Los escenarios posibles para que el país tenga hoy presidente electo o lo defina el mes próximo
La reforma constitucional de 1994 introdujo un instrumento más a los comicios nacionales: el ballotage (balotaje, según la Real Academia Española). Es así que, en su artículo N° 94, referido a la forma y tiempo de la elección de presidente y vicepresidente de la Nación, el texto ordena que “serán elegidos directamente por el pueblo, en doble vuelta”.
En diálogo con Diario UNO, José Manuel Benvenuti –abogado, profesor de Derecho Constitucional y exdecano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral (UNL)– explicó las condiciones en las cuales es posible una segunda vuelta electoral y de qué manera se procede en esa circunstancia.
“Para que este domingo tengamos presidente, el que salga primero tiene que obtener, como mínimo, el 40 por ciento de los votos y sacar una diferencia porcentual de al menos 10 puntos en relación al segundo. Si saca más del 45 por ciento, será ungido presidente, sin importar el porcentaje que saque la fórmula que se encuentre en segundo lugar”, sintetizó. Y aclaró: “Siempre hablamos de los votos afirmativos válidamente emitidos. No se cuentan los votos en blanco”.
En el caso de que hoy no se genere ninguno de estos escenarios corresponderá la segunda vuelta electoral entre las dos fórmulas de candidatos más votadas. Dentro del plazo máximo establecido por la Constitución Nacional argentina (30 días), se estableció como fecha para un eventual balotaje el próximo 22 de noviembre de 2015.
Los antecedentes
“El balotaje es originario de Francia, en el siglo XIX. Luego se traslada a otros países europeos”, explica Benvenuti y acota: “En la Argentina, el primer antecedente data de la reforma de facto de 1972, conocida como Reforma Lanusse, por (Alejandro Agustín) el presidente de facto en ese entonces”.
En un breve repaso histórico, el especialista resume: “Cuando se decide retornar a la democracia, Lanusse designa como ministro del Interior a Arturo Mor Roig, quien propone la creación de una Comisión Asesora para el Estudio de la Reforma Constitucional, que coordinaba el abogado Jorge Vanossi. De esa comisión participaron varios constitucionalistas y en cuanto al contenido de la reforma, la mayoría acordó”.
¿Cómo resultaron esas elecciones? La reforma se sancionó por el poder militar de facto y fue la que se utilizó para la vuelta a la normalidad constitucional en marzo de 1973. En aquella oportunidad participaron las fórmulas de Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima (por el Frente Justicialista de Liberación, Frejuli), Ricardo Balbín y Eduardo Gamond (Unión Cívica Radical), y Francisco Manrique y Rafael Martínez Raymonda (Alianza Popular Federalista), entre otras.
“Esa Constitución establecía un balotaje típico –recordó Benvenuti–, que establecía que era necesario obtener más del 50 por ciento de los sufragios para ser presidente. En aquella oportunidad, el Frejuli estuvo cerca, con el 49,56 por ciento. En orden de votos le siguió la de Balbín con el 21,29 por ciento; y la tercera obtuvo cerca del 14,9 por ciento”.
Sobre esto último, el docente destacó que “era importante el papel del tercero porque esa reforma constitucional preveía que se podía recomponer fórmula si quien llegaba en tercer lugar obtenía el 15 por ciento. De todas maneras, como el Frejuli estaba muy cercano al 50 por ciento, el radicalismo manifestó su intención de no participar en una segunda vuelta y la Junta de Comandantes en Jefe proclamó a Cámpora y Solano Lima”.
Ese mismo año, en julio, ambos renuncian a sus cargos y se convoca a nuevas elecciones. Resultó electa la fórmula de Juan Domingo Perón y María Estela Martínez de Perón por el mismo sistema, pero en ese caso con el 61,85 por ciento de los votos.
“Ya la elección del 83 aplicó plenamente la reforma constitucional del 62, que se había utilizado muy parceladamente en el 73”, concluyó Benvenuti.
Luego llegaría el famoso Pacto de Olivos –14 de noviembre de 1993–, previo a la reforma constitucional de 1994. “Luego de la presidencia de Raúl Alfonsín llega la de Carlos Menem. Tempranamente, Menem empieza a hablar de reelección. En ese entonces, el mandato presidencial duraba seis años y no podía ser reelecto sino pasado un período”, aclaró el especialista constitucional.
Los contactos previos empezaron meses antes con operadores de ambas fuerzas políticas. La primera reunión de la que participaron Menem y Alfonsín se hizo en secreto el 4 de noviembre de 1993. Allí sentaron las bases del acuerdo que luego se plasmaría en la reforma constitucional jurada en 1994 en el Palacio San José de Entre Ríos.
Entre lo pactado de definió la reelección presidencial por un solo período, la reducción del mandato presidencial de seis a cuatro años; la designación de un tercer senador por provincia; la creación del Consejo de la Magistratura con presencia opositora; la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires y la regulación de los decretos de necesidad y urgencia, entre otros puntos.
“En la Convención de 1994 se buscó un sistema de balotaje especial, que bajó el límite de votos necesarios al 45 por ciento y dio la segunda opción, del 40 por ciento de los votos y una diferencia del 10 con respecto al segundo”, indicó Benvenuti.
En Santa Fe
Una sola vez en la historia de las elecciones provinciales santafesinas hubo balotaje. “En 1973, por una cláusula transitoria referida a la reforma constitucional nacional que también alcanzaba a las Constituciones provinciales, hubo segunda vuelta”, recordó el exdecano de la FCJS.
Y continuó: “La fórmula del Frejuli, integrada por Carlos Sylvestre Begnis y Oscar Cuello, obtuvo más del 30 por ciento de los votos; mientras que la de Alberto Natale y Mario Verdú (Partido Demócrata Progresista), obtuvo más del 20 por ciento. Fueron a segunda vuelta y triunfó Sylvestre Begnis. Gobernaron la provincia hasta el golpe de Estado de 1976”.
Soledad Mizerniuk / smizerniuk@uno.com.ar
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