El Sumo Pontífice abordó el avión que lo trasladará al Vaticano, luego de culminar sus actividades en Ciudad Juárez. Durante cinco días llevó un mensaje de paz para los más pobres, y en contra del narcotráfico.
Infobae |
La gira del papa Francisco llegó a su fin luego de cinco agitados días en los que participó de diversos encuentros, entre ellos con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y buscó llevar un mensaje de paz y con un fuerte repudio al narcotráfico y el crimen organizado.
Tras su visita a Ciudad Juárez, donde visitó a los internos de una cárcel y realizó una misa en la frontera con Estados Unidos, el Sumo Pontífice emprendió su regreso a Roma.
"Muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tráfico humano, de la trata de personas. Aquí en Ciudad Juárez, como en otra zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes de Centroamérica, sin olvidar a los mexicanos, que buscan pasar a otro lado", afirmó el Papa en el oficio que fue transmitido en simultáneo en El Paso, la ciudad del otro lado de la frontera, donde miles de fieles se congregaron en el estadio de la Univerdad de Texas para escucharlo.
En ese sentido, recordó que ese camino es de "esclavizados, secuestrados, extorsionados". "No podemos ocultar la crisis humanitaria que ha significado la migración. Esta tragedia humana que representa la migración forzada es un fenómeno global", agregó.
En su estadía en el país latinoamericano, Francisco habló frente a 40.000 personas en el estadio Morelos, y les pidió que se alejen de las drogas y el crimen organizado: "Jesús nunca nos invitaría a ser sicarios. Se vuelve difícil sentir riqueza cuando nos vemos expuestos continuamente a la pérdida de amigos o de familiares en manos del narcotráfico".
Del mismo modo, les dijo que "ustedes son la riqueza de esta tierra", pero que "a la riqueza hay que transformarla en esperanza".
"No se dejen excluir. No se dejen tratar como mercadería para los bolsillos de otros", remarcó y advirtió: "Es mentira que la única forma que tienen de vivir los jóvenes aquí es en la pobreza y en la marginación".
Su despedida, al igual que su arribo a México luego de encontrarse con el patriarca ortodoxo ruso Cirilo I en Cuba, contó con una multitud de fieles quienes saludaron al Pontífice al grito de "Francisco, hermano, ya eres mexicano".
Escoltado por el presidente de México, Enrique Peña Nieto, Francisco saludó a los representantes de la Iglesia Católica en el país, como así también a muchos niños y jóvenes que se le acercaron. Los acordes de un mariachi y el espectáculo de un grupo de danza acompañaron la despedida.
Tras subir al avión, el Papa saludó a través de la ventanilla y bendijo a los presentes.
"Me he sentido acogido, recibido por el cariño, la esperanza de esta gran familia mexicana,gracias por abrirme las puertas de su vida", escribió en su cuenta de Twitter minutos antes del despegue del avión que lo trasladará a Roma, donde arribará en horas del mediodía del jueves.
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