Un joven simuló que iba a pedir un turno cuando, junto con un cómplice, atacó con un martillo a la mujer de 70 años. “Hasta se tomaron un champán que había en el freezer”, contó la víctima.
“Miré a través del vidrio y vi un muchachito delgado, abrí la puerta y simuló que iba a pedir un turno, pero sacó un martillo y me pegó en la cabeza. Enseguida entró el cómplice, me empujaron hasta la recepción y me tiraron al piso. Me pegaron muchísimo”, contó a Diario UNO, Manuela Rodón, una mujer de 70 años, oriunda de barrio Centenario, pero que desde hace más de dos décadas que es la propietaria del hotel Candioti, ubicado en calle Ituzaingó al 1.200.
El asalto ocurrió el viernes a la hora de la siesta, cerca de las 15 y duró casi una hora. A Manuela le pusieron esposas en las manos, le ataron los pies y la amordazaron. Mientras los ladrones revisaban todo el lugar en busca de dinero, ella logró desatarse los pies y salió corriendo. La auxilió un vecino que la llevó hasta la comisaría 3ª. “Cuando me vio, el hombre se asustó, me vio esposada, con la cara ensangrentada y se pensó que yo me había escapado de la comisaría”, recordó la mujer. En el hotel había una pareja alojada, en la habitación 5. Manuela cree que los ladrones ingresaron a la habitación y atacaron también a la pareja. Sin embargo, cuando ella volvió al hotel con la policía, ya no había nadie, no estaban ni los ladrones ni los clientes.
Los esperaba una chica
“En todos estos años, he sufrido robos, pero nunca algo como lo que pasó ayer a la siesta (por el viernes)”, expresó la mujer, mientras se frotaba las muñecas, visiblemente inflamadas por la presión que ejercieron las esposas.
“En todos estos años, he sufrido robos, pero nunca algo como lo que pasó ayer a la siesta (por el viernes)”, expresó la mujer, mientras se frotaba las muñecas, visiblemente inflamadas por la presión que ejercieron las esposas.
Según el relato de la víctima, los muchachos buscaban dinero en efectivo. Los golpes fueron para que ella les indicara dónde tenía guardada la plata. “Cuando encontraron el dinero se tranquilizaron un poco, y dejaron de pegarme. Hasta se tomaron un champán que encontraron. Se llevaron cinco mil pesos que tenía ahorrados, pero además, un televisor, un equipo de música, una cafetera y mucha ropa de cama y toallas”. Aparentemente, los ladrones tenían un tercer cómplice, una chica que los aguardaba afuera, y que no sólo hacía de campana sino que además, los esperaba en un auto donde cargaron todo el botín.
“Quiero vender el hotel, me da mucha pena porque fue mi negocio toda la vida, pero yo ya no puedo estar tranquila acá. Estoy muy agradecida a los agentes de la comisaría 3ª que me ayudaron mucho, pero no tenían un patrullero para venir rápido, eso no puede ser. Yo estoy denunciando esto porque no quiero que le pase a nadie más. Pero los ladrones me conocían, saben cómo está integrada la familia y me amenazaron con que se iban a desquitar con mi nieta. Estoy muy asustada. Por suerte, tengo a mi familia y me están ayudando mucho, pero está claro que yo en estas condiciones no puedo seguir trabajando”, expresó Manuela.
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