domingo, 12 de enero de 2014

La mítica Casa del Estudiante Rosarino permanece en estado de abandono

Es una mansión de principios del siglo pasado en Tucumán 2356. Depende de la Facultad de Medicina y forma parte del patrimonio arquitectónico.
La Capital | 

La mítica Casa del Estudiante Rosarino permanece en estado de abandono
La Casa del Estudiante de Rosario, inmueble histórico que supo albergar desde las primeras décadas del siglo pasado congresos y reuniones de los centros de estudiantes de todas las universidades de país y funciona como pensión, presenta hoy un franco deterioro edilicio. A pesar de ser considerada patrimonio de la ciudad, en la Facultad de Ciencias Médicas, de la que depende, no logran obtener los fondos necesarios para devolverle su esplendor. Por eso, lanzaron una convocatoria a graduados que la utilizaron y también a funcionarios, entidades y empresas que quieran colaborar con su recuperación.
Enclavada en los límites de barrio Pichincha y apenas a una cuadra y media de bulevar Oroño, en Tucumán 2356 se erige un inmueble que conserva la historia misma de los movimientos estudiantiles que bregaron hacia 1920 para el nacimiento de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), que luego dio paso a la apertura de las facultades de Ciencias Médicas, de Ingeniería y de Ciencias Económicas.
"La Casa del Estudiante es sin dudas el anhelo hecho realidad, la conquista de los centros de estudiantes que le dieron un fuerte impulso a la creación de la UNL", referenció el historiador Miguel Angel De Marco sobre el edificio inaugurado el 15 de marzo de 1924, próximo a cumplir 90 años.
Utilizada como pensión de varias generaciones, supo contar con un movimiento incesante. Tiene dos salones: la biblioteca y dirección José Ingenieros donde se conserva valiosa bibliografía sobre especialidades médicas, materiales de estudio y literario; y el salón de usos múltiples inaugurado en 1992, que lleva el nombre del recordado médico Esteban Laureano Maradona.
Pero hoy la actividad es casi nula, y apenas se sostienen talleres comunitarios (huerta, costura y lectura) que organiza la ONG El Angel de Lata, tras un convenio firmado con las autoridades de la facultad. Tres de las ocho habitaciones están en condiciones y son ocupadas por cinco estudiantes, aunque podría tener capacidad para 24 (ver aparte).
La placa que la Municipalidad instaló en la vereda donde se describe al inmueble como área de preservación histórica, es indirectamente proporcional a su franco abandono. La fachada, con pintura visiblemente desgastada, fue blanco de actos vandálicos, graffitis e inscripciones.
Desde la vereda ya se advierten las instalaciones derruidas, con un estado de decadencia que se acentúa al ingresar. La Capital recorrió el espacio interior donde, en la biblioteca y el salón principal, se observa desorden y suciedad que apenan: pinotea levantada, vitrinas rotas, libros arruinados por las polillas y repletos de tierra, vidrios rotos y maderas de las celosías colgando de los ventanales con sus marcos deteriorados.

Brotes de plantas. A los serios daños estructurales provocados por la humedad, se agregan las plantas y matas que por la acumulación de tierra brotan de las baldosas y molduras. El aspecto es lúgubre, con revoques desgranados y paredes coloreadas apenas por vieja pintura amarilla que se entremezcla con el verde de lo musgos
Hay baños de hombres y mujeres con duchas y una cocina (refaccionados) y desde el pasillo central se accede a un patio de unos 500 metros cuadrados en forma de T, donde se erigen cuatro enormes palmeras, un par de limoneros y bancos de granito. Muebles en desuso, pasto mal cortado y falta de parquización explican la situación de un espacio desaprovechado.
El subsecretario de Bienestar Estudiantil de la Facultad de Medicina, César Dib, explicó que, al sumir la actual gestión en 2007, primero con el decanato de Carlos Crisci y en la actualidad bajo Miguel Farroni (ver aparte), la casa se recibió en pésimo estado. "No se hizo nada entre 2000 y 2007. Nosotros le devolvimos la biblioteca al centro de estudiantes (se la había quitado la rectora Raquel Chiara) y el inmueble pasó a ser una prioridad".
Pero la facultad no tiene los recursos para encarar una remodelación profunda. "Las reformas no fueron suficientes todavía. El dinero que se destina es el proveniente de lo producido por la facultad. El rector está sensibilizado con el tema y encargó a la Secretaría de Política Estudiantil que elabore un plan de recuperación que lanzaremos este año. Es un compromiso ", reconoció Dib.

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