miércoles, 16 de noviembre de 2011

Las dos caras de la misma moneda ( POR CARLOS DELICIA)

El Frente Progresista vive momentos de definición con una gran carga de tensión. Por estas horas se daría a conocer quiénes acompañarán a Antonio Bonfatti en su gestión y se sabrá si los radicales se sumarán con algunos funcionarios. Por otro lado, José Corral presentó un gabinete con participación de todos los sectores que integran la coalición política provincial, dando una señal de cómo se debe comenzar a institucionalizarlo.
El episodio de Vialidad Provincial es el último y el más grave hecho donde se maltrata a la UCR, y por la forma de reaccionar y acciones posteriores se asemeja al Síndrome de la mujer golpeada. Sé que esta comparación va a generar enojos en muchos radicales, pedimos perdón, pero es lo que se observa desde afuera.
El radicalismo ha denunciado sistemáticamente que no es tenido en cuenta en las decisiones de gobierno, que se ha enterado por los medios cuando es socio principal del Frente. Ha denunciado varias veces maltrato por parte del socialismo y lo de Vialidad Provincial fue muy grave porque se lo trató como "una gestión poco transparente". La rápida reacción de Edgardo Martino aclarando y contraatacando al doble discurso de Hermes Binner y el apoyo total del partido a la figura del administrador, estuvieron a la altura de las circunstancias. Pero no pasaron 48 horas que ya estaban nuevamente negociando la participación en los espacios del Ejecutivo.
Un correligionario me decía que sufrían el Síndrome de la mujer golpeada porque los dirigentes hacen lo mismo que la "mina que es golpeada por su marido": va y denuncia en la policía, pero después vuelve pidiendo perdón porque tal vez es ella la que se equivocó. Además, dice: "No me voy a separar ahora que sacó el Quini 6 y hay algo para caranchear". Es fuerte, pero en el fondo tiene algo de razón. El radicalismo tiene temor de romper la alianza y quedarse solo, como ocurrió en elecciones pasadas. La realidad dice que no es así. Hoy tiene dirigentes de proyección nacional, las principales ciudades de la provincia, legisladores, muchos presidentes comunales y han sido el socio mayoritario del Frente que permitió que Antonio Bonfatti llegara a la Casa Gris.
Esa participación parece no ser tenida en cuenta por el socialismo que busca sistemáticamente fagocitarse a sus socios con la captación de dirigentes y tal vez afiliarlos a su partido. Algunos ejemplos son los ministros Pablo Farías y Álvaro Gaviola. La pregunta es cuántos más se sumarán durante los próximos cuatro años.
Mientras tanto, Binner opera para generar tensión en las relaciones con los radicales. Algunos dicen que es en represalia a los cuestionamientos que habrían hecho a la presencia de su mujer en Obras Públicas como ministra desde la sombras. Pero las negociaciones siguen con Rubén Galazzi como operador. En la previa se habla que podrían integrar el gabinete el actual ministro Storero pero que se sumaría también Julio Schneider por el sector de la UNL. Esto generó la reacción del sector de los legisladores del norte que representan Rodrigo Borla, Felipe Michlig y Orfilio Marcón, quienes quieren que se les reconozca su aporte exigiendo un ministro de su sector. Lo mismo piensa el MAR liderado por Santiago Mascheroni y Jorge Henn. Por otro lado, Jorge Boasso y Federico Pezz quieren que no se integre el gabinete, con una actitud crítica desde la Legislatura sin romper el Frente.
Todo está por definirse. Quizás este fin de semana tengamos humo blanco o el comienzo de la ruptura del Frente.
Distinta fue la actitud de José Corral, que pensó en un gabinete pluralista y con la participación de todos los sectores. La sorpresa fue la designación del socialista Mario Drisun, actual secretario de Salud del Gobierno de la Provincia. Se trata de un gesto que puede tener varias lecturas: una, de cómo se debe instrumentar el Frente; la otra, de cómo establecer un buen puente de comunicación con el Ejecutivo Provincial. Cualquiera de las dos hipótesis es una acción para imitar.
Ojalá el nuevo gobernador defina si va a imponer su impronta o será un ejecutor de las decisiones de Hermes Binner.

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