La rotura del conducto también terminó afectando a las casas ubicadas en J. P. López al 2800. Tras la finalización de los trabajos, desde Assa descartaron que se puedan registrar nuevos inconvenientes.
Diario UNO |
Marta Finos vivió toda su vida en barrio Mayoraz, pero hoy sufre algunas de las consecuencias de las filtraciones que se produjeron en la cañería de ingreso a la estación elevadora de cloacas, ubicada al este de su inmueble. Cuando parte de la vivienda de su vecino, Ángel Peralta, se derrumbó, el arco de la entrada a su casa se rajó. La situación empeoró en el momento en que empezaron los trabajos de refacción de la estación cloacal.
“Cuando empezaron a trabajar con las máquinas se empezó a llevar todo”, asegura la mujer al mismo tiempo que señala con su dedo las rajaduras que sufrió la casa en la que vive en J. P. López al 2800.
Marta era vecina de la familia Peralta, quienes a mediados de 2013 tuvieron que mudarse a una habitación de un hotel por un largo período como consecuencia del derrumbe que se registró en su propiedad. En febrero pasado los Peralta adquirieron una nueva vivienda y pudieron dejar el hotel.
En diálogo con Diario UNO, Ángel Peralta confirmó que desde hace unos meses se mudaron a su nueva casa ubicada en calle Milenio de Polonia al 3000, jurisdicción del barrio República de Los Hornos.
Hoy esa familia asegura que vive con más tranquilidad, ya que pudo retomar el ritmo normal en una casa propia.“Yo era el dueño de los terrenos donde está ubicada la estación de bombeo”, agregó Peralta al mismo tiempo que recalcó que desde hace 19 años mantiene un juicio con la empresa ya que nunca se los pagaron. “Con la casa me va a pasar lo mismo, estos dos años estuve dando vueltas para que me pagaran. Al final arreglé y tengo mi casa de nuevo que era lo principal”, sostuvo.
Hoy los integrantes del grupo familiar están más cómodos, sin embargo aseguró que tuvieron que adquirir todos sus muebles y accesorios nuevos, dada la imposibilidad que tenían en acceder a la que hasta hace dos años fuera su vivienda.
“A lo mejor cuando demuelan pueda entrar a sacar alguna fotografía o algo, quedamos sin nada”, relató Peralta quien no pudo entrar más a su casa por el peligro de derrumbe latente.
El hombre destacó la solidaridad que tuvieron sus vecinos, ya que siempre se contactaron con él cuando detectaron movimientos de algún tipo. “Siempre me llamaron. Por ejemplo, cuando se cayó la pared del frente me avisaron para que vaya. Pero no puedo entrar, voy, miro, saco fotos y nada más”, contó quien hasta hace poco vivió en barrio Mayoraz.
Viviendas lindantes
En tanto, la familia que vive actualmente en la esquina de 9 de Julio y J. P. López tuvo serios inconvenientes en su casa como grandes rajaduras y oscilaciones en sus paredes. Sin embargo, fue el caso de los Peralta lo que puso en alerta a la familia Finos, ya que desde ahí comenzaron a registrar los desperfectos en su vivienda.
“Yo viví acá toda la vida, cuando se cayó acá –afirmó señalando la excasa de los Peralta- tiró la reja, se corrió el techo. Después empezó a moverse todo cuando comenzaron a trabajar con las máquinas y aparecieron las rajaduras”, explicó Marta quien no tiene dudas de que los trabajos hechos sobre la calle colaboraron a afectar la estructura de su casa.
A pesar de esto, la mujer ve el vaso medio lleno de la situación y afirma que ahora gracias a la obra ya no se sienten más los olores. “Por lo menos no se siente más olor, parece que han hecho un buen trabajo”, aseguró la vecina.
Ahora solo resta esperar una respuesta de la empresa para encontrar una solución a los problemas edilicios. “Lo único certero es que vamos a tener que tirar la parte delantera de la casa”, aseguró Finos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario