Acumuló poder desde que Néstor
Kirchner lo designó para integrar el gabinete en mayo de 2003. Su
relación con Cristina, y los rumores sobre su continuidad.
Nadie duda que Julio De Vido es un pingüino de ley: acompañó a Néstor
Kirchner desde su primera gobernación de Santa Cruz en 1991 y es
ministro de Planificación desde su llegada a la presidencia, el 25 de
mayo de 2003. Pero su rol en la mesa chica del kirchnerismo se vio
disminuído en los últimos tiempos, en especial de que la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner decidió quitarle el área de Transporte por decreto.
Transporte pasó a manos del ministro de Interior Florencio Randazzo, uno de sus rivales silenciosos en la interna. Es que es en ese sector donde más problemas acumula De Vido: está denunciado en la causa por la tragedia de Once, en la que murieron 51 personas, y unos mensajes con la empresa TBA lo comprometen.
De Vido manejó Transporte durante nueve años: fue el diseñador del esquema de subsidios que hizo millonarios a empresarios como los del grupo Cirigliano. Además, en la secretaría de Transporte respaldó primero a Ricardo Jaime, multiprocesado en la justicia, y luego a Juan Pablo Schiavi, que debió renunciar por la tragedia de Once y quedó imputado en la causa.
Las acciones del ministro de Planificación también bajaron a mediados de 2011, cuando estalló el escándalo de Sergio Schoklender y los fondos desvíados en la fundación Madres de Plaza de Mayo. Esa cartera fue la que le entregó a la "Fundación Sueños Compartidos" millones de pesos no controlados para construir viviendas en el marco del Programa Federal de Vivienda.
YPF. La muerte de Kirchner, en noviembre de 2010, perjudicó el nivel de influencia de De Vido, que tenía mucha mejor relación con Néstor que con Cristina. Pero fue con la intervención de la petrolera estatal cuando se cristalizó la perdida influencia en el entorno de la mandataria.
De Vido llegó como inverventor a YPF junto de Axel Kicillof, el joven viceministro de Economía, militante de La Cámpora, y uno de los preferidos de Cristina. Pero detrás de la foto se escondía una guerra interna: los dos no se pusieron de acuerdo hasta último momento sobre la forma apropiada de intervenir la empresa
El vice de economía y Miguel Galuccio quedaron como directores de la empresa. El ministro de Planificación, en cambio, no tiene ningún representante en el directorio. Otro hombre de La Cámpora y de Kicillof, Juan Manuel Abud, quedó a cargo de Cammesa, la empresa mixta (estatal-privada) que controla el mercado de electricidad. Séctor que fue otro déficit de De Vido, que sufrió los faltantes de energía, subsidios al consumo y cortes durante toda su gestión.
Viejas causas. La Sala II de la Cámara Federal ordenó reabrir una causa para investigar presuntos delitos en un proyecto impulsado por Néstor Kirchner en 2003 para proveer de gas natural al Noroeste argentino. Entre los sospechados está el grupo Techint, varios gobernadores y ex gobernadores, y el mismo De Vido.
Transporte pasó a manos del ministro de Interior Florencio Randazzo, uno de sus rivales silenciosos en la interna. Es que es en ese sector donde más problemas acumula De Vido: está denunciado en la causa por la tragedia de Once, en la que murieron 51 personas, y unos mensajes con la empresa TBA lo comprometen.
De Vido manejó Transporte durante nueve años: fue el diseñador del esquema de subsidios que hizo millonarios a empresarios como los del grupo Cirigliano. Además, en la secretaría de Transporte respaldó primero a Ricardo Jaime, multiprocesado en la justicia, y luego a Juan Pablo Schiavi, que debió renunciar por la tragedia de Once y quedó imputado en la causa.
Las acciones del ministro de Planificación también bajaron a mediados de 2011, cuando estalló el escándalo de Sergio Schoklender y los fondos desvíados en la fundación Madres de Plaza de Mayo. Esa cartera fue la que le entregó a la "Fundación Sueños Compartidos" millones de pesos no controlados para construir viviendas en el marco del Programa Federal de Vivienda.
YPF. La muerte de Kirchner, en noviembre de 2010, perjudicó el nivel de influencia de De Vido, que tenía mucha mejor relación con Néstor que con Cristina. Pero fue con la intervención de la petrolera estatal cuando se cristalizó la perdida influencia en el entorno de la mandataria.
De Vido llegó como inverventor a YPF junto de Axel Kicillof, el joven viceministro de Economía, militante de La Cámpora, y uno de los preferidos de Cristina. Pero detrás de la foto se escondía una guerra interna: los dos no se pusieron de acuerdo hasta último momento sobre la forma apropiada de intervenir la empresa
El vice de economía y Miguel Galuccio quedaron como directores de la empresa. El ministro de Planificación, en cambio, no tiene ningún representante en el directorio. Otro hombre de La Cámpora y de Kicillof, Juan Manuel Abud, quedó a cargo de Cammesa, la empresa mixta (estatal-privada) que controla el mercado de electricidad. Séctor que fue otro déficit de De Vido, que sufrió los faltantes de energía, subsidios al consumo y cortes durante toda su gestión.
Viejas causas. La Sala II de la Cámara Federal ordenó reabrir una causa para investigar presuntos delitos en un proyecto impulsado por Néstor Kirchner en 2003 para proveer de gas natural al Noroeste argentino. Entre los sospechados está el grupo Techint, varios gobernadores y ex gobernadores, y el mismo De Vido.
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