lunes, 26 de noviembre de 2012

Sonia Molina: "No pensé que ellos, que hablaban tanto de Dios, iban a hacerme esto"


La víctima de Coronel Suárez relata el vínculo que la unía con sus captores, Estefanía Heit y Jesús Olivera. La semana que viene declaran ante la Justicia

foto perfil.com

Unidos por la religión y el espanto. Sonia Molina (der.) lee la Biblia en un bautismo en 2010 en Río Colorado. Dice que se fue con Fanny y Olivera "porque estaba desesperada". 

Hace 12 días, Sonia Marisol Molina (33) llegó al hospital en pésimas condiciones físicas y psíquicas. Pero su estado de salud mejora de forma progresiva. Cada día que pasa se aleja de la pesadilla que vivió en Coronel Suárez a manos de la periodista Estefanía Heit (29) y su pareja, Jesús Olivera (28).
 
Sin embargo, las vejaciones a las que fue sometida durante los tres meses que permaneció secuestrada están latentes. Todavía quedan marcas en su piel en forma de moretones y no logra “pensar en otra cosa”. Internada en una de las habitaciones del Hospital Municipal, Molina dio detalles de su cautiverio a PERFIL
 
—¿Cómo se siente?
 
—Ahora estoy mucho mejor, pero la sensación de miedo no me la saca nadie, no sé cuándo voy a poder pensar en otra cosa más.
 
—¿Cómo llegó a esta situación?
 
—Sé que me secuestraron. Yo caí en la casa de ellos porque estaba desesperada, no tenía otro lugar en el mundo donde ir. Nunca pensé que ellos, que hablaban tanto de Dios, iban a hacerme esto, todavía me cuesta creer.
 
—¿Es cierto que le daban de comer polenta y comida para perros? 
 
—Sentía que me hacían mal, que me daban de comer para atragantarme, después para que no viera me sacudían con un spray de limpieza en los ojos.
 
—¿Cómo era su relación con Estefanía Heit? 
 
—Yo creía que podíamos ser amigas, no sé cómo pasó todo esto.
 
—¿La golpearon? 
 
—Sí. No a diario pero muy seguido, más al final. Creo que me pegaban con los codos. No bien pase todo esto, me voy a Río Colorado.
 
—¿Qué piensa de Estefanía y de Jesús? 
 
—No quiero hablar, creo que me querían hacer doler, me querían joder, sólo para que me duela.
Pesadilla. Ayer la fiscal María Marta Corrado aseguró que “la víctima no fabula” y confirmó que existen videos que demuestran los abusos. Fuentes policiales indicaron a PERFIL que las imágenes habrían sido tomadas por la periodista de Coronel Suárez.
La habitación de Molina continúa custodiada y es asistida de forma permanente por el equipo de salud mental del Hospital Raúl Caccavo. Y si bien desde hace días se especula con el traslado a Bahía Blanca, aún no cuenta con el alta médica. Por esa razón, todavía su declaración aún no tiene fecha definida. “Estamos en contacto telefónico con ella”, aclaró Corrado.
La funcionaria judicial también anunció que se abrirá una causa para investigar las supuestas estafas a las que habría sido sometida la víctima por parte de la pareja. En ese sentido, la semana pasada se conoció una conversación entre Molina y Olivera. “Vendé lo que sea”, la instigó por mensaje de texto el falso pastor. La mujer obedeció y vendió en dos oportunidades su casa de Río Colorado. También se deshizo de sus muebles, un auto y una moto.
“Ella estaba muy apurada por vender. Un día aparece un hombre llamado Santiago y nos dice que él había comprado la casa en mayo. Nos mostró la mitad de los papeles de la propiedad, el resto los teníamos nosotros”, relató a PERFIL Víctor Ansaldo, uno de los compradores.
Sonia Molina logró escapar el lunes 12 de noviembre, tras permanecer secuestrada durante tres meses en la casa de Heit y su marido, Jesús Olivera, un hombre que se presentaba como pastor. En la casa de Grand Bourg 1823, la policía halló los elementos descriptos por la víctima en su denuncia: un palo con el que la golpeaban, un encendedor con el que la quemaban, el insecticida con el que la rociaban y el plato de polenta mezclado con alimento para perros con el que era alimentada. Molina permaneció cautiva en el pasillo central de la vivienda, pero logró escapar por una ventana cuando fue trasladada a una habitación.

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