viernes, 25 de enero de 2013

SANTA FE: “Con tan poca seguridad, el Parque Garay sólo se usa de día”


Así lo expresaron los vecinos de la zona, quienes cuestionaron la falta de control, sobre todo, después de las 20: “El lugar es precioso, pero de noche se transforma en una boca de lobo”.


“Con tan poca seguridad, el Parque Garay sólo se usa de día”
Son una de las 30 hectáreas más bonitas de la ciudad. Y en una jornada como la del jueves, con una sensación térmica que alcanzó los 40 grados, sus piletas y la sombra de los enormes árboles fueron un oasis. Sin embargo, “el espacio no se aprovecha tanto como debería”, eso -por lo menos - es lo que opinan los vecinos de la zona, y encuentran los fundamentos de los cientos de metros de césped sin gente en la inseguridad que afecta al lugar.

“Lo lindo que tiene el parque, es en parte también lo que lo hace un lugar peligroso en horas de la noche. Los árboles, las plantas, todo lo que de día hace que sea un lugar fresco, a la noche genera muchos espacios oscuros y se torna muy peligroso. Pero la verdad es que eso pasa en cualquier parque. La solución no es dejar de usarlo, sino que se tomen medidas para tornarlo más seguro. Tiene que haber más patrulleros, más presencia policial, tienen que iluminar más el lugar”, contó Marcela, que tiene al parque como vista privilegiada, desde la puerta del frente de su casa.

Las “banditas”
Además de los planteos de Marcela, Sergio, otro vecino del lugar, destacó que algunos puntos del parque, “los lugares más internos”, se han convertido en puntos de encuentro para bandas: “son grupos de muchachos, algunos adolescentes y otros adultos, que se pasan muchas horas sentados en el lugar, toman bebidas alcohólicas y consumen drogas. No sólo que cualquier persona ajena a las bandas tiene evidentemente prohibido el paso, sino que incluso muchas veces hay conflicto entre los distintos grupos que van al lugar”.

Antes y después 
Si bien no hay horarios para los hechos delictivos, los vecinos del Parque Garay marcaron una diferencia muy importante a las 20. Es que ese es el momento en el cual finaliza el servicio de guardavidas de los piletones, que si bien no tienen poder de seguridad, sí significan una ayuda. “Ellos por lo menos tienen un contacto más directo con la policía, es más factible que puedan llamar y pedir que vaya alguien si perciben algo raro”, agregó Julian, mientras miraba a sus dos hijitas refrescarse en la fuente central de la pileta.

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