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domingo, 30 de agosto de 2015

La crisis de Brasil amenaza a la producción regional

La economista Ana Navarro aseguró que los sectores vinculados a la exportación suman problemas a la difícil situación económica interna.
Expectativas. Navarro dijo que los actores económicos miran a 2016.
La guerra de monedas desatada por la devaluación de China, y el cimbronazo que esto está provocando en las economías del resto del mundo, aparece como una seria amenaza para la Argentina y para la deteriorada salud de las economías regionales, que ya vienen acarreando serios problemas de competitividad por el aumento de costos y la caída de la rentabilidad. “Es difícil prever y pronosticar que va a suceder porque no solo Argentina está en movimiento sino que sus principales socios comerciales como Brasil y China también lo están y no se sabe cuando va a terminar esto”, indicó la economista de Idied Universidad Austral y presidente de la Fundación Banco Municipal, Ana Inés Navarro, quien de todos modos sentenció: “el impacto de la crisis en Brasil sobre la Argentina todavía no está cerrado y en el país todavía no se hizo nada”.

   Para la académica rosarina, la devaluación que también está encarando el principal socio del Mercosur es un llamado de atención para el país, esencialmente por la pérdida de competitividad que acarrea para las economías ligadas a la exportación y con fuerte presencia en la región como las del sector lácteo, cárnico y granaria.

—¿Cuál es la situación que están atravesando las economías regionales vinculadas con la región?

—Esta región tiene algunos sectores sumamente vinculados a las exportaciones, como son el lácteo, el de la carne, el agrícola y sus derivados, sobre todo la industria aceitera. En todos esos frentes hubo políticas públicas que no fueron beneficiosas, desde las retenciones a las exportaciones de los cultivos como maíz y trigo, que en realidad los han penalizado y han extendido el monocultivo de la soja, hasta otras desde el punto de vista del tipo de cambio, que tampoco son beneficiosas en un contexto de una inflación que no hizo otra cosa que crecer, por más que este año esté un poco más baja porque hay poca actividad económica. Entonces, por un lado los costos han subido y por otro, el tipo de cambio está frenado o creciendo lentamente y eso le quita rentabilidad a nuestras principales producciones de exportación. Pero además, hay algunos problemas específicos en lácteos y carnes, con políticas específicas que fueron muy dañinas. Después, está el contexto internacional de caída de precios que se comenzó a dar desde el pico del año 2012 —que fue el último año donde se superaron los valores altos antes de la crisis de 2008— en adelante, donde empezaron a caer ininterrumpidamente. Pero también hay que decir que habían encontrado una especie de meseta, intermedia entre los altísimos precios de 600 dólares la tonelada particularmente en soja y los 100 y pico a finales del siglo pasado, ahora estábamos más cerca de los 300 dólares. Pero sobreviene esta cuestión que algunos definen como guerra de monedas, pero que es la devaluación de China que claramente produce muchísimos efectos, pero uno de ellos es que el dólar se sobrevalúa y trae como consencuencia que el precio de los commodities baja. Ahora se necesitan menos dólares para comprar la misma tonelada de soja. Entonces, a la baja que tenían los precios de los commodities por diversas razones como mayores stocks o demás, se le suma lo cambiario internacional que aporta otro ruido grande. Frente a eso, estas economías de la región, como otras del país, están complicadas. Estuve en Mendoza y hablé con empresarios vitivinícolas y ellos dicen que en este momento sólo salvan los costos. Es decir, están en problemas y algunos sobreviven porque tienen algunos cultivos adicionales que todavía tienen rentabilidad.

—¿Cuál será el impacto de la crisis en Brasil para la región?

—Estamos en un punto de encrucijada, porque en Argentina nos encontramos en una suerte de stand by, no movemos absolutamente nada, mientras que Brasil realmente se está deteriorando no sólo en lo económico sino también en lo político. Entonces, para nosotros realmente el devenir de Brasil es sumamente importante y ese país tiene además una amenza enorme con es la devaluación de China, porque cualquier punto de depreciación de la moneda asiática los impacta ya que ambos compiten en mercdos similares en algunos rubros. Esta situación le quita a Brasil la entrada de divisas, le distorsiona aún más su comercio exterior y cuando tiene su comercio exterior distorsionado tiene mayores incentivos para continuar con la devaluación, algo que es bastante lógico. En realidad, el impacto de la crisis en Brasil sobre la Argentina todavía no está cerrado y acá todavía no se hizo nada.

—¿Todos esperan a 2016 para tomar las decisiones, tanto en el ámbito público como privado?

—Sí, porque en realidad todos saben que en la Argentina va a tener que haber un cambio en política cambiaria y fiscal. Nadie quiere contar cómo lo va a hacer, pero cuando se escuchan las declaraciones de los distintos equipos económicos de los candidatos, todos coinciden en lo que ocurre y en lo que se debe hacer, quizás las discrepancias están en si es más una política de shock o de gradualismo. Y acá hay cuestiones que puedan resolverse más en forma de cimbronazo y eso va a requerir un contrapeso de otras variables. Un poco en eso esta centrada la discusión. Por eso, es difícil prever y pronosticar, porque no solo Argentina está en movimiento sino que sus principales socios comerciales como Brasil y China también lo están y no se sabe cuando va a terminar esto.

—¿Cómo observa la situación del empleo en la región, puede repetirse algo similar a lo que ocurrió en la crisis de 2008/09?

   —Observo que hasta ahora el desempleo no ha crecido. O ha crecido poco. También ha crecido un poco el desaliento, es decir se achicó bastante el número de la gente que busca empleo. Lo que sí se ve es que cae la tasa de empleo, pero no ha subido tanto la tasa de desempleo porque hay menos gente buscando trabajo. Pero también uno observa que despedir a alguien siempre es complejo y desagradable y ocasiona pérdidas a las empresas, porque éstas ponen mucho en su personal, invierten en capacitación, les enseñan. En este contexto las empresas también están observando cómo va a ser el futuro y tratan de retener a su personal. Hoy no hay ninguna legislación que impida despedir o aumente los costos por eso, porque no se ve tendencia a aumentar los despidos. Ahora, esto es como un día a día. Pero por ahora el desempleo está controlado porque las mismas empresas están ante un cambio que no saben como va seguir y esperan para ver y no enfrentar un costo que después les traiga más complicaciones. La expectativa positiva de un cambio es lo que todavía sigue fortaleciendo a la actual economía, que a su vez provoca que no tengamos más problemas económicos de los que tenemos. Es decir, los agentes económicos todavía están pensando en que el futuro va a ser mejor y, por lo tanto, sostienen la situación actual esperando que, al ser mejor, se puedan reacomodar.

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