Mauricio Macri tenía una carta guardada. A diferencia de lo que se preveía, fue el candidato de Cambiemos el que salió a atacar a su adversario, de entrada, y no el postulante del Frente para la Victoria. Los pronósticos auguraban a un Daniel Scioli duro y a un Macri expectante, pero los primeros quince minutos de debate mostraron lo contrario. "Estoy acá más allá de que vos no viniste el debate pasado. Daniel, ¿en qué te has transformado, en qué te han transformado? Pareces un panelista de '678'", chicaneó el jefe de Gobierno porteño en los primeros minutos de cruce.
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"En el peor de los escenarios fue un empate con sabor a triunfo". El análisis de uno de los integrantes del equipo de comunicación del PRO, un rato después del histórico debate presidencial en la Facultad de Derecho de la UBA, se unificó entre todos los dirigentes y funcionarios que acompañaron al jefe porteño durante la velada de anoche. Satisfechos, desde el macrismo celebraron -según sus dirigentes- que Macri superó sin sobresaltos un evento en el que había depositado demasiado interés por su propio peso específico.
Acompañado por su mujer, Juliana Awada, por todos sus ministros y principales colaboradores, Macri había planificado junto a sus asesores comunicacionales salir a marcarle la cancha al candidato oficialista. "Si salía a defenderse no iba a poder correrse de esa situación", aseguró a Infobae uno de los integrantes del equipo que lo entrenó durante varios días. En el auditorio del subsuelo de la sede del Gobierno porteño, en Parque Patricios, el líder del PRO ensayó el viernes y el sábado frente a Pablo Avelluto -uno de los de ese staff comunicacional-, que hizo de Scioli.
Desde la tropa del jefe porteño concluyeron que el ex presidente "xeneize" ganó la contienda por su performance en los primeros quince minutos, en los el candidato fue excesivamente chicanero con su contrincante. "Daniel, los argentinos no tienen miedo, yo los veo muy contentos. Los que tienen miedo son ustedes, los que están gobernando, porque han abusado del poder. Nosotros estamos felices. No hagas de vocero mío, que hables de tus temas, de tus propuestas. Nunca hemos hablado de ajustar, ustedes ajustaron", le dijo primero. "Daniel, vos no sos el cambio, vos elegiste ser la continuidad, estar con Axel Kicillof, con Milagros Sala, con Máximo Kirchner, con Aníbal Fernández. Nosotros somos el cambio. Cuando la Presidenta dice que hay 5 por ciento de pobres, ¿miente o dice la verdad?", lo encaró después. "No me contestaste, pero bueno, no le contestas a ningún periodista de la Argentina, no me vas a contestar a mí", siguió en su arremetida del primer bloque, el referido a Desarrollo económico y humano. Un aluvión de chicanas que ni su equipo de comunicación había ensayado con tanta ferocidad. El resto de los bloques –educación e infancia, seguridad y derechos humanos y fortalecimiento institucional-, de hecho, el jefe de Gobierno bajó un cambio: fue uno de los pedidos de sus entrenadores durante el primer corte. El ecuatoriano Jaime Durán Barba y su mano derecha, Santiago Nieto, además de Miguel de Godoy, Marcos Peña y los principales asesores discursivos, fueron y vinieron en cada una de las tandas publicitarias. Entre los asistentes del bando de Cambiemos sorprendió la presencia de Sandra Arroyo Salgado y su hija, Iara Nisman. La ex mujer de Alberto Nisman y la menor fueron invitadas por el ministro Guillermo Montenegro, que las cortejó con autorización previa de Macri. La jueza y su hija pidieron seguir el evento desde la facultad y se cercioraron de que durante la transmisión no habría paneo de las gradas. Supervisado por Sergio Berni, el primer e histórico debate presidencial contó con un impresionante despliegue policial desde las primeras horas de la tarde.
A diferencia de Scioli, el candidato de Cambiemos ajustó sus palabras al tiempo previsto por la organización. El Gobernador utilizó casi siempre algunos segundos más que los permitidos. Macri se lo enrostró: "Respeta los tiempos Daniel, por favor", le dijo, entre risas. El auditorio aprobó la chanza tímidamente.
El jefe de Gobierno se mostró más desenvuelto, mucho más relajado en sus movimientos corporales. A su rival lo mencionó siempre como "Daniel", mientras que el candidato K lo trató de "ingeniero Macri". Pero el ex presidente boquense sintió el golpe cuando el gobernador bonaerense le achacó la falta de resolución con "los trapitos" y le recordó su procesamiento por las escuchas ilegales. "No pudiste con los trapitos y la gente va a creer que vas a poder con el narcotráfico", lo azuzó Scioli. Macri revoleó los ojos, embroncado. Fue, tal vez, su momento más incómodo. Los minutos en los que el postulante del FPV pareció retomar la iniciativa. "Caíste en la denuncia trucha, seguiste el manual a la perfección", respondió el candidato de Cambiemos.
En las preguntas pautadas por la organización, Macri se esforzó en pegar a Scioli con el Gobierno y en desnudarlo ante los principales desatinos de la gestión del kirchnerismo, como la manipulación de los índices de pobreza o el flagelo del narcotráfico. Esa fue su estrategia: machacar con su pertenencia K. Reforzar la idea del "cambio". Macri no mencionó a Sergio Massa, como sí lo hizo el gobernador. Pero ninguno de los dos contestó las preguntas del otro. Como un diálogo de sordos. Desde el equipo de comunicación del líder del PRO explicaron que, por ejemplo, responder por qué no se votó a favor de la estatización de YPF o de Aerolíneas Argentinas requiere demasiado tiempo. Eso sí: celebraron que el jefe porteño haya incluido entre sus propuestas la del Plan Belgrano, un programa de infraestructura para el norte del país.
Satisfecho, el líder del PRO dejó atrás un debate en el que por su momento político tenía mucho más para perder. Ahora se concentrará en la última semana, antes del crucial ballotage que lo puede transformar en el sucesor de Cristina Kirchner. Cerrará su campaña en Humahuaca, Jujuy, en el norte argentino, la región que más fatigó en el último tramo.
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