La EPE paga en pesos pero -para ciertas compras- no priva a los oferentes de su cotización en dólares. Aun con esa moneda -pero al tipo de cambio oficial- hay aumentos de hasta el 25%.
Los equipos más importantes, ricos en
tecnología de última generación además de cobre, provienen en su mayoría
del exterior. En un 75% se cotizan bajo el signo U$S.- Foto:Archivo El
Litoral
No
es una decisión política, es una imposición de la realidad. Más allá de
los modelos económicos, de los programas de gobierno, de los anuncios,
del voluntarismo -o de los deseos militantes-, los materiales eléctricos
más importantes se cotizan en dólares. Sencillamente, porque los
equipos clave del sistema eléctrico son importados.
La Empresa Provincial de la Energía vive una situación que debe ser común a la que hoy pasan las demás compañías de distribución del servicio en todo el país, tengan gestión pública o privada.
Los elementos a comprar, los más costosos e irremplazables, se producen fuera de la Argentina y sus precios no están en pesos. Es impracticable pretender que los oferentes asuman el costo de una doble banda de valores, con el dólar oficial y la cotización del (restringido) mercado cambiario fuera de las normas oficiales, o “dólar blue”.
Se estima que en un 75% de las compras importantes, la EPE cotiza con el billete norteamericano. La situación es común a todo el sector eléctrico. Ocurre para la adquisición de la infraestructura en generación, transporte, transformación y distribución de la energía. Por ahora no genera graves trastornos operativos, y si bien hay materiales que suelen ser un poco más difíciles de conseguir, los problemas más sobrevienen de las políticas aduaneras que de las cambiarias.
Con ese panorama, no es una sorpresa que aun en dólares se verifiquen reacomodamientos de precios, obviamente hacia arriba. En esas compras por concursos de precios o licitaciones se verifican subas de hasta el 25%.
A las razones hay que encontrarlas en que la EPE paga en pesos precios en dólares. Y en que si el proveedor no tiene acceso genuino a la moneda extranjera (por sus operaciones en el exterior) y debe hacerse de los dólares en el país, sus costos cambiarían por la diferencia entre el valor que dice el gobierno que tiene el dólar y al que realmente se obtiene en la calle.
Sin embargo, no debe perderse de vista que por las dimensiones de sus operaciones de negocios y por el nivel de las empresas que les compran, los proveedores tienen mayoritariamente acceso al dólar oficial, transferencia bancaria mediante. (Tal como hace un turista argentino en el exterior con su tarjeta de crédito, que paga luego en pesos, dentro de nuestro país y con la cotización oficial).
Panorama
Una revisión veloz de las compras de la EPE no deja lugar a dudas. Las licitaciones más importantes, aquellas que involucran las inversiones más pesadas para el presupuesto de la compañía estatal, se presentan a los potenciales oferentes con los dos signos $ y U$S.
La página de Internet de la empresa provincial ofrece a cualquier usuario el acceso libre a la información sobre los pliegos de las licitaciones públicas y también muestra la totalidad de sus compras por concursos de precios. Quien las recorra verá que todo lo que el país produce está en pesos: desde las labores de provisión de servicios y trabajos (como seguridad, limpieza obras de arquitectura o inspecciones sobre redes) hasta artefactos de fabricación sencilla, como columnas, seccionadores chicos o materiales especiales de indumentaria para la protección de los operarios de redes.
En cambio, las licitaciones públicas (cuyo PDF está abierto a todos los curiosos, además de los oferentes) se presentan con la doble cotización: pesos y dólares. Pero como el valor del billete verde -aun del oficial- tiene pequeños movimientos, quien haga las conversiones verá que la cotización en pesos deviene del tipo de cambio que hubo al momento de confeccionarse los pliegos: como también los valores están dolarizados, los oferentes pueden proteger su inversión, en caso de que las diferencias sean muy notorias.
En dólares y pesos, o sólo en pesos, las aperturas de sobre de concursos y licitaciones muestran que -aproximadamente- la mitad tienen cotizaciones que superan el presupuesto oficial. Por ahora, las diferencias son admisibles, seguramente porque la EPE no ha dejado de ser un buen pagador, ya que cuenta con un presupuesto diferente de los vaivenes que sigue la obra pública provincial, atada a los déficits.
Los aumentos devienen más de las demoras para obtener ciertos materiales que de la curiosa situación cambiaria del país.
La Empresa Provincial de la Energía vive una situación que debe ser común a la que hoy pasan las demás compañías de distribución del servicio en todo el país, tengan gestión pública o privada.
Los elementos a comprar, los más costosos e irremplazables, se producen fuera de la Argentina y sus precios no están en pesos. Es impracticable pretender que los oferentes asuman el costo de una doble banda de valores, con el dólar oficial y la cotización del (restringido) mercado cambiario fuera de las normas oficiales, o “dólar blue”.
Se estima que en un 75% de las compras importantes, la EPE cotiza con el billete norteamericano. La situación es común a todo el sector eléctrico. Ocurre para la adquisición de la infraestructura en generación, transporte, transformación y distribución de la energía. Por ahora no genera graves trastornos operativos, y si bien hay materiales que suelen ser un poco más difíciles de conseguir, los problemas más sobrevienen de las políticas aduaneras que de las cambiarias.
Con ese panorama, no es una sorpresa que aun en dólares se verifiquen reacomodamientos de precios, obviamente hacia arriba. En esas compras por concursos de precios o licitaciones se verifican subas de hasta el 25%.
A las razones hay que encontrarlas en que la EPE paga en pesos precios en dólares. Y en que si el proveedor no tiene acceso genuino a la moneda extranjera (por sus operaciones en el exterior) y debe hacerse de los dólares en el país, sus costos cambiarían por la diferencia entre el valor que dice el gobierno que tiene el dólar y al que realmente se obtiene en la calle.
Sin embargo, no debe perderse de vista que por las dimensiones de sus operaciones de negocios y por el nivel de las empresas que les compran, los proveedores tienen mayoritariamente acceso al dólar oficial, transferencia bancaria mediante. (Tal como hace un turista argentino en el exterior con su tarjeta de crédito, que paga luego en pesos, dentro de nuestro país y con la cotización oficial).
Panorama
Una revisión veloz de las compras de la EPE no deja lugar a dudas. Las licitaciones más importantes, aquellas que involucran las inversiones más pesadas para el presupuesto de la compañía estatal, se presentan a los potenciales oferentes con los dos signos $ y U$S.
La página de Internet de la empresa provincial ofrece a cualquier usuario el acceso libre a la información sobre los pliegos de las licitaciones públicas y también muestra la totalidad de sus compras por concursos de precios. Quien las recorra verá que todo lo que el país produce está en pesos: desde las labores de provisión de servicios y trabajos (como seguridad, limpieza obras de arquitectura o inspecciones sobre redes) hasta artefactos de fabricación sencilla, como columnas, seccionadores chicos o materiales especiales de indumentaria para la protección de los operarios de redes.
En cambio, las licitaciones públicas (cuyo PDF está abierto a todos los curiosos, además de los oferentes) se presentan con la doble cotización: pesos y dólares. Pero como el valor del billete verde -aun del oficial- tiene pequeños movimientos, quien haga las conversiones verá que la cotización en pesos deviene del tipo de cambio que hubo al momento de confeccionarse los pliegos: como también los valores están dolarizados, los oferentes pueden proteger su inversión, en caso de que las diferencias sean muy notorias.
En dólares y pesos, o sólo en pesos, las aperturas de sobre de concursos y licitaciones muestran que -aproximadamente- la mitad tienen cotizaciones que superan el presupuesto oficial. Por ahora, las diferencias son admisibles, seguramente porque la EPE no ha dejado de ser un buen pagador, ya que cuenta con un presupuesto diferente de los vaivenes que sigue la obra pública provincial, atada a los déficits.
Los aumentos devienen más de las demoras para obtener ciertos materiales que de la curiosa situación cambiaria del país.
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