Es uno de los barrios más grandes de la ciudad. De las viejas y profundas cavas a la actualidad.
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Es un barrio en el cual aún se observan en las tardes soleadas los sillones en la vereda, chicos jugando en las plazas y una constante movilización de personas a lo largo de todo el día. Hay almacenes que acumulan años de historias y anécdotas; y carniceros, verduleros y peluqueros que podrían escribir novelas hilvanando los relatos de la vecindad.
Sus pobladores originarios comenzaron a radicarse en la década del 10, y la fabricación de ladrillos era su principal ocupación. Muchos empezaron a levantar casas con chapas arrimadas al mismo horno donde trabajaban. Esta actividad le fue restando tierras al paraje y quedaron formadas siete cavas intercomunicadas. La profundidad de las mismas copiaba el formato de pequeñas barrancas, dando lugar al nombre del barrio: Barranquitas.
Toda la zona se asemejaba a un gran campo, en el cual antes de la llegada de los primeros pobladores, había muchas vacas y se vendía leche en jarros. Podían contarse sólo algunas construcciones precarias y sembradíos de quintas de hortalizas y árboles frutales, entre las que cabe mencionarse aquella que pertenecía al Convento de las Carmelitas Descalzas.
Hacia 1920, López y Planes estaba empedrada en la mano oeste y en la este corrían los rieles del tranvía de las líneas 3 y 5. Esta avenida llevaba el nombre de Camino al matadero, existían muy pocas viviendas y las calles no estaban marcadas tal como pueden verse hoy.
Hacia 1930, ya desaparecidos los hornos de ladrillos, quedaron conformadas tres inmensas cavas, una de ellas ubicada en la intersección de las calles Francia y Domingo Silva, donde hoy se emplaza la escuela Nuestra Señora de Fátima, la Capilla Santa María Goretti y la sede de la vecinal Pro Adelanto del barrio Barranquitas, llamada la “ciénaga”. Otra se emplazaba en Juan del Campillo entre Francia y Saavedra, lugar que hoy ocupa la plaza Amalia Mablioni de Rebeck; y la tercera,formada por Francia, Córdoba, Saavedra e Iturraspe,calle que los días de lluvia parecía desaparecer pues el nivel de agua la tapaba y conectaba las cavas entre sí.
En 1939, se fundó el Club Quilmes en 4 de Enero al 4100. En 1941, se creó el Bochas Club El Litoral en calle Córdoba al 3300, ubicado hoy en Pedro Zenteno al 3400. En 1944 se trasladó el Club Atlético Unión a su actual emplazamiento en avenida López y Planes.
En 1946, Juan Doello, un vecino del barrio, perdió la vida por tifus, debido al elevado grado de contaminación que existía en las aguas de las cavas. Además del bacilo del tifus, ratas y otras alimañas llegaban al lugar a través de los camalotes que se acercaban traídos por la corriente.
Movilizados por la situación, un grupo de vecinos comenzó a reunirse con la intención de constituir una sociedad vecinal. Se fundó el 17 de octubre de 1946, con una comisión directiva encabezada por don Nicolás Gentile. Entre ese año y el siguiente se construyó una casa bomba con el fin de extraer el agua de las cavas a través de zanjas abiertas, que desembocaban en el río Salado. Estas bombas en algunos casos eran provistas por la Arrocera de Fraga
En 1954, tras intensas gestiones de la vecinal, se comenzaron a rellenar las cavas con tierra proveniente del desagüe construido entre Candioti y Recreo hasta Monte Vera, y se inició el barrido de las calles de la ciudad. Otra de las cavas se rellenó con la tierra extraída para la construcción de la pileta del Club Atlético Unión. Los propios pobladores acompañaban a los carros de basura asegurándose que la misma llegara a destino.
En 1973, el presidente de la vecinal en ese entonces, don Higinio Veiga, fue elegido concejal y ocupó el cargo de vicepresidente primero.Durante su gestión, procuró al barrio 16 viviendas, obra realizada por el municipio, que en ese momento estaba gobernado por Adán Campagnolo. Las viviendas fueron sorteadas en la sede de la vecinal y luego los vecinos las fueron pagando por mes.
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