Hace dos años, la ex ministra de Educación provincial, Elida Rasino, firmó un acuerdo con los cooperadores para su reapertura “en menos de 30 días”. Pero hasta el día de hoy nada pasó.
La Capital |
En 2009, al poco tiempo que asumió la nueva comisión directiva de la Federación de Cooperadores escolares denunció el abandono de lo que fue la cocina centralizada y que funcionó en el edificio de Felipe Moré 929, el mismo sitio donde los cooperadores tienen su sede, junto con el Fondo de Asistencia Educativa (FAE). En ese momento, los cooperadores pusieron la cocina a disposición de quienes quisieran gestionarla, mirando en especial al Estado.
El ofrecimiento de los cooperadores no es nada descabellado, como expresó su titular, Gustavo Mogues y ahora volvió a ratificar, permitiría poner en uso un espacio valioso para atender a la población más necesitada, además quitar la tarea de dar de comer a los directores de las escuelas.
Sin embargo, desde hace 16 años que el espacio está cerrado y lo que fue una cocina modelo que llegó a preparar unas 60 mil raciones diarias de comida, sigue abandonado. El panorama de ver semejante maquinaria, para preparar raciones de alimentos para los chicos, sin uso resulta inverosímil. Pero no lo es.
Promesa incumplida. En 2010, la entonces ministra de Educación y actual diputada nacional por el FAP, Elida Rasino, firmó un convenio con los cooperadores para antes de ese año arrancar con “una primera fase para proveer a unos 30 comedores escolares”. “Así se cumple el compromiso de reducir progresivamente esta carga que tienen algunas escuelas”, había prometido la funcionaria de Binner.
Para concretar ese convenio, Educación se había comprometido a llevar adelante algunas refacciones en el lugar. A la fecha el convenio nunca se concretó.
Discursos. El sábado pasado los cooperadores escolares se reunieron en el IV encuentro del sector. Fue en la sede de Felipe Moré donde llegó una nutrida participación de estos actores clave de la vida escolar, y una buena representación de autoridades. Entre otras, estaban Mengarelli, Rasino, el senador Miguel Lifschitz y la intendenta Mónica Fein.
En sus discursos de inauguración todas las autoridades y concierto apuro "para seguir con otros compromisos antes asumidos", dijeron más o menos lo mismo: destacaron la labor que realizan a diario los cooperadores, la importancia que tiene esta tarea para la escuela pública, los felicitaron, alentaron a seguir participando y al final recibieron plaquetas y fotos.
Ninguno de los mencionados habló cuál será el destino de esa cocina, ni cómo quitarles tareas que no son pedagógicas de una vez por todas a los docentes.
Cuando se retiraba del encuentro, y luego de unas fotos de paso con los participantes, fue consultada sobre el destino de la cocina. La actual ministra de la cartera educativa, Letizia Mengarelli, dijo: “Estamos tratando de cerrar un acuerdo con la Federación de Cooperadoras respecto de unos fondos, que el gobierno de la provincia está adeudando, de modo que se está a la espera del cierre de ese acuerdo”.
“Estamos muy cerca, hay algunos pequeños detalles que tienen con compromisos de la propia Federación, el fiscal de Estado está en esto. La idea era poder traer hoy el acuerdo cerrado, faltan unos pocos detalles”, dijo sobre la fecha que manejaban para avanzar y agregó: “En este momento Obras Públicas estaba encabezando la licitación, pero como es de público conocimiento estamos con una obras con un ritmo un poco lento en la provincia y no lo han podido tomar”.
Al final, y cuando se le preguntó si la idea era mantener el proyecto original (presentado por Rasino) señaló. “El proyecto original está ahí a la espera de que tengamos los fondos para ponerlo en marcha”.
Hay que recordar que la cocina centralizada tuvo su época de mayor trabajo entre 1991 y 1996. Fue una iniciativa que vino a suplir el servicio de almuerzo de los escolares que hasta entonces era tercerizado. Fernando Bondesío, el ex ministro de Educación del primer gobierno de Carlos Reutemann, fue el que más propició este cierre y que el servicio lo hicieran terceros.
Lo cierto es que los cooperadores asumieron, en parte de esos años, la gestión del servicio. Sin embargo los atrasos en el pago a los 210 empleados terminaron con el cierre del lugar. Una larga batalla judicial se abrió entonces.
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