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sábado, 23 de noviembre de 2013

SANTA FE: Un comerciante resistió y frustró el asalto de dos ladrones a su local

Fue este viernes en un comercio de Urquiza casi Juan de Garay. Dos delincuentes entraron a robar, el dueño le arrojó una caramelera de vidrio y uno de ellos le disparó a la cabeza pero el balazo impactó en la pared.
.Diario UNO | 
Un comerciante resistió y frustró el asalto de dos ladrones a su local

 Este viernes, a las 20.30, un hombre de 38 años que atendía junto con su esposa un local comercial ubicado sobre la avenida Urquiza casi calle Juan de Garay, en el que funciona un Rapipago, una agencia de quiniela y un kiosco, fue increpado por un joven que ingresó como un cliente cualquiera para que le entregue el total de la recaudación que había en la caja registradora del local.


El propietario del negocio evaluó la situación y resistió el asalto arrojándole al ladrón, que estaba junto con un cómplice, una caramelera de vidrio que estaba sobre el mostrador en que se ubica la caja registradora. El delincuente sacó un arma de fuego y le disparó a la altura de la cabeza, pero los reflejos de la víctima le salvaron la vida y el balazo impactó sobre una pared en la que están colgados los números ganadores de la quiniela.


Diario UNO de Santa Fe dialogó con el dueño del local, Mauro Rotela, de 38 años, que narró la secuencia de los difíciles momentos que le tocó atravesar ayer a las 20.30.

—¿Puede usted narrarnos qué fue lo que pasó?
—Sí, claro. Eran las 20.30 y con mi esposa estábamos atendiendo a nuestra clientela e ingresaron dos jóvenes que estuvieron esperando para ser atendidos, hasta que cuando le tocó el turno a uno de ellos, me gritó que era un asalto y que le dé todo el dinero que tenía en la caja registradora del negocio. Yo me mantuve tranquilo, miré y juzgué la situación, porque con mi esposa estábamos trabajando juntos y al delincuente que tenía el rostro desencajado como si estuviera fuera de sí, le tiré encima una caramelera de vidrio llena de golosinas que hizo un ruido fenomenal.
Pero después vino la peor parte, porque el ladrón que tenía un cómplice que estaba con él dentro del local comercial, se llevó la mano a la cintura y me apuntó a la cabeza con un arma de fuego e inmediatamente disparó un balazo que si me agarra me mata. Yo mantuve la calma, me corrí, los delincuentes se pusieron a gritar como locos y empezaron a llegar los vecinos y los comerciantes que hay hasta la esquina y los ladrones se escaparon corriendo.

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