El dato surgió de la Encuesta de Factores de Riesgos que realizó el Ipec. Además, en la provincia la edad de inicio de consumo de tabaco es de 16,9 años, mientras que la media nacional es de 17,4.
En cuanto al consumo de tabaco, el 26,7 por ciento de la población de mayores de 18 años es fumadora. La edad de inicio promedio en el consumo de tabaco en la provincia es de 16,9 años, valor inferior al promedio nacional de 17,4 años.
Mediante la ley Nº 12.432, sancionada en la Legislatura santafesina en julio de 2005, se creó el Programa de Control de Tabaquismo en el ámbito del Ministerio de Salud santafesino. En sus dos primeros artículos sintetiza el objetivo a cumplir: desarrollar “acciones destinadas a la prevención, primaria y secundaria, del hábito de fumar, con el objeto de disminuir en la población la morbimortalidad causada por el consumo activo y pasivo del tabaco en cualquiera de sus formas. Lograr que no fumar y la ausencia de la promoción del tabaco sea la norma en nuestra comunidad”. Su reglamentación se realizó en noviembre de ese año, a través del decreto Nº 2.759.
Sin embargo, el control no se ejerce en todos los espacios donde se debiera y aún existen muchos fumadores pasivos en el territorio santafesino.
Consecuencias
El tabaquismo es la segunda causa principal de mortalidad en el mundo. Actualmente provoca una de cada 10 defunciones de adultos en todo el mundo (unos cinco millones de muertes por año).
De mantenerse las pautas actuales de tabaquismo, el consumo de tabaco provocará unos 10 millones de defunciones por año para 2020. La mitad de las personas que en la actualidad fuman, o sea unos 650 millones de personas, morirán a causa del tabaco. Entre los factores de riesgo de enfermedad más comunes en todo el mundo, el tabaco ocupa el cuarto lugar. El costo económico del consumo de tabaco es igualmente devastador.
Además de los elevados gastos de salud pública relacionados con el tratamiento de enfermedades causadas por el tabaco, éste mata a las personas en la cúspide de su vida productiva, privando a las familias de su sustento y a las naciones de una fuerza de trabajo sana.
Por otra parte, los consumidores de tabaco son menos productivos durante su vida debido a su mayor vulnerabilidad a las enfermedades. Un informe de 1994 estimaba que el consumo de tabaco ocasionaba anualmente una pérdida neta mundial de 200 mil millones de dólares, y que un tercio de esas pérdidas se registraba en países en desarrollo.
El tabaco y la pobreza están indisolublemente ligados. Numerosos estudios han revelado que en los hogares más pobres de algunos países de bajos ingresos, los productos del tabaco representan hasta un 10 por ciento de los gastos familiares.
Esto significa que esas familias disponen de menos dinero para destinar a sus necesidades básicas, por ejemplo, alimentación, educación y atención de salud. Además de sus efectos sanitarios directos, el tabaco da lugar a malnutrición, mayores gastos en atención de salud y muerte prematura.
Asimismo, contribuye a elevar las tasas de analfabetismo, ya que el dinero que podría utilizarse para educación se destina, en cambio, al tabaco. La relación entre el tabaco y el agravamiento de la pobreza ha sido ignorada durante mucho tiempo por los investigadores de ambas áreas.
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