Por lo menos hay sospechas de
que algún policía ayudó al principal imputado por el asesinato del los
jóvenes militantes, el 1º de enero en villa Moreno. Surge del expediente
desde la primeras horas de la investigación.
El caso de los tres jóvenes
militantes asesinados en la madrugada de Año Nuevo, en villa Moreno,
ahora enfoca su atención sobre la presunta connivencia de algunos
policías con Sergio "El Quemado" Rodríguez, detenido y procesado como
posible autor material del fusilamiento. Esta es una de las puntas que
ahora sigue el juez de instrucción Juan Andrés Donnola, por indicios que
surgen a partir de testigos de la causa y de algunos movimientos
policiales que le hacen sospechar a los querellantes que por lo menos un
miembro de la fuerza ayudó al principal acusado a mantenerse prófugo en
los primeros tramos de la investigación.
El abogado Norberto Olivares, patrocinante de las familias de las
víctimas, Jeremías Trasante, Claudio Suárez y Adrián Rodríguez, marcó
algunos hitos de la pesquisa que se prestan a dudar sobre el desempeño
de algunos investigadores, concretamente, los policías de la seccional
15°, a cargo del comisario Abel Santana, en cuya jurisdicción ocurrió el
triple asesinato.El mismo día de la matanza, el juez Juan José Pazos ?por entonces, a cargo de la causa por estar de turno durante la feria judicial? encomendó los primeros tres allanamientos de la investigación. Uno de estos se libró sobre el domicilio declarado del Quemado Rodríguez, en Doctor Riva 3271. El informe brindado por el comisario Santana ?y que consta en el expediente al que tuvo acceso Rosario/12? indica que los agentes fueron a esa casa "en varias oportunidades y no encontraron persona alguna". El argumento de la esterilidad del allanamiento saltea la naturaleza de la orden impartida la autoridad competente: "Parece que fueron a tocar el timbre, pero tenían una orden judicial de allanamiento. No importa si hay gente o no", se indignó Olivares al ser consultado. En esa vivienda reside Claudia R., ex pareja del Quemado.
Una semana más tarde, Pazos mandó a allanar de nuevo, pero esa orden no se cumplió. La tercera vez, el oficio judicial salió el 19 de enero, pero la Policía lo llevó a cabo al día siguiente, con el jefe de la Brigada de Homicidios, Ernesto Chamorro, a cargo de la misión. Los detectives hallaron, en lugar de Rodríguez o su ex mujer, a dos chicas con sus hijos y el marido de una de ellas. Dijeron que eran los inquilinos de la casa, y exhibieron un recibo de alquiler fechado el lunes 16 de enero, cuatro días antes del allanamiento.
Después de eso, el juez libró otra requisa en 24 de Setiembre 201, domicilio de Roxana N., actual compañera del principal acusado. Como en el caso anterior, se encontraron con esta mujer y cuatro adolescentes de los que dijo tener a su cuidado. Nada dijo sobre el paradero del Quemado.
Una fuente conocedora del caso interpretó estas situaciones como una estrategia urdida para simular que la vivienda allanada está habitada por personas ajenas a la investigación y en una realidad distinta a la hipótesis de la pesquisa.
El 3 de enero al mediodía, ?dos días después de los crímenes? los investigadores fueron con la orden de buscar al Quemado en el departamento 1 de Pasaje Melián 5750 (Arijón al 1800). Un vecino contó que Rodríguez estuvo allí, y que vio cuando salieron del departamento junto con su mujer, que cargaron bolsos en un Ford Focus gris y se marcharon una hora antes de que los policías llegaran a allanar. Quienes participaron de esa otra búsqueda en vano fueron Santana y Chamorro, los jefes de la comisaría 15 y de Homicidios, respectivamente, según consta en la instrucción de la causa.
Desde ese día, el Quemado Rodríguez se mantuvo lejos del alcance policial. En Tribunales se comentaba que el juez Pazos negociaba con el abogado defensor, Carlos Varela, la entrega del fugitivo. Su caída ocurrió cuando la causa cambió de magistrado y Pazos le cedió su turno a Luis María Caterina. El 20 de enero, el Quemado fue detenido en la localidad entrerriana de Santa Elena, con su mujer y el mismo auto con el que había escapado desde el Pasaje Melián, en barrio Las Delicias.
"Es evidente que alguien de adentro le avisó al Quemado que iban a buscarlo, y que lo fueron manteniendo al tanto", concluyó Olivares, representante de las familias querellantes.
El móvil aparente del triple crimen, hasta aquí, es la venganza que Rodríguez habría buscado contra quien aquella noche hirió a balazos a su hijo Maximiliano, en Garay y Vera Mujica. Sólo que fue en busca de uno y equivocó de blanco al ultimar a tres jóvenes inocentes, que militaban en el Frente Popular Darío Santillán. Fueron víctimas de una fatal confusión al hallarse en el mismo banco de la canchita de Dorrego y Presidente Quintana donde un rato antes había estado Ezequiel Villalba, el muchacho buscado por el Quemado y al menos tres cómplices más. Villalba aún sigue prófugo.
Cuando Maxi Rodríguez fue herido estaba al volante de un BMW, acompañado por su novia Sofía L. y una amiga de ésta, Mariana C.
La declaración de Sofía también denota cierto vínculo de Rodríguez con policías. Aquella mañana del 1° de enero, las dos chicas abandonaron el Heca, adonde habían internado a Maxi, herido de bala, y se fueron hasta lo de otra amiga, en zona norte. Sofía se iba a su casa, porque su hermano le había advertido que allí estaba la policía buscándola.
La joven declaró: "Llamé a Sergio (el Quemado) con el Nextel, le comenté que la policía estaba en mi casa, que tenía que ir a declarar y que tenía miedo. Me cortó, y recién me había subido al taxi y me llamó Sergio de nuevo. Me dijo que no fuera hasta mi casa, que fuera hasta Dr. Riva y Lagos, que ahí había dos policías, uno uniformado y otro no, que eran conocidos suyos y que no me iba a pasar nada. Que estaban en un auto (Peugeot) 206 color dorado o champán".
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