lunes, 10 de diciembre de 2012

Correa-AMIA: "No voy a pedir disculpas, no me siento culpable"

Luego de las críticas que despertó en la comunidad judía su relativización del atentado, el presidente de Ecuador justificó sus dichos. El detrás de escena de una semana conflictiva.
Firmes. El mandatario ecuatoriano Rafael Correa visitó el miércoles la Argentina. Recibió un premio, se reunió con Cristina Kirchner y brindó una entrevista en la que relativizó el ataque contra la mutual judía de 1994.


“No siento que deba disculparme. No creo haber injuriado a nadie, y no voy a pedir disculpas por algo de lo que yo no me siento culpable”. Con esas palabras, Rafael Correa le explicó a Wellington Sandoval, el embajador ecuatoriano en Buenos Aires, por qué no habrá un pedido de disculpas formal por sus dichos de esta semana sobre el atentado a la AMIA. Fuentes diplomáticas ecuatorianas confiaron a PERFIL que el mandatario se mostró dispuesto a aclarar su desafortunada frase e incluso a solidarizarse con los familiares de las víctimas, pero no a pedir perdón.
Un funcionario muy cercano a Correa contó a este diario que el presidente llamó al embajador de Ecuador en la Argentina, preocupado por el revuelo que habían generado sus palabras. El teléfono sonó a la una de la madrugada del viernes, horas antes de que Correa viajara a la cumbre del Mercosur en Brasilia. El mandatario quería saber a qué se debía semejante controversia en Buenos Aires.
El miércoles, ante una pregunta sobre las negociaciones con Irán por el ataque a la AMIA, Correa había dicho durante una entrevista con el canal C5N: “Conozco ese caso. Es muy doloroso para la historia argentina, pero vea cuántos murieron en el bombardeo de la OTAN a Libia. Comparemos las cosas también y veamos dónde están los verdaderos peligros. No debemos manipular”.
Luego de ofrecer el reportaje, Correa fue a recibir un premio de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata. Mientras tanto, su frase echó a rodar y generó una inmediata reacción de la dirigencia judía, que la interpretó como una “banalización” del atentado de 1994. Al día siguiente, el asunto estaba en las tapas de los principales diarios. Pero el ecuatoriano se mantuvo en silencio.
Cuando llamó por teléfono al embajador, Sandoval le explicó que el ataque a la AMIA es un tema “extremadamente sensible” en la Argentina, y le sugirió que ofreciera algún gesto reparador. Correa le dijo que no se sentía en el deber de disculparse. El diplomático le propuso entonces que aclarara sus dichos o que respondiera una carta que la DAIA había enviado a la embajada. Correa no se comprometió expresamente a contestarla, pero diplomáticos ecuatorianos estimaron que lo hará.
Durante el viernes, mientras participaba de la cumbre en Brasil, Correa no habló públicamente del tema ni emitió comunicado alguno. Tampoco pidió disculpas. Sí autorizó la palabra de sus funcionarios. Primero, el canciller Ricardo Patiño escribió en Twitter que el mandatario “lamentó y calificó de doloroso el atentado” contra la AMIA. Luego, el secretario de Comunicación del gobierno de Ecuador, Fernando Alvarado, afirmó que la entrevista televisiva “giró en torno a cuestionamientos a Ecuador sobre las relaciones con Irán, mas no a justificar, y peor aun minimizar, un atentado terrorista doloroso y cruel”.
Por último, el embajador Sandoval declaró a la Agencia Judía de Noticias que Correa estaba “muy dolido y apesadumbrado” por el revuelo que causaron sus palabras. El diplomático ecuatoriano dijo estar seguro de que el mandatario no era consciente de la repercusión que podrían tener sus dichos, “porque no conocía la magnitud y el detalle de todo lo que aconteció” en 1994. “El presidente Correa tenía 28 años, estaba en una universidad norteamericana y no se daba cuenta de la magnitud de la noticia”, concluyó el diplomático.
El vicepresidente primero de la DAIA, Waldo Wolff, señaló que el “malestar” de la comunidad judeo-argentina seguirá hasta que “Correa se disculpe de manera formal”. A menos que el presidente ecuatoriano cambie de opinión, eso no ocurrirá.

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