ROSARIO. Las esculturas dieron vida al arte en la arena del Balneario La Florida

Unas 350 personas participaron con gran dedicación del tradicional concurso anual en el balneario rosarino. Chicas del Hogar Santa Cecilia unieron fuerzas para plasmar dos pies gigantes que van hacia el “futuro”.

/La Capital | 

Con artísticas producciones se realizó ayer el tradicional concurso de esculturas en la arena, en el balneario La Florida (costanera y bajada Escauriza). Este año participaron 80 equipos y la mayoría estuvieron integrados por familias.

Sin más herramientas que las palitas y los baldes, y sin otros materiales que la arena y el agua, unas 350 personas expresaron su creatividad en originales esculturas que plasmaron en la arena.

Fue una oportunidad para poner manos a la obra en equipo. Congeniaron no sólo en la decisión de participar todos en el concurso, sino también en pensar qué escultura harían. Luego trabajaron codo a codo: mamá, papá y los chicos hundieron sus manos en la arena para dar forma a castillos, tortugas, formas humanas o símbolos de Rosario.

Dos parejas de novios formaron un equipo y realizaron una singular escultura. Plasmaron en una parcela de arena "elementos característicos de la ciudad", según explicaron. Y mientras señalaban la arena decían: "Una palometa, el barco Ciudad de Rosario y el puente que une Rosario y Victoria".

Una familia decidió hacer un auto, por sugerencia de la mamá, pero luego, mientras trabajaban, se dieron cuenta de que era mejor realizar una lancha, pero con los chicos adentro, así que armaron una embarcación a remo con tres navegantes "vivientes".

Sin dudas, una de las esculturas que más llamó la atención fue la que hicieron las profesoras y la psicóloga del Hogar Santa Cecilia, además de las chicas.

Se trataba de dos pies gigantes con un cartel donde se leía la palabra futuro. "Estamos trabajando la forma humana y queríamos hacer algo que tuviera que ver con los proyectos a futuro que todos debemos tener en la vida", explicó una de las profesoras mientras ultimaban la obra.

En una placentera tarde, cientos de chicos armaron castillitos con puentes, fuertes y torres. No faltaron los más avezados que plasmaron figuras humanas sin igual.