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viernes, 23 de marzo de 2012

"Ángeles de la muerte": denuncian a enfermero por intentar matarla con insulina

Una paciente que estuvo internada en el Hospital Maciel asegura que Marcelo Pereira, uno de los dos enfermeros detenidos, le aplicó una sobredosis de insulina y estuvo al borde de perder la vida. Hasta ahora, se sabía que asesinaban con morfina e inyecciones de aire.

“Una tarde vino este hombre y me inyectó insulina. Se fue, volvió y me inyectó de nuevo. Y así cuatro veces en menos de una hora”, contó Alicia Blanco, de 61 años, quien estuvo internada en la sala de cuidados coronarios del Hospital Maciel. La glucemia de la mujer cayó rápidamente a 0,5, y se salvó de milagro, a juicio de los expertos. “La persona entra en una hipoglucemia severa y puede sufrir un coma diabético o morir en un rato. Una glucemia en 0,5 es muy grave. Es raro que haya sobrevivido”, afirmó Carla Musso, médica dela Sociedad Argentinade Diabetes. El caso de Alicia, que presentó su denuncia ante la justicia uruguaya el martes, abre una nueva arista en la investigación, hasta ahora desconocida. ¿Los “enfermeros asesinados” habrán matado pacientes con sobredosis de insulina? Desentrañar este nuevo interrogante no será tarea fácil, según Musso. Es que, de acuerdo a la especialista, “aplicar altas dosis de insulina es una forma de matar sin dejar rastros”. “Hace un tiempo que los diabéticos dejaron de aplicarse insulina animal; hoy es insulina humana, la misma que genera nuestro propio cuerpo. Por lo tanto, si la persona es diabética y la insulina era parte de su tratamiento, nunca habrían detectado que se trataba de un crimen”, señaló Musso en diálogo con Clarín. Alicia Blanco vivió una pesadilla ese día en la sala de terapia intensiva, presumió incluso que querían asesinarla, pero afortunadamente pudo ser rescatada a tiempo. “Esa cantidad de insulina es más de lo que me aplicaba en un día completo. Entonces le dije: ‘muchacho ¿cómo sabés que tengo la glucemia alta o baja si no me la mediste?’ Y me contestó que me quedara tranquila que lo mandaba el médico”. Pero Alicia no tenía diabetólogo, sino médica, añade el matutino que conversó con la mujer. “Empecé a temblar y me empapé de sudor. Estaba mareada y sólo me acuerdo que me corría el agua por el cuerpo. Y como pude grité: ‘Llamen a mis hijas que este loco me quiere asesinar’, relató la mujer. Se salvó porque llegaron a aplicarle una inyección conocida como “de rescate”.

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