Con el gobernador, Antonio Bonfatti, y la presidente de la Corte Suprema, María Angélica Gastaldi, rodeada de la totalidad de los miembros del máximo tribunal de Justicia presidiendo en acto; con ministros y ex ministros provinciales, los presidentes nacionales del Partido Socialista, Hermes Binner, y de la UCR, Mario Barletta, y los legisladores radicales con asistencia casi perfecta; y, además, un público que hizo chico el salón de acto de los tribunales capitalinos, tomó posesión ayer de su cargo como nuevo procurador de Corte, el doctor Jorge Barraguirre.
La Capital |
Se convirtió en el primer jefe de los fiscales de la Justicia santafesina que no pertenece al justicialismo desde que se recuperó la democracia, en 1983. Hijo de Jorge Barraguirre, ex ministro del alto tribunal, y al igual que su padre tiene tradición radical. Fue fiscal de Estado durante el gobierno de Binner. El pasado 22 de noviembre la asamblea legislativa que debió darle acuerdo no se pudo reunir y su designación quedó firme de modo ficto. Una condición, que dijo Barraguirre ese día a los medios no mellaba en nada la legitimidad de su designación cumplida en base a una de las opciones constitucionales prevista para el caso que los legisladores no logren cumplir con su tarea de reunir la asamblea que debería darle acuerdo o rechazar su pliego. Entonces prometió "colaborar con la implementación, lo más inmediata posible, de la reforma del Código Procesal Penal y realzar las competencias que hoy son residuales en la Procuración", ayer reiteró el objetivo.
La presidenta de la Corte le tomó el juramento de rigor y después Barraguirre leyó un discurso de altísimo vuelo literario, densidad conceptual, pretensión académica y dominio jurídico por el que fue largamente aplaudido primero y felicitado al cabo del acto. Comenzó evocando imágenes de excelsos escritores: "El episodio cuarto en el que Esquilo funda mitológicamente el primer tribunal occidental, el Tribunal de Atenas. Elegiría el 93 de Victor Hugo en el que nos muestra el dilema de la justicia revolucionaria que debe apartarse de las prácticas del viejo régimen, que debe juzgar actos y no personas y debe mostrarse compasiva frente a las desgracias y reconocer el carácter heroico de las conductas aun en los representantes de las viejas objeciones. Elegiría el poema de Voltaire con el que nace para Judith Clark la eternidad sobre el desastre de Lisboa. En ese poema, Voltaire intenta transformar en injusticia lo que siempre se considera como desastre naturales. Y elegiría a Saer, el escritor de acá a la vuelta, y elegiría un personaje: el doctor Real, de «Las nubes». Un doctor que viaja cien leguas fundando uno de los primeros hospicios argentinos en la épocas de la colonia y que lucha contra el azar y contra la naturaleza".
"Estas imágenes del derecho como compasión, como un freno a la ira y a la revancha, como practica colectiva de anula la opresión y el sojuzgamiento, como dominio del azar; el derecho como una línea para separar el accidente de la injusticia, ha recibido muchas y variadas fórmulas normativas. Cuando me toco asumir como fiscal de Estado creí convencido —más allá del resultado de haberlo logrado o no— que estas imágenes están condensadas en el artículo 1º de la Constitución provincial: la administración pública debe asumir, volver a asumir, que vive bajo el imperio de la ley", continuó.
Prometió hacer cumplir la normativa que dice que "todos los habitantes de la provincia son iguales ante la ley"..
"La belleza y la perfección de las normas casi justas, aquellas que están destinadas al cuidado del otro, de las personas vulnerables, las que sufren", dijo que tienen en su opinión esos postulados, aunque "a veces, la justicia sufre frustraciones, lamentablemente muy a menudo", y que "el proceso no es más que el fracaso de la realización espontánea del Derecho".
No hay comentarios:
Publicar un comentario