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jueves, 20 de febrero de 2014

SANTA FE: Las Delicias, un barrio afianzado que aguarda el inicio del desalojo - EL OTRO PLAN USURPADO EN EL NORTE

Hay cercos, autos estacionados, juguetes en los patios, un quiosco abierto, perros que ladran, ropa colgada, pasan bicis y vecinos que van y vienen. Como cualquier barrio careciente de la ciudad, el ritmo de la vida cotidiana está afianzado en el complejo habitacional de Las Delicias. Ubicado en Aristóbulo del Valle al 9700, fue ocupado por 84 familias procedentes de barrios de la periferia como Guadalupe Oeste, Yapeyú o La Nueva Tablada, en abril de 2012.

Actualmente, no todos los que tomaron las viviendas del plan federal hace casi dos años permanecen en el lugar. Muchos vendieron los inmuebles -que por cierto no les pertenecían- a nuevos “propietarios” que tampoco gozan de ese título formalmente. El antecedente inmediato del caso de Las Delicias fue la ocupación de Santa Rita II —también en abril de 2012—, cuyas casas fueron finalmente desalojadas en un proceso extenso y no poco engorroso, encarado por la provincia. Según pudo saber El Litoral, es el mismo que se seguirá en Las Delicias y comenzaría antes que termine febrero. El acuerdo consistió en el pago de 12 mil pesos contra la entrega de la vivienda, previa entrevista personal con trabajadores de Desarrollo Social y Estado del Hábitat.

La vida en el barrio

Pamela colgaba prolijamente la ropa recién lavada. Junto a su marido, ocupó una propiedad de la manzana 3 en abril de 2012, en la que se crió su hijo que hoy ya tiene cuatro años. 

“Es un barrio tranquilo y vamos a luchar para que nos entreguen la casa porque no tengo adónde ir. En El Chaqueño, me cansé de que me roben y acá puedo vivir en paz. Nosotros terminamos de construir, mi hijo tiene la escuela a cinco cuadras, tenemos el dispensario del Callejón Roca”, dijo Pamela y ante tantas a favor, le cuesta pensar en la idea de dejar lo que consiguió. 

Laura Mir vive en otra de las casitas de la manzana 3 por la que pagó 50 mil pesos, según dijo. En el barrio también están sus cuatro hijos. Para subsistir vende ropa que trae de Bolivia. “Al no tener un recibo de sueldo no puedo alquilar, ni sacar un crédito. Sabía que pagaba por algo de donde podían sacarme pero no tuve alternativa. No me voy a ir de acá, porque la poca plata que tenía la puse acá”, remarcó Laura. Su hija Sofía pagó 13 mil pesos por la vivienda. “Con mi marido, la rescatamos de entre los yuyos que llegaban al techo. Antes vivía en una pieza que no tenía baño. Acá nació mi hijo y no me voy a ir”, describió la joven madre. 

La situación de los vecinos de Las Delicias es idéntica y los preocupa. “Sabemos que en cualquier momento van a venir por el desalojo. El clima es horrible, no tenemos miedo pero sí incertidumbre”, explicó Carolina Caballero otra de las vecinas que ocupó una vivienda. 

Por su parte, Diego Segovia pidió que se abran instancias de diálogo. “Mi señora y yo trabajamos y podemos pagar. Por eso, queremos sentarnos a dialogar y acordar el pago de la casa”, reclamó. Aunque, a juzgar por lo que ocurrió en Santa Rita, es difícil que no corran la misma suerte.
El Ltioral

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