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sábado, 25 de mayo de 2013

¡Ay, Lanata!...El jefe de redacción de la revista NOTICIAS responde al enojo del conductor de Periodismo Para todos.


¿Jorge Lanata está enojado con Noticias? No creo. Más bien parece haberse subido a un caballo que le cuesta montar y puede terminar llevándolo a donde quiera. El caballo, digo.
Que a esta altura del partido, un editor irreverente, independiente y librepensador quiera obligarnos a pedirle permiso para editar con irreverencia, independencia y como nos parezca la tapa de Noticias, es too much.
No uso el término gratuitamente. Lo utiliza con afectada frecuencia Cristina, quien cree tener motivos para suponer que debería ser considerada por todos (y todas) la única con autoridad para definir qué se publica o deja de publicar en los medios que no controla a piacere.
Respeto a Lanata. Lo admiro. En su peor momento, enfermo y apedreado por enfermos mucho más enfermos que él, tuve la idea de hacer una tapa titulada “¡Viva Lanata!”. No le pedí autorización. ¿Quién tenía derecho a enseñarle qué decir o quién ser? ¿Cuál de sus críticos públicos o anónimos tenía con qué llegarle a la suela de los botinesmodernosos, esos que usa Lanata y alguna vez le até delante de un montón de colegas porque la panza no lo dejaba agacharse a hacerlo solo?
Nunca fui “lanatista”, sin embargo. Porque me pudrieron esos “ismos” en nombre de los cuales se autoproclama el derecho de decir cualquier pelotudez. Y creo que hacerle el chingui-chingui a Lanata es hacerle mal. Azúcar para un diabético.
Sara, la esposa de Lanata (a quien respeto y admiro por haber soportado y “revivido” a mi admirado Lanata) posó para dos sesiones fotográficas, en el lugar de la muestra de sus propias fotos intervenidas primero y en su casa después. No se trató de una entradera. Ni de un allanamiento. Menos aún de un secuestro. Hizo cuatro cambios de ropa y, menos el toilette, mostró toda la casa. Incluso el cuarto donde su marido duerme con una máscara oxigenadora. No nos pareció delicado meternos ahí.
Habló con soltura (e inteligencia) de todo. Se la entrevistó dos veces en persona y otras tantas por teléfono. La última, tras confirmársele que por el volumen del texto y las imágenes iba a ser tapa, Sara volvió a mencionar sus intenciones de “bajo perfil”… y respondió tres o cuatro preguntas más. La nota era originalmente para la sección “Personajes”. Si el lector se fija cuál es el capitel de esas siete páginas, ahí no dice otra cosa que “Personajes”. Sólo que decidimos que, además, era tapa. Ni Menem, ni Cavallo, ni Yabrán, ni Néstor, ni Cristina, ni nadie nos impusieron nunca cuál sería o dejaría de ser la tapa de Noticias. Todas las semanas decidimos cuál es, solitos y sin pedirle permiso a nadie, desde agosto de 1989. La diferencia de esta última es que a Lanata no le gustó.
Problema de él. En su derecho está. Claro que de ahí a denunciar una “trampa”… ¡Ay, Jorge!
En un ácido pero, en sustancia, muy elogioso editorial por Radio Mitre, Lanata amenazó con no mencionar nunca jamás a un medio de este multimedio. Ni a Noticias, ni al diario Perfil, ni a Fortuna, ni a Hombre… Lamento no poder prometerle lo mismo. Hace rato que Lanata es mucho más que un simple colega. Y hoy como nunca funciona con lógica de celebrity. Es un hombre de gran fama y éxito, un inigualable factor de opinión enrolado conscientemente en una guerra político-mediática. Decidió no ser más medio para ser mensaje puro. Lo único que puedo prometer a los lectores -aun incluyéndolo entre ellos- es que nos ocuparemos de él cuantas veces nos parezca que son noticia su persona, sus palabras y sus circunstancias personales. La mayoría serán miradas positivas, lo descuento. Pero lamentablemente debo aclarar que, para quienes hacemos Noticias, nada tiene de negativa en sí misma una actitud crítica.
Estamos aquí para hacer periodismo. A veces pisamos callos. Otras, rayamos egotecas.

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