque la inseguridad está en todos lados".
En su matricería y taller de Paraguay y Acoyte, Víctor Wespley, de 65 años, señaló: "En este esquina hay cinco robos por día. A las mujeres que esperan el colectivo les manotean la cartera, a los pibes los chorean y las madres me piden que les mire a los hijos mientras esperan el ómnibus".
El hombre se confesó "cansado" de la inseguridad. "Antes me dedicaba a correrlos (a los ladrones), pero después viene la represalia. Nos han roto los autos". Wespley es un histórico comerciante de esa esquina de Las Flores Este. "Acá hay droga por donde la busques. El problema es que la juventud no quiere trabajar y los políticos, además del orden policial, tienen que buscar la manera de insertarlos en un empleo y educarlos para convivir", resumió.
Una anciana y una joven embarazada se sumaron al diálogo. "También necesitamos a los policías comunitarios de noche. No se puede ni tomar mate en la vereda, hay que salir sin nada a la calle", dijo la abuela y preguntó: "¿Estos chicos (por los policías) tienen armas?, ¿la pueden usar?".
La joven, en tanto, remarcó que los robos se acentúan desde el mediodía pero más aún desde las 16 en adelante. "A los pibes hay que buscarlos y traerlos de la escuela, no se puede caminar", dice.
Elda y Ramón cerraron la reja de su casa y a bordo de un Duna respondieron a este diario. "Los policías nos hacían falta. Ni salir a la puerta se podía. Verlos ya es una seguridad, porque acá hay arrebatos todos los días. Te roban en moto, en bici, caminando, como sea; con cuchillos o revólver", dijo la mujer. "Tenemos fe, pero el tema es qué va a pasar a la noche, cuando se vayan", agregó el hombre.
Con 26 y 30 años, Leandro y María José se mostraron contentos de ser policías comunitarios. "La gente colabora, quieren seguridad, es un barrio complicado donde siempre está el tema de la droga, pero nada es imposible. Queremos un diálogo fluido con los vecinos, ayudarlos", señalaron.

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