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domingo, 22 de septiembre de 2013

ROSARIO: Testimonio de los sobrevivientes de la Ex Fábrica Militar de Armas

"Vengo por lo que no están". Lo dijo Olga Moyano en referencia a otros presos políticos que luego fueron asesinados. En el marco de la causa Guerrieri II, mencionaron los alias de los que participaban del grupo de tareas del Area de Inteligencia 121, del II Cuerpo de Ejército.
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Testimonio de los sobrevivientes de la Ex Fábrica Militar de Armas

 Olga Moyano es enfermera, integrante de la murga La Memoriosa, una mujer entrañable de sonrisa generosa. El viernes se sentó en el pupitre de los testigos y contó con detalles su detención ilegal, el 11 de mayo de 1978. "Vengo por los que no están. Por la madre de Ariel Morandi. Para mí eso es lo importante, decir que los vi", dijo la sobreviviente del centro clandestino de detención Fábrica Militar de Armas, que al prometer decir verdad, lo hizo por los 30 mil desaparecidos. Morandi era enfermero del sanatorio Plaza, al igual que Moyano y Susana Miranda. Los tres estuvieron cautivos juntos en la caballeriza del actual edificio de la Jefatura de Policía, en Ovidio Lagos al 5250. Ramón Verón también permaneció secuestrado allí, donde vio con vida por última vez a su compañera, Hilda Cardozo. "Nunca venimos con un espíritu de revancha. Esto no es una cuestión personal, esto debe ser escuela para el derecho y la convivencia democrática. No hay bronca. Queremos justicia", dijo Verón, con el mismo tono tranquilo que contiene a los testigos de los juicios por delitos de lesa humanidad. Morandi, Cardozo y Miranda son los tres desaparecidos de ese ccd aunque a Cardozo la vieron también en La Perla, en Córdoba, y en la Esma, en Buenos Aires.
Los dos testigos mencionaron los alias con los que participaban del grupo de tareas del Area de Inteligencia 121, que pertenecía al Comando del Segundo Cuerpo de Ejército. Los represores se mencionaban con apodos. "Pepe, Sebastián y Daniel eran las personas que decidían allí", dijo ayer Verón. Sobre las torturas, recordó que "El Barba y el Puma eran los que interrogaban". Mario, o Capitán Mario, "vivía ahí, como un bohemio". Armando "tenía una conducta parecida, de definir cosas". Capitán Mario era Joaquín Gurrera, Armando era Alberto Pelliza, Pepe era Marino González; Sebastián, Jorge Fariña; Daniel, Juan Amelong; Barba, Juan Cabrera y Puma, Ariel Porra. En la causa también están imputados Eduardo Costanzo (Tucu), Ariel López (Aldo), Walter Pagano (Sergio 2), Carlos Sfulcini y Omar Guerrieri. En la primera parte de ese juicio, fueron condenados a prisión perpetua Guerrieri, Fariña, Amelong, Pagano y Costanzo. Ahora afrontan el cargo de asociación ilícita. Los otros siete están acusados de privación ilegítima de la libertad, torturas y homicidios agravados.
Moyano recordó antes los magistrados Roberto López Arango, Lilia Carnero y Noemí Berros que "el Puma tenía un vozarrón impresionante, siempre amenazante. Sergio 1 parecía una persona mayor. Sergio 2 estaba junto con Armando, nos trajo el libro "Mi lucha", de Hitler. Sergio 1 nos traía la comida. Aldo nos trajo un colchón, un cepillo de dientes".
La jornada de ayer de la causa Porra, también conocida como Guerrieri II, volvió a tener presentes a los imputados que no fueron condenados en la primera parte de Guerrieri, a pedido del fiscal Gonzalo Stara. El único acusado que fue a todas las audiencias fue Amelong.
Verón contó ?como ya lo había hecho en el juicio anterior? que la patota de Guerrieri secuestró a su hermano, creyendo que era él, y también a su padre, porque era la única persona que conocía su domicilio. En la madrugada del 13 de mayo de 1978 fueron secuestrados por personas de civil, junto a su compañera. Verón rememoró el dolor en los ojos de su padre cuando fue obligado por la patota a llevarlos a la casa de Verón. "La circunstancia de detención fue en la Fábrica de Armas y nos encontramos con otras personas a quienes conocía, como Adriana Arce y Juan Rivero, y personas que aún están desaparecidas, que con el tiempo fuimos asociando los nombres y apellidos. Nunca pudimos asociar los rostros porque siempre estuvimos vendados. Ya relaté en el juicio anterior que con Ariel Morandi nos levantamos la venda para mirarnos. Quiero rescatar esto porque es más importante de lo que parece. En la carrera de Antropología Visual muestran la imagen de Morandi, que yo mantengo desde hace mucho tiempo dentro mío. Hoy en la Universidad se estudia la imagen de Ariel", dijo el testigo a modo de homenaje. Los represores se ensañaron especialmente en la tortura con el enfermero. "Se escuchaban los gritos de dolor de la tortura que nos aplicaron, más que todo con Ariel, que tenía origen religioso", subrayó. "Los interrogatorios fueron una situación extraña. Giraban sobre otras personas. Estamos hablando de mayo del 78, estábamos fuera de juego, habían pasado ya dos años del golpe. Pero este dato sobre Jaime Dri (también testigo de esta causa), que era una persona pública, ése era un dato que querían que yo les diera", dijo y recordó la inspección realizada en 1985, en el marco del informe de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas: "Estaba igual".
Uno de los relatos que se repite es la situación de una madre secuestrada junto a su hijo. "Durante el Mundial de Fútbol, en un partido que se jugó en la cancha de Rosario Central, detuvieron a una persona en la cancha con un chiquito. Era espantoso porque el chico gritaba por su mamá desde un furgón de afuera, mientras a su madre la entrevistaban en la cocina", recordó Verón. A ellos les decían que eran rehenes y que si pasaba "algo" durante el Mundial, los iban a matar. La custodia externa pertenecía a Gendarmería.
Apenas la secuestraron, a Olga Moyano la llevaron al Servicio de Informaciones, donde la torturaron, pese a que su compañero de trabajo, Ariel Morandi, gritaba que ella no tenía militancia política. A Olga, Ariel y Susana Miranda los trasladaron a la Fábrica Militar. En el camino, un represor le levantó la camisa a Olga y dijo "cómo torturan al pedo". En ese lugar vio por última vez a su compañera de trabajo y amiga, Susana Miranda, a quien le decían Nadia porque era el nombre que le habían querido ponerle sus padres, pero el Registro Civil no se los permitió. Nadia era novia de Ariel. "Un día viene un señor y nos preguntan las edades. Al otro día le dicen a Susana que se vaya a bañar, y luego entra ella y me dicen que nos van a trasladar delante de un juez. Alrededor del medio día, se despide de mí. Yo me quería ir con ella. Ese medio día, Armando y el Puma la sacan. Me piden la manta para taparla. Me dicen que me quede tranquila que ya me iban a llevar a mí. A la noche viene el Tucu y me devuelve la frazada y le pregunto por Susana, y me dicen que la llevaron a Santa Fe frente a un juez. Todo era mentira, la llevaron para matarla", recordó su compañera.

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