Aristóbulo del Valle volvió a ser el escenario para el encuentro entre vecinos de toda la ciudad que quisieron celebrar la independencia. El encuentro y los deseos de prosperidad, marcaron una jornada especial.
La gente se reunió en el tradicional paseo con ganas de pasar este día en comunidad. Foto: J. M. Baialardo
Pese al día gris, los santafesinos mantuvieron intacta la tradición de reunirse en Aristóbulo del Valle para celebrar el 9 de Julio. En el año del Bicentenario, el evento tuvo un tinte especial donde primaron los mensajes esperanzadores, la música, la comida tradicional y la camaradería; y donde los vecinos reflexionaron sobre la actualidad y el futuro.
Desde temprano comenzaron a llegar los vecinos de distintos puntos de la capital provincial que querían ser parte del festejo popular –organizado por la Municipalidad y la Asociación de Amigos y Comerciantes de Aristóbulo del Valle, en el marco del Programa Avenidas de Fiesta– a 200 años de que se lograra la independencia de la Argentina.
Aristóbulo del Valle, entre Gorostiaga y Castelli, ya estaba preparada para recibir a los santafesinos. Con el tránsito cortado para los vehículos, la avenida se convirtió en una gran peatonal encabezada por el escenario que se armó para los distintos espectáculos culturales previstos y una gran cantidad de propuestas para todos los intereses.
A modo de cantero central se organizaron todos los puestos de emprendedores locales que buscaron mostrar y vender sus productos. Mates, macetas decoradas, parrillas, carteras, ropa y juguetes artesanales eran solo algunas de las opciones que tentaban a las familias. A ellos se sumó casi la totalidad de los comercios que están ubicados en ese tramo, y en algunas de las calles perpendiculares, que ofrecían importantes promociones.
Pero sin dudas las notas de color la aportaron los puestos gastronómicos que tentaban a los peatones con platos típicos y muchos dulces; y los números musicales interpretados por reconocidos artistas locales.
Itatí Barrionuevo, el Grupo Antara y la Banda Sinfónica Municipal Ciudad de Santa Fe, dirigida por Juan Rodríguez, fueron los encargados de iniciar formalmente el acto que contó con la presencia de distintos funcionarios municipales y de concejales de distintos partidos.
Tras la llegada de los abanderados de distintas escuelas, junto a directivos y docentes, se dio inicio a una emotiva entonación del Himno, a la que los asistentes se sumaron con entusiasmo. Luego, a medida que se acercaba el mediodía, quienes paseaban por el lugar se congregaron frente al escenario para disfrutar de las presentaciones musicales.
Por la tarde, hubo propuestas artísticas, deportivas y recreativas para grandes y chicos. En el escenario brillaron los integrantes de los talleres de Guitarra y Folklore del Programa Arte y Comunidad de la Secretaría de Cultura, el Ballet Yapeyú, la agrupación El Prado, parejas de tango, la academia Vida en Movimiento y Rejunte Chango junto a la Academia de Baile Libertad.
Mientras tanto, niñas y niños disfrutaron de los inflables y juegos de kermesse dispuestos para su entretenimiento y de la presentación de "La cantina de los piratas" del grupo La Gorda Azul y de Califleto.
El sentir patriótico
Más allá de la diversidad de propuestas con las que se encontraron, los santafesinos llegaron a la avenida con la fuerte convicción de que el Bicentenario de la Independencia debía celebrarse en conjunto.
Personas solas, parejas, familias y grupos de amigos se congregaron con el acuerdo silencioso de que el encuentro es uno de los pilares básicos en el sostenimiento de la Patria. Y así como lo planteó el presidente Mauricio Macri en el acto central de Tucumán, en diálogo con Diario UNO, distintos santafesinos coincidieron en que, más allá de las miradas diferentes sobre la actualidad, el mensaje para el futuro debe ser el de la esperanza de una Argentina mejor.
Marta, de barrio Los Hornos, comentó que nunca se pierde la celebración del 9 de Julio en la avenida pero que este año, expresó:"Estoy muy triste porque soy jubilada y estamos esperando que nos reivindiquen porque nosotros también necesitamos poder ejercer nuestra libertad". Y agregó que las nuevas generaciones "tienen que luchar, no de manera armada sino con inteligencia y con el corazón".
Por su parte, Manuel Rivas, de barrio Sargento Cabral, analizó: "La esperanza nunca se pierde. Somos un país cíclico, cada tanto mejoramos un poco, después retrocedemos y siempre estamos en el mismo lugar" y continuó: "Hay que seguir peleando, lo último que hay que hacer es bajar los brazos porque la democracia es el mejor sistema".
Otro vecino, Miguel Bracali, reflexionó: "Recién estamos transitando los primeros meses del nuevo Gobierno pero lo veo bien, en comparación con lo que teníamos antes. Hay que darle tiempo" y para el futuro pidió educación: "Hay que aceptar lo que el otro dice aunque no nos guste, no siempre tenemos la razón y hay que aceptar que el otro también la tiene. Los jóvenes tienen que luchar y pensar en lo que pasaron sus abuelos, de dónde vinieron y cómo tuvieron que vivir, para valorar lo que tienen y lo que los padres les han brindado".
Del mismo modo, Gabriela comentó que su deseo para la Argentina del Bicentenario es que haya más trabajo y posibilidades para la ciudadanía; y evaluó que este año la población sintió con más fuerza la importancia de la fecha y del trabajo en conjunto para mejorar el país.
Otros vecinos coincidieron con esas miradas, reconocieron el momento difícil que se vive en el país –fundamentalmente desde lo económico– pero insistieron en que, como otras tantas veces, este joven pueblo argentino será capaz de levantarse, independientemente de los colores político partidarios, para generar nuevas oportunidades como lo ha hecho tantas veces a lo largo de su historia.
De todas maneras, los chicos que dialogaron con Diario UNO sobre el Bicentenario, marcaron que para ellos el sentir de esta fecha estuvo más vinculado a lo que habían trabajando en sus escuelas sobre la Declaración de la Independencia y el hecho histórico en sí. A pesar de eso, ayer, mientras paseaban entre los puestos, muchas mamás, papás y abuelos aprovecharon el momento para sumarlos a la reflexión de lo que implica ser libre en el siglo XXI.
Lejos de Tucumán y del acto que reunió a los principales líderes políticos del país y de otras naciones, los santafesinos vivieron un 9 de Julio tranquilo sin demasiada pompa pero en el que se privilegió el encuentro y la convivencia, haciendo gala de los atributos centrales que se necesitan para la construcción de una Argentina solidaria y próspera.
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