jueves, 10 de enero de 2013

ROSARIO: El abandono y la inseguridad se adueñan de la plaza Montenegro


Una docena de personas duerme, hace sus necesidades y hasta tiene sexo en San Martín y San Juan. Los comerciantes de la zona están indignados. Dicen que, después de las 22, el lugar "es tierra de nadie".
La Capital | 

 Los comerciantes de la zona de la plaza Montenegro, donde se asienta el centro Cultural Roberto Fontanarrosa (peatonal San Martín y San Luis), volvieron a poner el grito en el cielo ante la ausencia de controles en el lugar, principalmente durante la noche.
El abandono y la inseguridad se adueñan de la plaza Montenegro
"Esto es tierra de nadie, es un mingitorio colectivo", describió el encargado de un negocio preocupado porque la zona queda a merced de arrebatadores y personas que atemorizan a peatones y clientes. Paradójicamente, la plaza está en el centro de la ciudad, rodeada de hoteles que hospedan a turistas que se topan de lleno con una cara no muy interesante de la "Rosario turística". Así, lo primero que conocen es toda una postal de desidia y abandono
LaCapital recorrió ayer los alrededores de la plaza, ubicada sobre Barón de Mauá, San Martín al 1000 y San Luis al 1100, donde recogió una queja que se repite desde hace años.
Los comerciantes consultados por este diario coincidieron en remarcar que las molestias son recurrentes, afectan las ventas y la convivencia, principalmente después de las 22, cuando la presencia policial y de la Guardia Urbana Municipal (GUM) se vuelve esporádica.
Quejas. "Es un desastre. ¿Cuánto hace que no pueden sacar a la gente que vive a la intemperie por Barón de Mauá o por San Juan? Hacen sus necesidades y hasta tienen relaciones sexuales en la vía pública, es una vergüenza", vociferó el responsable de un negocio.
En efecto, este diario fue testigo hace unos días de un acto sexual que un hombre y una mujer protagonizaban, a las tres de la tarde, en la deshabitada esquina de San Martín y San Juan, donde alguna vez funcionó Aguas Santafesinas S.A (Assa).
Eso sí, tuvieron la deferencia de taparse con una frazada mientras hacían el amor sobre un colchón.
Un comerciante con varios años de trabajo en la zona —a la que indignado catalogó como "antro de perdición"— reclamó mayor compromiso en las tareas de control urbano de ese espacio público.
A pocos metros, el encargado de otro reconocido local contó que debió apelar a un sistema de rejas para impedir que indigentes o personas que viven en la calle utilicen la recova del inmueble como dormitorio.
"Nos gastamos una fortuna, fue la única manera de frenar eso, con las persianas. Anoche estuvimos hasta tarde arreglando la vidriera y no quedó nadie para prevenir, da miedo pasar por San Martín cuando son más de las diez de la noche. Los turistas quedan espantados porque hay personajes que molestan y atemorizan", refirió. Y al igual que todos los consultados, decidió ampararse en el anonimato para no recibir el vuelto por su queja pública.
Además, se quejó por la imagen que devuelven las "personas alcoholizadas que utilizan la vía pública como baño (entre contenedores o en los mismos portales de ingreso a los negocios) y niños de la calle que se cuelgan de los colectivos del transporte urbano, con el peligro que eso conlleva.
Justo en la intersección con San Luis hay una garita de la policía provincial, pero en boca quienes trabajan en la zona, "casi nunca hay agentes, y tampoco se ve a la GUM", dijeron indignados.
A decir verdad, si bien no estaban dentro de la pequeña cabina, se pudo observar a una pareja de policías recorrer la peatonal de modo preventivo. Además, con las altas temperaturas no podrían permanecer ni cinco minutos dentro de esas precarias casillas, que carecen de refrigeración o agua para que la tarea se les haga más llevadera.
La postal es la de siempre. Personas acostadas sobre bancos o los reparos que ofrece el centro cultural y el inmueble de la esquina de San Juan y San Martín, frazadas, cartones esparcidos en el piso, y olor nauseabundo por desechos de orín, excremento y restos de comida.
Los hoteles ubicados por Barón de Mauá vienen soportando esa realidad hace años. "Los turistas que salen del hotel a caminar se llevan una imagen pésima", describieron una vez más sobre ese sector céntrico de la ciudad.
Tres meses sin policías en una garita del centro
En otro punto del microcentro donde existe malestar es en la esquina de Laprida y Córdoba, donde hace por lo menos tres meses que la garita policial no tiene personal fijo asignado.
“La verdad es que la presencia de la policía nos daba tranquilidad, porque además eran correctos y atentos. Pero ahora hace por lo menos tres meses que no vienen. Apenas si se los ve caminando, pero no hay personal fijo. Para los turistas, este es el portal de ingreso a la peatonal, debería tener una custodia permanente y mejorar la parte comercial, que está bastante decaída”, refirió el dueño de un negocio.
Otro, más indignado, y que hace pocos meses fue víctima de un violento robo, directamente sugirió “ponerle un cartel de alquiler” a la casilla. “Si no hay nadie... ¿que importa?”, arrojó sobre el destino del pequeño habitáculo. “Esta cuadra es un desastre, y eso que estamos a cien metros de la Municipalidad”, se envalentonó.

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