Según la Secretaría de Salud, "la violencia atraviesa un proceso circular con protagonistas vulnerables que se repiten en el territorio". Municipio y provincia intentan recomponer lazos.
La Capital |
Casi la mitad de las personas asesinadas en parte de 2013 en Rosario ya había sido herida en un hecho anterior. "La violencia atraviesa un proceso circular con protagonistas vulnerables que se repiten en el territorio", explicó la subsecretaria de Salud, Gabriela Quintanilla. En ese marco, municipio y provincia empezaron a aplicar estrategias para cortar esa tendencia y recomponer lazos en los barrios. La intervención contempla incluso aislar de su entorno a jóvenes amenazados. La funcionaria alertó además sobre el aumento en el uso de armas para dirimir conflictos, propio de "una nueva masculinidad, más agresiva".
Según datos oficiales, el 48,8 por ciento de las víctimas de homicidios registrados en la ciudad en el primer semestre del año pasado había tenido antes al menos un ingreso a la guardia de un hospital por heridas de consideración.
De acuerdo a los registros de la Secretaría de Salud, más del 90 por ciento de estas víctimas eran hombres. Y en su mayoría en la franja etaria que va de los 15 a los 36 años y de zonas excluidas.
La estadística municipal también detectó la procedencia geográfica de los asesinados. Las zonas sur y oeste encabezan largamente el listado sobre el resto de los distritos.
Además, las personas que resultaron heridas fueron agredidas a no más de 12 cuadras de su vivienda. Según los operadores territoriales del municipio, esto permite inferir que en el mismo barrio conviven víctimas y victimarios.
Para Quintanilla, el entrecruzamiento de datos "demuestra que la violencia atraviesa en este momento histórico de la ciudad un proceso circular. Esto involucra a protagonistas vulnerables que se repiten, que en muchos casos se conocen y que dirimen a los tiros sus disputas territoriales".
Al respecto, la funcionaria diferenció: "Antes, cuando llegaba un paciente herido a un hospital municipal, se lo atendía, quedaba asentado pero no se indagaba desde lo social las razones de esa situación. Ahora, cuando arriba a una guardia un herido de arma blanca o de arma de fuego, lo vemos como un emergente de un escenario violento más complejo que hay que explorar".
La subsecretaria de Salud trazó un paralelismo, no lineal, entre esos cuadros y un malestar corporal. "Si una persona llega una vez al médico con dolencia cardíaca tal vez no sea visto como algo grave. Pero si hay una segunda y hasta un tercera consulta en poco tiempo, obliga a tomar medidas inmediatas", indicó.
"Con los heridos graves pasa lo mismo. Tenemos que analizar qué pasó, por qué se llegó a esa situación y evitar que se repita antes de que sea demasiado tarde", siguió.
Así, en los hospitales se diseñó un dispositivo full time que se activa ante un caso de herido grave. En tiempo real se entrevista al entorno familiar y en la medida de lo posible a la víctima, para determinar las causas de lo ocurrido. En ese marco, destacó que la complejidad de la situación "exige una intervención estatal interdisciplinaria urgente para cortar esta tendencia tan peligrosa".
En ese sentido, Quintanilla precisó: "Los equipos de la provincia y el municipio han comenzado hace un tiempo a efectuar un fuerte trabajo con las áreas sociales, educativas y de salud en los territorios más vulnerables de Rosario".
"El primer paso —continuó—es aplicar un esquema que frene las actividades vinculadas a una trama socioeconómica ilegal. Y una segunda etapa apunta a recomponer lazos intrafamiliares, con las instituciones y el resto del barrio, alejado de los conflictos".
Quintanilla apuntó la importancia de "ofrecerle a la víctima un nuevo rumbo, como puede ser capacitarlo en algún oficio para facilitarle una salida laboral, actividades culturales y deportivas".
De hecho, el año pasado la Intendencia capacitó a 320 jóvenes vulnerables con un seguimiento "puerta a puerta". Y quiere hacer lo propio junto a la provincia con unos dos mil más este año.
Sin embargo, en determinadas situaciones extremas, se sugiere aislar al joven de su entorno. A otro barrio o hasta fuera de la ciudad para preservarlo.
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