jueves, 3 de octubre de 2013

“Me quiso sacar el celular; yo resistí y me pegó otro tiro más”-Sí, yo tomé el colectivo Kieffer en la plaza Constituyentes de Santa Fe

Ayer, María Rafaela Lalli de 14 años, estudiante de 2° año de la escuela secundaria del IPEI y jugadora de fútbol del Club Atlético Unión, narró con la presencia de Guadalupe, su mamá, y sus dos hermanas, los hechos que la tuvieron como víctima de dos balazos a manos de delincuentes que la asaltaron el lunes cuando regresaba a su casa en un barrio cerrado ubicado a vera de la autopista Santa Fe-Rosario en la ciudad de Santo Tomé.

“Me quiso sacar el celular; yo resistí y me pegó otro tiro más”
     —¿Podés contarnos cómo fueron los sucesos del lunes?


    —Sí, yo tomé el colectivo Kieffer en la plaza Constituyentes de Santa Fe, me senté en el asiento antepenúltimo, y me puse a escuchar música con los auriculares y a escribir mensajes de texto con mis amigas, que es lo que hago siempre.


    —¿Y cómo sucedieron los hechos que terminaron cuando te dispararon dos balazos?


    —Yo vi que había algunos chicos que se sentaron cerca mío, adelante y atrás, pero como eso pasa siempre en el colectivo, no presté demasiada atención, hasta que uno sacó un arma y me apuntó a la cabeza, y creí que se trataba de una broma, encima yo estaba escuchando música, no entendía lo que pasaba.

    “Y bueno, ahí fue cuando me sacaron la cartera y yo forcejeé con el ladrón y fue cuando me pegó un disparo en la pierna, pero no me dolió, así que me paré para tratar de salir de toda esa situación, y el
    mismo muchacho me quiso sacar mi celular y yo también me opuse y me aferré fuerte al aparato para que no me lo saque, y en el medio de todo eso me caí al piso, y entonces el delincuente me apuntó en el
    pecho y me disparó de cerca. Sentí un ardor en las costillas, y cuando me pase la mano vi que me estaba saliendo sangre.

    —¿Y con los pasajeros del colectivo qué fue lo que pasó?


    —Bueno, después del segundo tiro yo me senté en un asiento, los ladrones se fueron corriendo por la puerta trasera del ómnibus y los pasajeros y el chofer me ayudaron como pudieron; yo agarré mi celular y la llamé a mi mamá y le dije que viniera, que me habían herido en un robo arriba del colectivo en el que viajamos siempre.


    —¿Después una ambulancia te llevó hasta el Hospital de Niños?


    —Sí, mi mamá ya había llegado y estaba demasiado nerviosa, así que no tuve otro remedio que calmarla, porque yo sabía que estaba herida con balazos, pero estaba lúcida.


    —¿Qué te dijeron los médicos?


    —Que la bala que me pegó en la pierna está a tres centímetros de la arteria femoral, que me quede tranquila porque ellos me van a seguir atendiendo, con respecto a la bala que me rozó las costillas, que esa herida se va a curar en unos días.


    —¿Ahora cómo te sentís?


    —Bien. Creo que lo peor ya pasó y estoy otra vez con mi familia.

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