domingo, 19 de febrero de 2012

"La cuestión Malvinas es una causa de Estado regional"

El senador considera acertada la política de la Rosada sobre el diferendo con Gran Bretaña. El titular del PS asegura que no irá por un nuevo período al frente del partido y postula a Binner.

Rubén Giustiniani transita su segundo período en el Senado de la Nación, donde ingresó en 2003, y tiene mandato hasta 2015. Como secretario de la comisión de Relaciones Exteriores (que preside Daniel Filmus), el rosarino viene trabajando muy cerca de la Cancillería en todos los foros internacionales en apoyo al debate por la soberanía en las islas Malvinas. Opositor tenaz al kirchnerismo en varias políticas internas, sin embargo valora la estrategia por Malvinas como acertada, "una política de Estado, no sólo argentina, sino regional".
En las próximas semanas, además, será confirmado presidente de una comisión clave en la Cámara alta: Ecología. Por allí deberán pasar muchos debates pendientes de la Argentina, como el de la explotación minera. A propósito, adelantó que "no está contra la industria minera en general, aunque sí contra la megaminería a cielo abierto".
En una charla extensa con LaCapital, Giustiniani habló sobre las consecuencias de la fuerte derrota interna que sufrió en 2011 (con Antonio Bonfatti, en su aspiración a gobernar Santa Fe), ratificó la plena unidad del PS y anticipó que dará un paso al costado en la renovación de autoridades partidarias que se producirá en junio próximo. "Llevo varios años como presidente del partido, ahora es el tiempo de otro compañero", anticipó. Aunque aún no ha sido ratificado, ese "otro compañero" es nada menos que Hermes Binner.
—¿Cómo está la Argentina en su reclamo por Malvinas?
—El primer país del Comité de Descolonización (24 miembros) de Naciones Unidas que salió a apoyar la moción de apoyar a Gran Bretaña a sentarse a una mesa de negociación fue China. Y si uno ve que hasta Estados Unidos, aliado permanente de Gran Bretaña, dice que ambos países deberían sentarse a discutir soberanía, entonces queda claro que en los últimos años se ha producido un avance significativo. Mi visión es que la política sobre Malvinas es política de Estado, a partir de que todo el arco político acompaña. Además, se ha convertido en una política regional: los países la han asumido como una causa propia. Malvinas hoy es una política de Estado regional.
—¿Por qué es correcta la política por Malvinas?
—El reclamo mantuvo tres elementos principales: firmeza, vocación pacífica y acompañamiento regional. Al observarlo como una película se nota el avance. Cuando se produce la resolución de prohibir el ingreso de buques británicos con banderas de las Malvinas a puertos como Brasil, y demás países de la región, es evidente que el nerviosismo de (David) Cameron se pone de manifiesto y explota con esa insólita acusación a la Argentina de país colonialista. Que luego continúa la escalada con el envío del príncipe y del barco de guerra. Gran Bretaña ha comenzado a sentir aislamiento internacional.
—En muchos medios aparecen voces que refutan la validez de la estrategia argentina.
—Veo voces aisladas, más desde lo académico que desde lo político, que en un aspecto están reflejando un gran desconocimiento. Porque Naciones Unidas al radicar la cuestión Malvinas en el Comité de Descolonización está rechazando de manera determinante la autodeterminación de los habitantes de las islas. Que por supuesto no corresponde, ha sido la excusa inglesa para no negociar a lo largo de la historia. Lo que se debe contemplar, según la ONU, es el interés de los habitantes, pero no el deseo de los malvinenses, que es algo distinto. No se trata de un rechazo de sectores políticos de la Argentina, se trata de un tema colonial, tomado por el Comité de Descolonización. Uno de los 16 casos en el mundo, de los cuales 10 pertenecen a Gran Bretaña.
—También hay mucho espacio en los medios para quienes plantean la tesis: "no molestemos más a los malvinenses porque lo único que logramos es que tengan menos ganas de ser argentinos".
—Es la tesis del menemismo, de los 90; ya la hicimos y nos fue mal. No sólo que no avanzamos, sino que fue la época donde Gran Bretaña comienza la explotación de nuestros recursos naturales, la pesca, y el petróleo.
—Cuando usted se presenta como aspirante a gobernador, en 2011 por el socialismo, Hermes Binner se enojó. Luego, en la interna, Antonio Bonfatti lo duplicó en votos, ¿se recompuso la relación política entre su sector y el binnerismo?
—Nosotros siempre dijimos lo mismo: que teníamos el legítimo derecho a disputar una interna y que luego nos encolumnábamos con el ganador, y así fue. Sentimos que hemos hecho un aporte al debate de ideas en el marco de un partido que no para de crecer en la última década.
—¿El FAP como herramienta de política electoral nacional tiene destino?
—Se constituyó muy cerca de la fecha de cierre de listas, y ahora viene la etapa de consolidación.
—Se notan los esfuerzos de unidad, pero ya en el verano, antes del inicio legislativo, aparecen diferencias. Por caso, Margarita Stolbizer rechazó la convocatoria presidencial por Malvinas y el PS estuvo sentado en primera fila. Alicia Ciciliani defiende el aumento de dietas para legisladores y Victoria Donda sale a denunciarlo. ¿Cómo van a seguir?
—Somos compañeros de distintas experiencias políticas, con un núcleo de coincidencias amplias, somos todos progresistas. Creo que falta un camino a recorrer en el FAP, su institucionalización, su forma de funcionamiento. El objetivo sería que el FAP pueda abordar los temas y no que los temas (iniciativa política) nos aborden a nosotros.
—El PS quiere evitar mezclarse con cierta derecha y, a su vez, acumular contra el kirchnerismo. ¿Es una estrategia viable?
—No integramos ningún frente del No, antikirchnerista. Lo nuestro es construir una alternativa con base en nuestro programa histórico, calidad institucional y mejora en la distribución de la riqueza. Mientras exista en el país la necesidad de una reforma tributaria dónde paguen más impuestos los que más tienen y los que más ganan, habrá espacio político para el crecimiento del Partido Socialista.
Año complejo
Pensando en Santa Fe, Giustiniani anticipa: “Será un año complejo, por un contexto mundial muy desfavorable”. Hace una cuenta sencilla: la crisis internacional va contraer el dinero de la Nación, lo que, por directa consecuencia, redundará en las provincias. “Dos tercios de los ingresos de las provincias hoy en día están vinculados a la Nación. La relación es directa”, explicó.
De todos modos, para Giustiniani el PS está acostumbrado a gobernar “en tiempo de bonanza, y también en tiempo de sequía”.
Respecto del posicionamiento de Bonfatti y del propio Binner respecto del gobierno nacional, el rosarino cree que “son dos planos diferentes”. Y agrega, “el gobierno de Santa Fe debe construir relaciones serias y cordiales con la Nación y con los municipios, es lo normal. Por otro lado, el rol político opositor lo debe ejercer el candidato nacional”.
Giustiniani ve “natural” la candidatura de Binner para una diputación nacional en 2013. “Yendo Hermes, el resto de los integrantes de la lista es lo de menos”, confesó.

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