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viernes, 25 de mayo de 2012

ROSARIO: Vaciaron una una boutique por segunda vez y su dueña la cierra definitivamente

Irene abrió el local en octubre pasado y ayer le llevaron unos $ 70 mil en mercadería. Fue en Moreno al 1400 y los comerciantes están cansados de los robos y arrebatos.
La Capital | 
Una boutique de Moreno al 1400 fue devastada por dos robos en menos de siete meses y ahora su titular, Irene Iglesias, decidió cerrar las puertas definitivamente. "Esto fue un mazazo, abrieron la puerta en la madrugada y nos llevaron todo: ropa, chequeras, un capital imposible de recuperar", dijo la mujer ayer, a pocas horas de sufrir el segundo golpe y sin poder salir del asombro por la forma impune en que fue robada.
Pero el caso de Irene no fue el único. Según los comerciantes de la zona, en cinco meses se registraron nueve robos a distintos locales del barrio "y eso si no tomamos en cuenta los arrebatos y algún que otro robo a mano armada", sostuvo Alejandro de Melo, un peluquero que lleva 27 años en Moreno y Zeballos, a metros de los Tribunales provinciales, edificio que está custodiados por la policía durante las 24 horas.
Maniquíes. Irene Iglesias abrió la boutique Triana, en Moreno 1427, en octubre pasado. Un mes más tarde sufrió el primer robo y la madrugada de ayer el segundo y último, ya que decidió no seguir con el emprendimiento. "Me llamó a la mañana la gente del Comando Radioeléctrico y me dijo que habían encontrado el negocio abierto y vació", dijo la mujer. Y acotó: "Se ve que a la madrugada barretearon la reja, abrieron la puerta de blindex y se llevaron toda la ropa, una chequera y cosas del depósito. Lo único que no sacaron fue la vestimenta de los maniquíes. Les habrá resultado incómodo".
El negocio es un coqueto y pequeño local con vidriera, una típica boutique del macrocentro. "Empezamos en octubre del año pasado y en noviembre entraron cuatro mecheras que nos robaron de todo, pero no fue tan importante como esta vez", recordó la dueña del negocio.
Al parecer, quien dio la señal del robo a la policía fue el portero de un edificio cercano. "En el lugar hay edificios y estudios jurídicos, así que es difícil que alguien vea algo a la noche o escuche", se lamentó Irene. Y destacó: "Hicieron una buena logística, sino era imposible que supieran las condiciones inseguras en las que estamos. Una supone que pueden robar el negocio estando adentro, pero así es imposible preverlo".
"No nos queda otra que cerrar", repite una y otra vez esta mujer que a la mañana trabaja en el Pami y a la tarde atiende el local. "El negocio lo pusimos con una socia y lo pudimos capitalizar, pero con esto nos robaron unos 70 mil pesos en mercadería que por más que el seguro nos cubra una parte es irrecuperable".
Como triste anécdota la comerciante relató que "la primera vez las mecheras nos vaciaron como diez perchas, ahora nos sacaron todo, pero los ladrones esta vez se olvidaron una campera, algo nos queda" dice.
Arrebatos. Cuando se habla con otros comerciantes de la zona las palabras arman un rosario de quejas. El peluquero De Melo conoce mucho el barrio. "Hace casi treinta años que estoy acá y ya no se puede más. Los sábados a la tarde es tierra de nadie. A mis clientas las tienen cansadas con los arrebatos, no se ve un sólo móvil policial".
En los 200 metros que van por Moreno entre Montevideo y 9 de Julio se registraron "unos nueve robos en los últimos meses", recordó De Melo. Y enumeró: "Tres veces en el minimarket de la esquina, dos veces en la tienda Triana, una en la vinería y el otro a un repartidor de lácteos esta misma semana".
Uno de los arrebatos que más recuerda es aquel en el cual "a Silvina, de unos 30 años, se le acercó lo que podría ser un repartidor de pizza, con una motito con una caja atrás, y cuando la tuvo cerca sacó un revólver y la asaltó. Eso fue hace dos meses", contó el peluquero.
Los comerciantes se lamentan que el barrio del macrocentro y con características de clase media acomodada, pase por estas cosas. "Hay mucha gente durmiendo en los zaguanes y las puertas de los edificios y un par de casas ocupadas por gente que se metió de prepo. Eso trae algunas consecuencias y los robos", dice De Melo. Y remarca que "no hay presencia policial" y se sienten "totalmente inseguros".

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