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sábado, 31 de marzo de 2012

INFORME: Celos entre mujeres pueden terminar mal

Los especialistas consultados por Rouge analizan este tipo de enfrentamientos. El rol de los celos y la envidia.

Las peleas por celos y envidia entre mujeres pueden convertirse en pulseadas a vida o muerte.
Las peleas por celos y envidia entre mujeres pueden convertirse en pulseadas a vida o muerte.
“Te juro que la mato”; “Le voy a arrancar los pelos de un tirón”; “Más vale no cruzármela porque no respondo de mí”… Las relaciones humanas están plagadas de enfrentamientos y peleas, pero las que suceden entre mujeres suelen merecer un capítulo aparte, porque en muchos casos pueden convertirse en una “batalla campal”.
Ejemplos, sobran: peleas por celos entre adolescentes por el amor de algún compañerito de clase; envidia por aquellas que parecen ser “más lindas” que que otras; o en el trabajo por lo que una consigue y la otra no. Y, a veces, tanto enfrentamiento puede derivar en una violencia excesiva que hasta puede terminar en homicidio.
El caso más conocido en el último tiempo es el que sucedió hace un año y medio en General Las Heras, provincia de Buenos Aires, donde una mujer mató a mazazos a una amiga porque ésta le había “arruinado el casamiento”.
Otro de los hechos conocidos el año pasado fue el de una adolescente de 18 años, Lucía Rossi, quien por el simple motivo de “ser linda” fue agredida brutalmente por una patota de seis chicas al salir de un boliche en pleno centro de la capital tucumana, que le provocaron heridas cortantes hasta casi desfigurarle el rostro.
Rouge consultó a especialistas para saber por qué las peleas entre mujeres pueden convertirse en episodios tan o más violentos que el que se conoce entre hombres.
“Para entender  el porqué de las violentas peleas entre mujeres es preciso conocer la psicología femenina y es imprescindible destacar las diferencias entre la envidia y los celos, que a veces van separados, pero cuando van juntos pueden desencadenar batallas campales, aludiendo con ello a verdaderas pulseadas a vida o muerte: ‘ella o yo’”, destaca la psicoanalista Adriana Guraieb, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Asociación Psicoanalística Internacional (IPA).
Y explica que, “a la celosa le importa tanto la rivalidad con la otra (porque es más joven, más flaca, más linda, más inteligente según ella), como también le importa la posibilidad de perder a la persona amada”.
Al tiempo que señala que  para pensar en ello, es necesario tener en cuenta “el sentimiento universal que se denomina ‘envidia’”, al que denomina como “un sentimiento poderoso que conlleva el deseo de obtener algo que posee otra persona y que uno carece”.
“Por lo tanto, la envidia implica un resentimiento porque la persona envidiosa no quiere mejorar sus logros o aspiraciones, más bien desea que a la otra le vaya mal, le vaya peor que a una”, destaca la especialista. Y dice que cuando la envidia y los celos se combinan, “los grados de violencia son indescriptibles y la prensa amarilla está llena de situaciones que nos hablan de mujeres tajeadas, burladas y de situaciones que pueden llegar a la muerte”.
El psicólogo social Alfredo Moffat, en tanto, señala que muchas de las peleas entre mujeres “son la muerte”, porque “son de una ferocidad terrible”. Y destaca que las más de las veces se deben a los “celos por hombres”.
Para Moffat, este tipo de peleas entre las adolescentes son más fuertes aún, y recalca aquellos casos de envidia por la percepción de que otras mujeres son “más bonitas”.
“Las situaciones triangulares (de peleas por un hombre), son regresivas, tienen elementos apasionados de los primeros años de vida, de poco lenguaje y mucha acción, casi que no hay racionalidad…”, define Moffat. Y explica que se diferencian de las peleas entre los hombres porque estas se dan más por competencias.  “Entonces son más organizadas, mas racionales, aunque sea por celos”, asegura.
A las peleas entre mujeres, en tanto, concluye definiéndolas como “son más expresivas, más escandalosas, más teatralizadas”, mientras que la de los hombres “son menos expresivas pero con mucha violencia por debajo”.

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